Se fue Cuauhtémoc Blanco. Ahora sí, porque ya se había ido antes, pero sabemos que en México cualquier cosa puede pasar en cualquier momento. Como que un presidente municipal se distraiga de sus labores para ir a cumplir con un partido de homenaje, realizado en medio de un torneo oficial, y luego volver a dirigir los destinos de una comunidad.
O que un exjugador profesional extraído del mero barrio bravo llegue a ocupar el asiento principal en la presidencia de un municipio importante. ¿Qué sucedió primero?
Como sea. Mucho se habló de la despedida de Blanco con el América, en el estadio Azteca, en un partido oficial del torneo Clausura 2016 (competencia ya comenzada).
Primero se criticó que cómo era posible que un jugador en retiro volviera a un partido de un torneo avanzado, ¿dónde está la seriedad? De inmediato recordamos el homenaje a Salvador Reyes en Chivas, con la diferencia que en esa ocasión, la leyenda rojiblanca sólo disputó unos segundos del encuentro. Es decir, se uniformó, tocó el balón y salió de cambio en medio de aplausos.
Acá, había la duda si el registro de Cuauhtémoc se había dado a tiempo. Además, se dijo que estaría en la cancha unos 30 minutos, y enseguida pensamos: "si cuando se retiró apenas las podía, ahora que ya es político...".
A final de cuentas, me parece que Cuauhtémoc dio una buena lección en la cancha y la gente se lo reconoció.
Muy cerca estuvo de anotar un golazo. Realizó la "Cuauhtemiña". Dio la vuelta olímpica. Fue vitoreado por sus seguidores. Recibió su reconocimiento. Aplausos. Y lo mejor, lo hizo en un partido que "vale", uno "de a devis".
O sea que Blanco se despidió en un encuentro que repartía puntos, no en uno de esos partidillos que luego sólo se sacan de la manga para juntar dinero y que a nadie importan.
El "Cuau" no lo hizo mal. En una de esas y le hablan para más partidos.
Ahora, tendrá que regresar a Cuernavaca para tratar de arreglar un poco las vidas de sus habitantes (esperando que durante su ausencia no se hayan descompuesto demasiado las "cosas").
Y mientras, la duda que queda es: ¿qué más nos falta por ver en nuestra querida Liga MX (tan pintoresca)?
Por lo pronto, los Rayados mandan. Los Guerreros se acercan (cortesía de su mejor cliente). Las Águilas vuelan. Y la polémica apenas empieza.
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