Las últimas dos semanas han ofrecido una probadita de lo que en este espacio se adelantó en misivas anteriores: que la elección de junio de 2017 en Coahuila será la madre de todas la batallas y que los equipos participantes están en el ánimo de que todo se vale, como en la guerra y el amor. Así lo deja ver el hecho de que ni siquiera las precampañas oficiales han comenzado y ya empezaron a lanzarse misiles en forma de denuncias penales. El principal motivo de enfrentamiento en esta etapa de la guerra son los famosos espectaculares de mensajes engañosos que han aparecido en varias ciudades de la provincia y que, según orden del INE, deberán ser retirados en los próximos días.Pero llama la atención que aunque son tres los suspirantes panistas que aparecen en esos anuncios, Guillermo Anaya, Isidro López y Luis Fernando Salazar, sea éste ultimo contra quien los priistas han apuntado sus baterías más pesadas.
Tanto así que el senador ya acumula tres denuncias presentadas por el PRI y sus partidos comparsa. Tampoco se puede dejar de lado que estas querellas se presentan luego de que don Luis encabezara una contra el gobierno de Rubén Moreira por el asunto de las empresas “fantasma”, lo cual pudiera explicar el hecho de que las huestes tricolores se hayan enfocado por ahora en el senador suspirante. Claro que éste no ha tardado en intentar darle la vuelta al embate argumentando que si lo están atacando tanto es porque “le tienen miedo” en el PRI... un miedo que, dicen algunos maldicientes, no le tienen a don Memo, curiosamente. ¿Por qué será?
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Pero ya que hablamos de golpes revertidos, quien hizo lo propio fue don Rubén con la denuncia pública del presunto enjuague de firmas “fantasma” que cobraron hasta 160 millones de pesillos por servicios dudosos. Y es que aunque se tardó más de una semana en fijar una postura clara sobre el tema, el mandamás provincial aplicó la misma estrategia que ya ha usado en embates anteriores, cuando se le ha cuestionado, por ejemplo, problemas como el de los desaparecidos. Como recordará usted, memorioso lector, en este asunto endosó a los empresarios la responsabilidad económica cuando haya trabajadores víctimas de una desaparición forzada. Pues bien, ahora don Rubén le dio la vuelta a la tortilla y, como si el problema de los contratos con empresas “fantasma” fuera sólo de éstas y no de quien les da chamba en condiciones sospechosas, planteó que de ahora en adelante las compañías que quieran ser proveedoras del gobierno tendrán que presentar casi hasta la fe de bautismo de los propietarios. La reacción de los ipecos no se hizo esperar, quienes además de ver en esto un intento por sacarle la vuelta al asunto medular, temen que les vayan a subir los requisitos, lo cual terminaría por inhibir el desarrollo económico. De cualquier forma, esta medida anunciada está en consonancia con la postura del preciso Peña Nieto, que hace unos días dijo que nadie se salva de la corrupción y que, por eso, nadie puede arrojar la primera piedra. Ahora sí que como dijo el payaso filósofo posmoderno de la televisión, o sea, Brozo: Óooorale.
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Cuentan que por más que parezca que nada se mueve en el truculento caso del empresario oriundo de La Laguna y “hospedado” en una prisión española, el “Mono” Muñoz, lo cierto es que en los últimos días se han reportado avances pero de forma muy discreta. Según nuestros subagentes disfrazados de correveidiles de agentes consulares, la tremenda Audiencia Nacional y la Fiscalía de la madre patria dieron el visto bueno para que los agentes del Tío Sam interroguen al empresario gasolinero que tiene un proceso de extradición pendiente, ya que los gringos buscan llevarlo a su tierra para procesarlo por las seis causas que dicen tener en su contra, entre ellas el lavado de dinero. El hecho cobra relevancia ya que el caso del está vinculado con el del profe bailarín, mejor conocido como “El Improcesable”, de quien se dice que los fiscales estadounidenses están armando el expediente para acusarlo formalmente, cosa que hasta ahora no ha ocurrido. Según los subagentes, ya sólo es cuestión de que se integren a la carpeta algunas pruebas sobre transacciones presuntamente ilícitas para que sea requerido el exgobernador de esta provincia. Pero dicen que el proceso contra Muñoz no sólo compromete a personajes de la pasada administración estatal, sino que también pudiera embarrar a aquellos integrantes que sobrevivieron el cambio fraternal y siguen cobrando en la sagrada nómina de la actual, motivo por el cual, dicen, dichos personajes no pisan tierras allende el río Bravo.
