Para los agudos observadores de la cosa pública provincial, quedó más que claro a qué vino el jefazo nacional tricolor, Enrique Ochoa Reza, el sábado pasado. Por una parte, don Enrique dijo vehementemente que en la Capirucha del Esmog no dejarían solo al gober Rubén, con todo y las dudas que persisten sobre la deuda que le heredó su hermano el Profe Moreira I y las recientes revelaciones de los enjuagues con empresas “fantasma”. Por la otra, Ochoa vino a calmar las aguas luego de que los suspirantes priistas a la gubernatura se han multiplicado como los panes y los peces del Nazareno, así como las quejas al interior del partido relacionadas con que hasta ahora el piso no ha estado muy parejo que digamos para todos los calefactos.
Para ello, el pastor de los priistas dijo que se va a realizar una consulta pública, es decir, que cualquier ciudadano mayor de edad con credencial para votar podrá participar en la selección del candidato. Y, además, dijo que -ahora sí- el piso va a ser parejo para todos los aspirinos. Pero más allá de los mensajes evidentes, los subagentes disfrazados de banderines tricolores reportan que en el encuentro realizado en el Coliseo Centenario de Torreón, los mejores sitios fueron ocupados por las personas allegadas a don Rubén y al alcalde don Miguel. Ahí se pudo observar a los directores del ayuntamiento de Torreón echando porras junto con gente del equipo del alcalde de Madero, David Flores, de quien dicen es el brazo derecho de don Miguel en el resto de la Comarca Lagunera. Lo que llamó poderosamente la atención fue la ausencia en el recinto de prácticamente todos los demás calefactos priistas. Dicen los subagentes que esto se debió a que los encargados de hacer la convocatoria fueron empleados de la estructura del gobierno estatal y que, ups, se les olvidó invitar a los priistas no moreiristas. A pesar de ello y contrario a lo que se esperaba, los riquelmistas se abstuvieron de manifestar abiertamente el apoyo a su gallo y optaron por sólo hacer montón, en una sutil demostración de músculo. Dicen los que saben que aunque con el método de consulta pública se abren un poco las posibilidades a los suspirantes que no forman parte del moreirismo, la forma en como se dio la visita de don Enrique no dejan mucho espacio para su optimismo. Prueba es que luego del anuncio han guardado un silencio sepulcral. ¿Estarán velando armas?
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Y ya entrados en gastos con el líder nacional de los priistas, Ochoa Reza está teniendo una semana bastante movidita e interesante. El lunes inició con un debate en el noticiero matutino de Carlos Loret de Mola en el que también participaron el pastor nacional del PAN, Ricardo Anaya, y la dirigente del PRD, Alejandra Barrales. El encuentro fue prácticamente un dos contra uno, pero el intercambio más duro de golpes se dio entre el priista y el panista con una clara ventaja para éste, quien no tuvo reparo en descargar toda la batería contra su oponente. Uno de los momentos más álgidos tuvo que ver con la provincia coahuilense y fue precisamente cuando don Ricardo le reprochó a don Enrique haberle dado un espaldarazo al gober Rubén en su visita a Torreón, en vez de asumir la misma postura que con el trío maravilla del priismo, o sea, los Duarte, Javier y César, y Roberto Borge, ejemplos del “Nuevo PRI” en palabras del propio preciso Peña Nieto. Para Anaya, el que Ochoa apoye al mandatario coahuilense significa que todo lo que está haciendo el CEN del PRI es lo más parecido a un show. Lo curioso es que el jefazo tricolor no respondió al señalamiento y evitó hablar del caso Coahuila. Para los que le entienden a esto de la política, el que Ochoa Reza haya optado por no defender a los hermanos que han gobernado la entidad durante una década, refleja que si bien la apuesta es jugársela con el actual régimen en la elección de 2017, no se siente muy cómodo con el tema. Tampoco es que al CEN del PRI le quede mucho margen de maniobra, ya que los comicios están prácticamente a la vuelta de la esquina. Prueba de esta apuesta es que ayer Ochoa Reza nombró al equipo con el que va a trabajar para tratar de conservar las gubernaturas del Estado de México, Coahuila y Nayarit, y dentro de él figura la primera dama coahuilense, Carolina Viggiano Austria. La también diputada federal quedó a cargo de la secretaría de asuntos jurídicos, puesto que le viene de perlas a don Rubén, por si se ofrece alguna asesoría.
