Como lo habían anticipado nuestros subagentes disfrazados de operadores de campañas adelantadas, el proceso electoral en Coahuila arrancó con todo. Y cuando decimos todo nos referimos a: denuncias, impugnaciones, propaganda disfrazada, acusaciones, falsas banderas, engaños y demás cosillas que se dan en ese curioso deporte que es la política mexicana. Pero en medio del ruido y pirotecnia de los suspirantes y partidos respectivos, las estrategias iniciales de cada uno de los equipos han quedado en evidencia desde el primer día. Por el Partido Acción Nacional, hay dos corrientes claras: la de los rudos, encabezados por el senador Luis Fernando Salazar, que ha sido el más consistente a la hora de soltar los golpes contra el moreirismo en sus dos versiones.
Ayer mismo arremetió -otra vez- contra el gober Rubén por el asunto de las empresas “fantasma” y una de sus principales colaboradoras, María Esther Monsiváis; y la de los técnicos, de los cuales sobresale el exdiputado federal Guillermo Anaya, quien algunas veces lanza algunos dardos no tan envenenados y otras prefiere mantener un perfil digamos menos problemático, incluso tendiendo algunos puentes con el poder estatal, lo que le ha valido ser blanco del famoso fuego amigo. Dicen los que saben que de entre ellos dos saldrá el candidato blanquiazul a la gubernatura, aunque hay quienes no descartan un cierre espectacular del alcalde de Saltillo, Isidro López, respaldado por el expreciso Felipe Calderón y que en estos momentos anda más preocupado por deshacerse de las salpicaduras por el espeluznante caso del “Mono” Muñoz, de quien por cierto sigue saliendo información sobre sus presuntos vínculos con la clase política coahuilense, sobre todo priista, y ahora se le señala como uno de los consentidos del sexenio del Profe de la Deuda. Del “Hooligan” Salazar se dice que mantendrá el ritmo de boxeo con miras a convertirse en la némesis del moreirato y, por tanto, parecer la única opción de real alternancia, bajo el respaldo del jefe nacional Ricardo Anaya. De don Memo, se comenta que poco a poco irá subiendo el tono a su nivel de exposición, pero que será cuidadoso para que no se le abran antiguos expedientes algo pesados de su administración municipal o de cuando era primer compadre de la nación, amparado en el cobijo del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle. Detrás de ellos, el dirigente estatal Bernardo González ha iniciado la cuenta regresiva de lo que él dice será el fin del régimen, que ya va para 12 años en el estado. Por cierto, quien lleva varios meses muy calladito es el jefe de la bancada del PAN en el Congreso local, Jesús de León, fiel escudero de Guillermo Anaya. ¿Por qué será?
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Del otro lado está el PRI, que siendo el partido en el poder es el rival a vencer. Los subagentes comentan que la estrategia del tricolor se ha construido para manejar dos caras, una visible y la otra no tanto. Por una parte, han comenzado a manejar un discurso público aparentemente moderado y en el sentido de privilegiar lo que consideran “la propuesta” y los presuntos logros alcanzados hasta ahora en materia de seguridad y empleo, principalmente. Es el mensaje que el alcalde de Torreón Miguel Riquelme dio ayer, el cual aderezó con la frase de no “dejarse llevar por el marketing” (a ver si atiende a la sugerencia cuando dé su informe de gobierno, pensarán los maldicientes). Y la jefa estatal del PRI, Verónica Martínez, en su discurso de ayer en la sesión del Instituto Electoral estableció la tónica que seguirá su partido al asegurar que los partidos de oposición prefieren el descrédito ya que carecen de propuesta. Pero por debajo del agua la artillería tricolor ha comenzado a sonar con misiles dirigidos a quienes consideran los posibles rivales más peligrosos, es decir, Salazar y López. Y es que la campaña negra contra ambos personajes se ha activado desde hace algunas semanas y todo indica que va a subir de tono conforme avance el proceso de selección de candidatos. Por otra parte, aunque el PRI se jacta de ser un partido disciplinado y unido, en contraste con la historia reciente del PAN, en esta ocasión luce más dividido que nunca. Y esto se refleja en la gran cantidad de tiradores que quieren participar en la contienda interna además del considerado como el delfín, es decir, don Miguel. Al edil torreonense le quieren dar pelea los diputados federales Jericó Abramo Masso y Javier Guerrero, y la senadora Hilda Flores, aunque dicen los conocedores que el primero, que también fue alcalde de Saltillo, tiene posibilidades de dar la sorpresa ya que cuenta con el apoyo de los martinistas. Habrá que ver si el proceso interno no termina siendo un bonito show para disfrazar de democrático el dedazo que ya se asoma, o si en realidad, como dijo don Rubén, todos conocen la música con la cual se debe bailar. El detalle es que omitió decir quién pagó los músicos.
