Luego del humillante episodio en Santa Clara, Juan Carlos Osorio no debería dirigir más a la Selección Mexicana. No por incapacidad o por probar a los tres porteros como titulares en un mismo torneo. No porque le caiga mal a muchos. Ni por ser colombiano. Debería irse por la histórica goleada en contra nunca antes vista en competencia oficial para el Tri.
Es decir, ni cuando México no exportaba jugadores pasaba esto. Ni cuando éramos "malos".
¿Un accidente? No le llamaría así. Independientemente de que se deben estudiar los motivos de cómo ocurrió esta "desgracia", no veo cómo olvidar pronto el 7-0 en contra, ni imagino el entorno de Osorio después de esto.
Estoy seguro que si México y Chile se enfrentaran en las mismas condiciones 10 veces, sólo una vez se daría el 7-0, pero eso no significa que esto tenía que pasar; pudo no haber sucedido nunca.
¿De qué sirvió pues haber terminado primero en su grupo y eludir a Argentina? ¿Para evitar una peor paliza? ¿De que sirvió la racha de 22 partidos sin derrota?
Ahora, los dirigentes en Uruguay podrán estar tranquilos (también en casa), porque aunque esta Copa América "fue diseñada para el Tricolor", ni así pudieron quedarse con ella.
Ya son 23 años desde que México sorprendió en aquella Copa América en la que llegó hasta la final ante Argentina y parece que cada vez se encuentra más lejos de poder ganarla. ¿Qué le falta? O tal vez, ¿qué le sobra?
Osorio responde bien ante el micrófono, y eso se agradece, pero es en el campo donde tendría que hablar primero, para no tener dar explicaciones después.
No pasa nada, es futbol. En este país ocurren verdaderas desgracias y a pocos parece importarle.
Eduardo Sepúlveda
Jsepulveda@elsiglodetorreon.com.mx
