La proliferación de casos de fallecimiento de niños recién nacidos en el Hospital General de Torreón, apunta a la corrupción como causa original del desplome de los servicios de salud en el Estado de Coahuila.
Como es del conocimiento del público, en los últimos días del mes de julio y a principios del mes de agosto, tuvo lugar el fallecimiento de siete neonatos en dicho nosocomio, que se presume fueron infectados con la bacteria Cándida Albicans, aunque el titular de la Secretaría de Salud del Estado sólo reconoce que tres de los decesos referidos fueron causados por la mencionada infección y enseguida añade que se hará una investigación para encontrar culpables, lo que dados el estilo y antecedentes del moreirato, indica que la hebra reventará por lo más delgado.
El caso es que las madres de los niños muertos presentaron su queja ante la Comisión estatal de Derechos Humanos, porque a su juicio ha sido violado en su perjuicio y en el de los menores fallecidos, el derecho de todo ser humano a los servicios de salud, cuya prestación corre a cargo del poder público.
En sus respectivas quejas las madres afectadas señalan una serie de anomalías previas a cada tragedia, como las que implican la falta de atención oportuna en su proceso de parto, así como la falta de personal y la escasez de insumos y medicinas de diversa índole según cada caso.
A las quejas referidas se suma la denuncia pública hecha en la prensa regional y en las redes sociales por el presidente de la Asociación Civil Donadores Laguna, cuya agrupación se ha distinguido por promover la donación altruista de sangre sin fines de lucro para auxiliar a quién la necesite.
Confirmando la precariedad con la que funciona el hospital que solo tiene un año de operación, el dirigente del sindicato que agremia al personal ha denunciado en los medios de comunicación y de modo reiterado, su inconformidad ante lo que considera un déficit de personal de al menos treinta por ciento. El vocero sindical calcula que son más de cien plazas pendientes de cubrir en los diversos renglones del servicio, desde el área de médicos y enfermeras hasta del personal de intendencia y limpieza, lo que se traduce en atención deficiente y falta de higiene y mantenimiento de las instalaciones hospitalarias.
Lo acontecido no es fruto de la casualidad, corresponde a la malversación sistemática de fondos públicos por parte del gobierno de Moreira ha llevado al Estado a la quiebra financiera, que se traduce en colapso de los servicios públicos entre los que se encuentra el que concierne ala salud de los coahuilenses, ciertamente afectados por el virus de la corrupción.
Basta recordar que la construcción del Hospital General de Torreón se retrasó cinco años de la fecha programada para su conclusión, y habiendo sido planeado como un hospital de Alta Especialidad que terminó costando un veinte por ciento más de lo presupuestado inicialmente, fue degradado a la condición de hospital de segundo nivel, sin que el moreirato haya justificado tales desatinos de cara a los coahuilenses.
Como añadido las primeras lluvias de la temporada han sacado a relucir deficiencias en el sistema de drenaje del hospital, que se concretan en el brote de aguas negras en diversas áreas del hospital que incluyen el pabellón de recién nacidos, lo que revela vicios de construcción que explican la incubación de infecciones.
Ante el alarmante panorama expuesto, el gobierno de Moreira ha emprendido una investigación que por su naturaleza no debe estar en sus manos, bajo el principio en que no se debe ser juez y parte. Lo que procede en el caso es que autoridades federales en materia de salud y derechos humanos o algún organismo independiente se aboquen a la indagación de las causas de la tragedia que nos ocupa, para tener alguna esperanza de imparcialidad alrespecto.