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Aunque han tardado en reaccionar, los priistas coahuilenses liderados por Verónica Martínez no están dispuestos a quedarse cruzados de brazos frente a los movimientos que han venido haciendo los suspirantes panistas con la guerra de espectaculares que han invadido varias ciudades de la provincia. La primera ofensiva del comité estatal tricolor está en el tenor de lo advertido por la dirigencia nacional, es decir, que se tratan de actos anticipados de campaña, por más que usen portadas de revista o promociones turísticas para “esconder” la propaganda. Pero la segunda ofensiva viene más subida de tono. El PRI de Coahuila ha comenzado a enviar comunicados en donde cuestionan el derroche de recursos por parte del senador y suspirante Luis Fernando Salazar en voz de Jesús Berino, secretario general del tricolor estatal, y del regidor priista saltillense, Abraham Tobías. Pero fue este último quien se aventó el golpe más temerario al sugerir que los 1.2 millones de pesillos que dicen le costaron a don Luis sus 72 espectaculares colocados con el pretexto de su informe legislativo pudieran provenir del “lavado de dinero”. ¡Zaz! Claro que don Abraham no presentó prueba alguna, ya que está en pleno ejercicio de ese deporte tan gustado por los políticos que es el sospechosismo. Tal vez también el PRI debería empezar a cuestionar de dónde salieron los recursos para los espectaculares del diputado federal Jericó Abramo Masso. En fin, con estos primeros dardos envenenados se observa por dónde van a ir las campañas negras de ahora en adelante en el marco de lo que se espera que sea la madre de todas las batallas. O sea que seguramente van a aventar la inmundicia al ventilador y todos saldrán salpicados. Habrá que ver quiénes más y quiénes menos.
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En medio de este golpeteo y ya encarrerados a la meta por la candidatura, los subagentes disfrazados de matracas azules comentan que los suspirantes del PAN se están preparando para tener una reunión en el mismísimo CEN encabezado por Ricardo Anaya, allá en la Capirucha del Esmog, el viernes próximo. Dicen que en dicha reunión se definirán las bases sobre las cuales se escogerá al candidato a la gubernatura. Incluso se habla de que se seleccionará a la empresa encuestadora que medirá la “competitividad” de los calefactos de cara al electorado. En teoría -y decimos en teoría porque con el PAN nunca se sabe- con los detalles que se pongan sobre la mesa debe quedar claro para todos los contendientes cómo se seleccionará al mejor gallo. No obstante, existen las dudas de algunos que ven que el favoritismo de don Ricardo es muy marcado hacia el senador Salazar y que Guillermo Anaya, otro de los aspirinos, sigue sin soltar la rienda del comité estatal blanquiazul. Si a esto se le suma que quien impulsa al alcalde de Saltillo, Isidro López, es el expreciso Calderón, pues no nos extrañe que este ejercicio de unidad termine en todos agarrados de las greñas, como suele ocurrir entre los panistas.
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Cada vez son más -y más sonoras- las voces que se suman a cuestionar la forma en que se está manejando el sistema de presas del río Nazas. Y es que además de productores, exlegisladores y ciudadanos conocedores del tema, técnicos que han trabajado en la Conagua consideran que no era necesaria una segunda avenida del Padre Nazas. Las críticas han comenzado a ser dirigidas hacia quien, a decir de varios, no ha mostrado hasta ahora las tablas para estar al frente de la Dirección de Cuencas Centrales del Norte. Y es que Ricardo Álvarez no es precisamente un erudito en la materia, ya que es contador público y hasta antes de ocupar el cargo no contaba con experiencia alguna en los asuntos del agua. Cabe recordar que don Ricardo fue funcionario en los tiempos del Profe Humberto, cuando ejerció como auditor del Congreso local. Los críticos y criticones ven que lo que don Ricardo está haciendo es desperdiciar el agua, ya que la presa Lázaro Cárdenas tiene aún capacidad para soportar volúmenes superiores al famoso NAMO, que es el nivel ordinario. Además, los productores están molestos porque no se han reparado los canales secundarios ni el sifón que pasa por el lecho del río y temen que cuando lleguen los meses del ciclo agrícola, se vayan a quedar sin agua para regar sus parcelas en Madero y San Pedro. O sea que la cosa se le está poniendo difícil al director regional de la Conagua.