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Vidas fracturadas por la violencia

EN GUERRERO LAS PERSONAS VIVEN CON MIEDO POR LA INSEGURIDAD

Cotidiano. En Acapulco, en enero, la SSP registró 64 homicidios.

Cotidiano. En Acapulco, en enero, la SSP registró 64 homicidios.

AGENCIAS

El miedo que genera el crimen organizado en Guerrero persigue a múltiples sectores de la población, quienes a diario viven entre homicidios, extorsiones y amenazas.

Son las tres de la mañana. Romualdo no concilia el sueño. Se levanta, se vuelve a acostar. Desde la esquina de su habitación ve a su esposa descansar profundamente. Él vive sus días intranquilo. Tampoco le da hambre ni ganas de reír. Lleva meses sintiéndose así, como si algo le oprimiera el pecho.

De sus 57 años de edad ha dedicado 32 a la docencia. Los últimos 10 los ha pasado en un plantel de Ciudad Renacimiento, en la zona conurbada del puerto, donde es subdirector. La preocupación le apagó las ganas de estar en su trabajo, que fue su pasión. El acoso de grupos del crimen organizado dedicados a extorsionar, secuestrar y amedrentar a profesionales de la educación lo tiene nervioso. Mal.

Hace poco llegó a la escuela en su vehículo, pasando por el bulevar Vicente Guerrero, que divide Ciudad Renacimiento de la colonia Emiliano Zapata. Desde que iba entrando al cruce sintió que el corazón le latía más fuerte; por esa zona han ocurrido muchas atrocidades, explica. Ya en el plantel, el vigilante le extendió un papel. Lo llevó un hombre armado y era para él: "Bájele", se leía.

Romualdo prefirió no informar a la Fiscalía General del Estado (FGE). No era la primera ocasión que cerca de la zona padecían eventos de esa naturaleza. Presuntos delincuentes han llamado por teléfono y solicitan hablar con el director, pero siempre cuelgan. En 2012 un maestro fue secuestrado, "por poco y no se salva". Tuvieron que juntar medio millón de pesos para pagar el rescate.

En colonias como La Postal, Jardín Azteca, Simón Bolívar, Sector 6 y El Coloso, el cierre de escuelas por inseguridad y amenazas directas a docentes son comunes. Diciembre de 2014 cerró con más de 100 escuelas sin clases porque grupos delictivos pedían cuotas. Una madre dejó de llevar a sus hijos a la escuela Simón Bolívar porque criminales pedían 30 pesos semanales para la "protección" de cada uno.

A finales de 2014 la medida de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) fue resguardar las escuelas con policías federales, estatales y militares. En ese año hubo 19 secuestros a docentes, para mediados de 2015 se contabilizaron 21 maestros asesinados, gremio que junto al de comerciantes, transportistas y del ramo tortillero han denunciado ser blanco de delitos.

Romualdo está intranquilo porque no sabe en qué momento lo dejará de respetar la delincuencia organizada. "No tienen palabra de honor". Los padres de sus alumnos en ocasiones conocen a esos grupos o trabajan con ellos, empiezan a resolver sus inconformidades con amenazas. Algunos viven en colonias a las que llaman "la frontera", donde los niveles de pobreza orillan a la gente al crimen.

La SEG informó a inicios de febrero que ya no hay escuelas cerradas en Acapulco. El problema que parecía exclusivo del puerto se extendió a la Tierra Caliente, Chilapa y Zitlala, municipios de la región centro. El secretario de Educación, José Luis González, admitió que son 35 las escuelas sin actividad desde la segunda semana de enero; 27 de la región calentana.

Romualdo cuenta los días para jubilarse, un trámite que no ha podido completar por el burocratismo. Quiere retirarse antes de que le ocurra algo. Necesita dormir tranquilo. Ya no quiere repetir su rutina a las 3:00 de la mañana. Vive con cuidado, pero calmado porque no debe nada.

En Acapulco, en enero, la SSP registró 64 homicidios, 10 % de los asesinatos por arma de fuego que la Secretaría de Gobernación (Segob) contó durante todo el año pasado, 642. El puerto sigue a la vanguardia con la tasa más alta de homicidios: casi tres muertos al día. Hasta el sábado pasado, de acuerdo con conteos periodísticos, se habían registrado 130 muertos.

'Arcelia es pueblo fantasma'

"A mí me invitó un primo. Era una boda doble. Iba a haber baile. Se casaron dos hermanos de la comunidad de La Palma, a media hora de Arcelia, al parecer con muchachas de aquí del municipio. Fui con amigos y vecinos de mi colonia, El Progreso. Yo me adelanté. Llegué a la fiesta como a las 3:30 y nos tocó en el camino ver a los policías federales. Vimos todo normal. Nunca esperamos que fuera a pasar eso".

Habla un sobreviviente del rapto de 22 personas que ocurrió el 9 de enero en un camino de terracería que lleva a la comunidad de El Palmar, donde el grupo de El Tequilero, una célula escindida de La Familia Michoacana que opera en la región calentana -según la FGE, una de las 50 que hay en Guerrero- se los llevó, al igual que a cinco maestros de Ajuchitlán de El Progreso.

Después de media hora de espera, a Calixto le cambió la vida. Vio que no llegaba mucha gente y se empezó a preocupar. A los pocos minutos entró un familiar y le advirtió: "Se están llevando a más gente, la están matando". Como pudo, se paró de la mesa que aún conservaba los manteles intactos. Se refugió. Pasaron cuatro horas para que se pudiera ir.

"No pudimos hacer nada. No había señal telefónica, no podíamos ir a ver qué pasaba, todo sucedió a sólo unos metros. La gente estaba muy asustada, todavía más cuando llegaron en una camioneta hombres armados", narra. Se acordó de las patrullas de los federales. Ojalá hubieran ayudado a su familia y a los demás. "No hicieron nada: ¡Pensamos que están con ellos!"

Ese día 9, mataron a su sobrino, que era un taxista, junto a otro chofer y les quemaron sus unidades. Al día siguiente un comerciante amaneció muerto en ese lugar. Calixto desconoce por qué a ellos, por qué a su sobrino; el joven de 20 años tenía 15 días como taxista, se vino de Morelos porque se separó de la mamá de su hija que aún no cumple un año de edad. Seis días después Calixto fue a recoger a otros dos allegados raptados con 20 más. Aunque esas horas fueron un calvario para su familia, ellos sí pudieron abrazarlos, de esos secuestros, el de los maestros ocurrido el 11 de enero, hubo dos muertos. La liberación fue en comunidades de San Miguel Totolapan, municipio considerado por la SSP el más peligroso de los nueve que componen la región.

"Es un pánico que se vive después de que surgieron estos hechos. No es el Arcelia que era antes. A las ocho, nueve de la noche en las calles no hay nadie. En la noche es un pueblo fantasma", completa el relato otro familiar que recuperó a su hijo secuestrado y que por el mismo miedo prefiere pasar por anónimo.

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Escrito en: Inseguridad Guerrero

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