El autor de “Desvío a Santiago”, “El Bosco” y “Viajes por Latinoamérica”, tiene una gran pasión por contar el mundo desde su mirada curiosa y sorprendida. (ARCHIVO)
A sus 83 años, el escritor neerlandés Cees Nooteboom sigue recorriendo el mundo, descubriendo ciudades, contando historias, llevando su nutrido diario personal que asegura quizá sea publicado cuando él muera. El narrador, poeta y periodista, reconocido internacionalmente por su pasión viajera, está en el Hay Festival Querétaro.
Este viernes sostuvo una conversación con el periodista Xavier Ayén, donde habló de México, de la violencia y del narcotráfico. “En este país casi diariamente se ven cuerpos partidos, torturados. Esto es muy fuerte de digerir, más aún para los mexicanos debe ser difícil soportar todo eso”.
Sin embargo, aseguró que esa violencia no es privativa ni única de este gran país. “El Holocausto europeo contra los judíos también era una masacre total e industrializada, no es cruel como algo que pasa hoy con la tortura y las guerras del narcotráfico, esto era una industrialización de un sistema; ahora los europeos no pueden decir que nosotros no somos violentos”.
El autor de “Desvío a Santiago”, “El Bosco” y “Viajes por Latinoamérica”, tiene una gran pasión por contar el mundo desde su mirada curiosa y sorprendida. “He escrito muchos libros de viajes, pero también novelas y aparte de todo eso, poesía”, dijo.
De esa pasión han nacido historias diversas, amistades y libros que ha publicado y han gustado mucho; es reconocido su talento, tanto que desde hace varios años es uno de los candidatos a recibir el Premio Nobel de Literatura.
Cuando alguien del público se preguntó esta mañana y además le afirmó que este año o el próximo seguro lo gana, Cees Nooteboom dijo: “no es algo que esté en mis manos, no es algo que me preocupe o inquiete”.
El traductor e hispanista neerlandés afirmó que le gusta viajar sin plan. “El autostop siempre es sin plan porque nunca sabes si llegas o no, a mí me gustan también los desvíos”, y al viajar cuenta el mundo, incluidos sus episodios violentos.
“El primer gran acontecimiento político de mi vida era la Segunda Guerra Mundial. Yo tenía seis años y los alemanes atacaron La Haya, y pusieron el aeropuerto militar muy cerca de mi casa, y mi papá puso una silla casi como ésta, en el balcón, para mirar la batalla”, dijo, pero a partir de allí ha vivido otros y relatado otros.
Dejó en claro que a su paso por la historia siempre le gusta ir más allá; por ejemplo, en la historia de México le interesa indagar más allá de si Miguel Hidalgo fue un héroe o un fracaso; qué hubo detrás de la historia de Maximiliano, a quien el pueblo lo trató como un emperador pero acabó ejecutado.