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Algo extraño está ocurriendo en las calles de Torreón y no nos referimos precisamente a los baches que con todo y plan de pavimentación siguen proliferando en el golpeado asfalto citadino, sino a las labores que desde hace algunos días están desempeñando unidades del Heroico Cuerpo de Bomberos. Resulta que se ha visto a dichos vehículos en tareas que no corresponden a su función original, como lo es la atención de llamadas de auxilio por incendios o accidentes. En vías como el bulevar Independencia o la autopista Torreón-San Pedro, personal que se supone trabaja en el ayuntamiento usa las escaleras de los bomberos para hacer algo que parece ser una reparación en arbotantes del sistema de alumbrado público de la ciudad. Esto no resultaría extraño si el servicio no estuviera concesionado a una empresa privada a la cual se le pagarán casi 3,000 millones de pesillos por hacerse cargo también del mantenimiento de las luminarias, al menos en teoría. La reacción del ayuntamiento ante la crítica fue, claro, negar que se trate de una ayudadita a la empresa en la labor de reparación de lámparas, sino más bien de dar un ajuste a las cámaras de videovigilancia que hay en algunos postes. Lo curioso es que a veces los empleados están haciendo sus trabajos a una altura superior a la de los aparatos mencionados, tal vez sólo revisando que los foquitos funcionen bien. No vaya a ser.
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La alcaldesa de Gómez Palacio, Leticia Herrera, fue quien más porras y gritos de ánimo lanzó al boxeador Cristian Mijares durante la pelea que sostuvo contra su retador, el japonés Shohei Kawashima el sábado pasado en el palenque Vicente Fernández de la Expo Feria. Doña Lety estuvo acompañada por el gobernador de Durango, José Aispuro Torres; el diputado local, Sergio Uribe y el subsecretario de Gobierno en La Laguna, Manuel Ramos entre otros colaboradores del mandatario estatal. Quienes presenciaron el encuentro boxístico fueron testigos también de todo el apoyo que Leticia Herrera trataba de infundir al gomezpalatino para que le echara ganas y conectara algún puñetazo a su rival, como el “estás en tu casa” que a cada momento le refería a gritos la alcaldesa. Fueron tantos los gritos de apoyo que Leticia Herrera apenas si pudo hablar durante la entrega de apoyos del programa Prospera que el lunes pasado se desarrolló en la presidencia municipal, a la cual también acudió el gobernador Aispuro. Por cierto, no faltó quienes criticaron a ambos gobernantes por subirse al ring después de la pelea y acompañar en su festejo de victoria al boxeador Mijares. De este se dijo que no se sabe si al oír la enjundia de la alcaldesa le daban más miedo los golpes del adversario o la decepción de doña Lety en caso de perder el encuentro.
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A un mes y medio del cambio del gobierno estatal, los abogados de La Laguna de Durango, siguen a la espera de cambios reales y efectivos en la Vicefiscalía de la Región Laguna Durango, para terminar con lo que consideran una serie de vicios por parte de algunos malos elementos del Ministerio Público y de la Dirección Estatal de Investigación. Los abogados litigantes destacaron que se les hizo una eternidad el tiempo que permaneció al frente el anterior Vicefiscal, Gerardo Salazar Mejorado, que dejaba hacer y dejaba pasar las anomalías existentes, como dejar carpetas y carpetas de las denuncias por diferentes delitos sin mover una sola hoja durante meses o años, aunado a situaciones “extrañas”, por decirlo de un modo decente, como el dejar libre a una mujer denunciada por fraude, o detener a personas y luego pedirles dinero para que recuperaran su libertad, sin importar si cometieron o no algún delito. Todo parece indicar que con el cambio de gobierno, de tricolor a pintado de azul, no hay intenciones, al menos hasta el momento, de mejorar en la procuración de la justicia.
