EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Violencia

Diálogo

YAMIL DARWICH

Los últimos tiempos y a nivel mundial, particularmente en el norte de América, la violencia ha sido característica que identifica; agresividad, venganza, deseos de dañar, son actitudes de muchos, no sólo en México y su estado de anárquica delincuencia, también en los Estados Unidos de Norteamérica, donde se han visto varias familias enlutadas por asesinatos masivos, generados por personas dañadas psicológicamente.

Es muy interesante observar la actitud del ciudadano norteamericano que, en contradicción, por un lado se escandaliza por los crímenes cometidos y muestra su estado de ansiedad por los hechos vividos y, por la otra, defiende su derecho a armarse entre los civiles, en una defensa de la Segunda Enmienda, que aprobada desde diciembre de 1791, les da derecho de adquirir armas para defenderse y proteger a sus familias y patrimonio.

Habrá que recurrir a los antecedentes históricos para comprender el ordenamiento de esa legislación.

Recuerde que el territorio de los Estados Unidos de Norteamérica, fue consolidado en base a la conquista; contra los grupos indígenas que ocupaban los espacios o con las guerras ante posesionarios anteriores, caso de mexicanos, cuando nos quitaron por la fuerza de las armas, nuestra indiferencia y desorganización, la mitad de nuestro territorio. En aquellos años, vivíamos un estado civil con profundas diferencias, en donde partidos políticos y hasta el clero buscaban "llevar agua a su molino".

Poseer tierras para labrar o desarrollar la ganadería representaba todo un reto: los colonizadores debían superar las condiciones adversas de aislamiento y carencias de apoyo, enfrentando además a grupos indígenas y de bandoleros, en aquellos extensos territorios en los que era muy difícil imponer la ley y el orden.

Entonces, la lucha por sobrevivir era "pan de cada día" y lograr consolidar patrimonios requería del uso de la fuerza bruta; para el caso, recuerde las historias de vaqueros, que maquilladas por el heroísmo hollywoodense describen la dura forma de vivir de los norteamericanos de aquellos tiempos.

Tome en cuenta que el norteamericano común y corriente ha sido alimentado con principios de cultura bélica; de hecho, prácticamente desde la fundación como país independiente han vivido estados de guerra con otros países, incluyendo invasiones e intervenciones con las excusas más variadas.

Servir a la patria en el ejército, la fuerza aérea o la marina, es considerado más que obligación, un honor.

Existen antecedentes que refuerzan, como herencia de cultura familiar, las carreras militares de bisabuelos, abuelos, padres e hijos; y los medios de comunicación masiva, han hecho todo lo posible por enaltecer y sublimar esa triste realidad; en contraposición, el deshonor aparece entre aquellos que renuncian a defender los "ideales de libertad y defensa de la justicia", negándose a prestar el servicio militar, comisionados o no a algún frente de batalla.

Así, con esos antecedentes culturales, podemos entender los porqués de la insistencia de los civiles por armarse; de ahí las declaraciones de grupos organizados, como la Asociación del Rifle de Illinois (ISRA), que se pronunció a favor de armar a maestros y custodios en escuelas de Estados Unidos para impedir masacres como la ocurrida en Connecticut en diciembre de 2012. Queda a la medida el refrán de "apagar el fuego con gasolina".

De igual modo, podemos comprender la tolerancia y preferencia de elegir para cargos públicos a personajes con rasgos de patología mental, caso del Sheriff Arpaio, que por sexta ocasión consecutiva fue preferido para vigilar el condado de Maricopa, Arizona, quien además presume su xenofobia, particularmente por los latinos y su agresividad con los presos en su territorio. El colmo: es precursor de las patrullas civiles fronterizas para "cazar" ilegales, siendo un claro ejemplo de la locura americana.

Muy distante de nuestra comprensión quedan tales actitudes, cuando somos un pueblo que prácticamente hemos estado alejados de las guerras internacionales y enemigos de la violencia, con períodos de excepción, como la Revolución Mexicana o la irracional guerra religiosa de 1926, llamada "La Cristiada".

Siendo así, además de los ingresos por las enormes ganancias con la venta de armamento, cancelar el derecho a armarse, aún desproporcionadamente con rifles, metralletas o hasta bazucas, queda lejos de la imaginaria social del norteamericano, intencionalmente borrada de sus mentes por los comerciantes.

Recuerde que la venta de armas es uno de los mayor ingresos de divisas en los Estados Unidos.

Comprender las ganancias que algunos tienen al armar a los cárteles mexicanos, contrastado con la guerra de desinformación que mantienen al interior de su país, hacen ver como muy remoto un cambio de actitud y reformas a la ley.

Bástele revisar en la televisión de paga los diferentes programas que sostienen sobre información, manejo, compra y uso de artefactos bélicos sofisticados.

Con ello, continuarán contribuyendo a la violencia del mundo con la "doble moral" que desde siempre ha caracterizado a los políticos gobernantes norteamericanos. ¿Qué opina?

ydarwich@ual.mx

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Diálogo

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1234407

elsiglo.mx