La palabra con la que ahora se designa a lo que se difunde rápidamente de manera masiva, viral, proviene del término "virus"; organismo infeccioso que, de acuerdo con la biología, tiene la capacidad de reproducirse sólo.
Por definición, la palabra viral debería poseer una connotación negativa. Sin embargo, lo viral se ha vuelto, más bien, una especie de aspiración: alguien como yo, que publica sus textos en un rotativo, de alguna manera anhela que su trabajo se vuelva "viral"; sobre todo, a partir de la aparición de las redes sociales virtuales, que nos colocan ante escenarios de manejo relacional sustancialmente más amplios que los que teníamos antaño.
En nuestra cultura, lo que se "viraliza" (neologismo con el que se señala la capacidad de algo para reproducirse de manera exponencial) es insospechado. Con esto quiero decir que, de antemano, es imposible conocer qué se hará viral. Lo mismo puede ser un asunto que involucre una decisión gubernamental, que la caída de un desconocido a un charco. En la viralización no hay reglas ni lógicas, al menos en la apariencia.
Tal vez por el olvido de la naturaleza infecciosa de lo viral en su sentido originario, hemos perdido de vista las posibles consecuencias nocivas de la "infección". La visión hiper reduccionista que nos ha sido inculcada a través de nuestra educación fracasada, nos hace creer que las cosas nunca llegan más allá de su momento.
Pero, las infecciones por virus suelen dejar secuelas: ¿qué será en el futuro de aquellas personas que pasaron del anonimato a una fama abrumadora cuando la infección haya pasado y retornen de nuevo al anonimato? ¿Cómo van a trabajar psicológicamente el asunto que, incluso para quienes se han preparado para saltar a la palestra, resulta tan complicado?
Más alarmante todavía, ¿qué sucederá con las sociedades "enfermizas" -sigamos cultivando la metáfora- que saltan de una infección viral a otra sin que su sistema inmunológico funcione como protección ante cada nuevo embate? ¿Cómo podrán distinguir entre lo verdaderamente relevante y aquello que no siéndolo, se hizo viral?
¿No estaremos ya enfermos de una condición como el SIDA que, precisamente, inhibe nuestros mecanismos culturales de defensa?