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Quienes acaban de dar un excelente ejemplo de cómo se resuelven las cosas en este país de folletín, luego de regarla -literalmente- una y otra vez, fueron las autoridades de la Comisión Nacional del Agua. Resulta que, como se ha venido diciendo, el manejo del sistema de presas de la región ha sido cuestionado seriamente por propios y extraños a raíz de las avenidas del río Nazas este año. Primero, dicen los quejosos, la oficina regional de Conagua que encabeza Ricardo Álvarez se equivocó en la forma en la que manejó los tiempos y los gastos en la descarga de finales de agosto, situación que derivó en daños por arriba de los 200 millones de pesillos a ambos lados del río. Luego, sin que fuera necesario, a decir de los inconformes, don Ricardo decidió abrir las compuertas, ahora de la Lázaro Cárdenas, por considerar que el volumen NAMO superior al 100 por ciento representaba un peligro. Los productores, enojados, se dejaron ir a la Capirucha del Esmog para exponer las pifias y denunciar que el agua se estaba “desperdiciando”. Y aquí es donde quienes encabezan el Comité Técnico de la Conagua a nivel nacional dieron una cátedra de eso que llamamos “el modo mexicano de resolver los problemas”. Excelsamente resolvieron que si el problema era, por una parte, que se estaba “tirando” el agua y, por la otra, la presa estaba rebasada en su capacidad NAMO, pues la solución es subirle unas tres rayitas a este último nivel. Sí, la capacidad ordinaria de la Lázaro Cárdenas aumentó de la noche a la mañana y casi por arte de magia en 9.9 por ciento, con lo cual, milagrosamente, el embalse dejó de estar por encima del nivel máximo permitido y, por lo tanto, de representar un riesgo. Aquí todos nos ponemos de pie, nos quitamos el sombrero, aplaudimos y decimos al unísono: ¡magazos!
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Pero también en las calles se puede encontrar este tipo de “detalles” a la mexicana. Por ejemplo, el puente Mieleras-Tecnológico recién inaugurado. Y no es que haya algún problema con la obra en sí, la cual se observa de buena calidad a simple vista, sino más bien con los tiempos de apertura de la misma. El paso superior fue abierto a la circulación mientras un segundo puente continúa en construcción. Debido a ello, el puente Mieleras-Tecnológico deberá ser circulado por los automovilistas sólo por un carril, en lo que concluyen la segunda obra, en donde hay una desviación que anula las ventajas obtenidas por el paso inaugurado en cuanto a tiempo y comodidad. Hay una región del planeta a la que le llaman Tercer Mundo.
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Como que la buena química no es una de las características de la relación entre las autoridades municipales de Gómez Palacio y el Mando Especial de La Laguna. Y es que a diferencia de la gestión anterior, cuando se formó el llamado Grupo de Coordinación con el Mando Especial, integrado por directores municipales y a cuyas reuniones semanales se sumaron después corporaciones como la Policía Estatal y hasta -oh, sorpresa- la Vicefiscalía, en lo que va de la administración de Leticia Herrera solo se ha efectuado una reunión de seguimiento, en la que, por cierto, no se dieron a conocer cifras de los delitos debido a la ausencia del coordinador del Mando Especial, el general Juan Manuel Díaz. Como usted sabe, enterado lector, en dichas reuniones se exponían las estadísticas delictivas y las contingencias relacionadas con fenómenos climatológicos, además de que se daba un seguimiento a cada uno de esos temas y se acordaban las medidas para atacar los ilícitos que presentaban, aunque usted lo no crea, una alta incidencia. Y este desencuentro se da a pesar de que el director de Seguridad Pública, Ricardo Fontecilla, declaró que se trataba de reuniones muy comprometidas y aseguró que tendrían el seguimiento necesario. Pero algo pasó y por lo menos ya se perdió la constancia que había. Otro aspecto en que se notó el, digamos, distanciamiento, fue el paso del agua por el río Nazas, pues durante la primera avenida extraordinaria el apoyo con presencia militar se dio desde el primer momento y permaneció todo ese tiempo como parte del trabajo coordinado con las corporaciones y dependencias municipales para prevenir accidentes, una situación que no se ocurrió en la segunda avenida que duró cuatro días. ¿Qué estará pasando?
