La campaña que invita a votar por el candidato del PAN a la gubernatura de Durango José Rosas Aispuro y por la Señora Leticia Herrera como candidata del PRI a la alcaldía de Gómez Palacio, obedece a un repudio generalizado que se han ganado a pulso el PRI y el gobernador Jorge Herrera Caldera, por el abandono en que han tenido y tienen a la Comarca Lagunera.
Las reacciones de los candidatos frente a la invitación al voto cruzado, ameritan ser objeto de análisis. Por un lado la candidata Leticia Herrera se deslinda de la campaña referida y amenaza con demandar a los responsables de la propaganda en la que aparece su retrato junto al del candidato del PAN a la gubernatura, porque según dice, se trata de una apropiación indebida de su imagen.
La candidata se equivoca, porque ella misma ha hecho pública su imagen para los efectos de esta campaña, y la invitación al voto cruzado no atenta en contra del propósito con el que ella se ha publicitado, que se concreta en que voten por ella bajo el emblema de su partido. Por otra parte, José Rosas Aispuro aduce que la campaña en cuestión es parte de un fuego amigo que recibe el candidato del PRI a la gubernatura, por parte de las mismas estructuras priistas que en el llamado al voto cruzado, encuentran el modo de castigar el centralismo.
El candidato del PAN acierta en la explicación que ofrece sobre el tema. El hecho de que el PRI haya negado su apoyo a la Señora Herrera como candidata a la gubernatura y la haya postulado como candidata a la alcaldía de Gómez Palacio, es causa natural de la tendencia al voto diferenciado, y en la cúpula del PRI a nivel estatal y nacional, ha generado una sospecha obsesiva que duda de la lealtad de su propia candidata, a la que pretende endosar la culpa de una eventual derrota del candidato a gobernador Esteban Villegas.
Ningún candidato de partido alguno está legitimado para condicionar a los ciudadanos el sentido de su voto y como consecuencia, si los gomezpalatinos desean emitir un voto diferenciado de partidos y votar en función de su simpatía por los candidatos en orden a su conveniencia ciudadana, están legitimados para hacerlo, porque los partidos están hechos para servir a los ciudadanos y no al revés, como está pensando la cúpula priista, que ha hecho que la Señora Herrera lleve de la mano a Esteban Villegas, como si se tratara de un mentecato.
Lo anterior con mayor razón, porque durante los últimos nueve años los ciudadanos de Gómez Palacio han padecido malos gobiernos municipales y como consecuencia, nada tiene de extraño que los gomezpalatinos se acojan con nostalgia al liderazgo de la Señora Leticia Herrera para un segundo mandato, al tiempo que repudian al candidato del PRI a la gubernatura.
En los regímenes sucesivos de los hermanos Rebollo y de José Miguel Campillo, se ha dado la paradoja de haber sido impuestos desde Durango por circunstancias de mera conveniencia electoral, y una vez que los candidatos priistas se convierten en gobernadores, se olvidan de La Laguna, dislocando la relación institucional entre los niveles estatal y municipal de gobierno.
Los alcaldes referidos aprovecharon lo anterior para sustraerse del control de los priistas de Durango, y en la medida en que tampoco reconocen compromiso alguno con la base social de Gómez Palacio, operaron a placer en su propia y exclusiva conveniencia, con el riesgo que esto implica en todos los rubros, pero sobre todo en el de seguridad pública.
El deterioro es evidente. Basta considerar la falta de una Policía Municipal en forma, para advertir una increíble ausencia de capacidad política y administrativa. A nivel Estado las instancias de procuración de justicia son un ejemplo de indiferencia frente a los problemas de seguridad que enfrenta día a día el ciudadano de carne y hueso, porque los funcionarios de los primeros niveles ni siquiera tienen su domicilio en nuestra región y poco asisten a sus oficinas.
Ese mismo abandono se refleja en la infraestructura de la ciudad. La marginación de las colonias es un fenómeno creciente; el Parque Industrial Lagunero que en otro tiempo fue causa de orgullo, es chatarra urbana, y el estado general de la ciudad presenta una diferencia abismal con Durango Capital, a pesar de que la fuerza económica se mantiene, gracias al esfuerzo de los gomezpalatinos.