"Los momentos de crisis no son para renunciar".
Miguel Ángel Osorio Chong
No es común que un secretario de hacienda renuncie en vísperas de la presentación del presupuesto. Más difícil es pensar que Luis Videgaray haya dejado el cargo en este momento de crisis.
Videgaray no ha sido un miembro más del gabinete, sino la verdadera eminencia gris de este gobierno. Quienes son cercanos a este grupo han señalado en innumerables ocasiones que Videgaray era más que un funcionario en el ramo hacendario: era asesor en múltiples temas y un confidente que gozaba de la confianza total del presidente.
Quizá esa misma cercanía y versatilidad fue la causa de su caída. En un sexenio plagado de errores, la visita de Donald Trump, presuntamente propuesta y manejada por Videgaray, se ha convertido en una tormenta incontrolable. O Videgaray propuso su renuncia en un acto de lealtad o el propio presidente se dio cuenta de que no podía ya sostener al secretario. El amigo y confidente se había convertido en un lastre para Peña Nieto.
Al reemplazo viene José Antonio Meade, quien ha ocupado en los últimos años un verdadero carrusel de altos cargos públicos tanto en gobiernos panistas como priistas. Fue secretario de energía y de hacienda con Felipe Calderón, titular de relaciones exteriores y de desarrollo social con Peña Nieto, y ahora regresa a Hacienda en un momento de extraordinaria complejidad política y económica.
La ventaja de Meade es que no necesita infundir confianza a los inversionistas nacionales o extranjeros. Todos lo conocen bien y saben que mantendrá una disciplina financiera indispensable en este momento. La Bolsa Mexicana y el tipo de cambio bajaron ayer, pero en razonable armonía con los mercados internacionales. La transición no requiere de ningún esfuerzo con alguien como Meade.
La vocera de Hacienda fue específica ayer al señalar que Videgaray no está saliendo del gabinete para aspirar a un cargo político. La aclaración era importante ya que se ha declarado el inicio del proceso electoral del estado de México. Pero es difícil pensar que en este momento Videgaray sea la mejor carta para cualquier cargo de elección popular. Muy distinto es saber si Peña Nieto seguirá buscando la asesoría del colaborador a quien tanta confianza le ha tenido. No sería fácil, sin embargo, para Meade hacer su trabajo si el presidente sigue acudiendo a otro para tomar decisiones que corresponden a Hacienda.
El presidente le ha pedido a Meade que en el ajuste al gasto que se espera en el paquete económico que por ley debe ser sometido hoy al Congreso le apriete el cinturón al gobierno y no a las familias. En realidad, tanto la Ley de Ingresos como el Presupuesto de Egresos deben estar ya preparados. Le tocará a Meade simplemente manejar lo que Videgaray y sus colaboradores han preparado.
Para el presidente comenzará el período más complicado de su gobierno. Su popularidad está en niveles históricamente bajos. La oposición se ha vuelto cada vez más vociferante y agresiva. La sucesión presidencial empieza a dominar las acciones de muchos grupos de poder. Meade es un colaborador que genera confianza, pero difícilmente podrá reemplazar a la eminencia gris. Peña Nieto estará más solo.
Mientras tanto la economía parece destinada a seguir creciendo con lentitud. Si bien el consumo interno está aumentando, las exportaciones están estancadas. En estas condiciones es difícil hacer un buen trabajo en Hacienda o en la Presidencia de la República.
FILTRACIóN
Durante años las decisiones más importantes de gobierno se revelaron con filtraciones a Joaquín López Dóriga. Los demás medios recibían la información después. Ayer Denise Maerker, la nueva conductora titular de Televisa, adelantó el cambio en su cuenta de Twitter. Los usos y costumbres, supongo, son difíciles de superar.
Twitter: @SergioSarmiento