¿Qué se puede decir del Santos que no se haya dicho? La historia se repite, solo cambia el escenario y el rival, pero los Guerreros otra vez fueron alcanzados en el último suspiro; son de esos empates que se platican como derrotas. Perdió el Santos.
Son cinco jornadas sin ganar. Penúltimos en la tabla general. Bajando en la tabla por el no descenso. Cambiando jugadores de partido a partido en la alineación inicial. Ya nada más viendo como el torneo se va.
Revisemos el plantel. Revisemos algunos números.
En el equipo oscilan por lo menos 12 jugadores que no nacieron en México (Marchesín, Izquierdoz, Hinestroza, Murillo, Caicedo, Bravo, Djaniny, "Cabecita", Villafaña, Cuero, Rabello y Armenteros), de los cuales más de la mitad han aportado lo mismo que nada a la consecución de puntos.
En 14 jornadas, han desfilado 24 nombres, muchos de los cuales solo han hecho eso: "desfilar".
De esos 24 "guerreros", el club presume cuatro debuts (si la memoria no me traiciona), pero, ¿de qué le sirve?; algunos han sido obligados por las circunstancias, como el del portero Carlos Acevedo. Que no se paren tanto el cuello.
Pese a todo, me atrevo a decir que la situación no es tan delicada; no se está muriendo nadie. Ni tampoco va a descender el Santos en este torneo... quién sabe al siguiente. Aunque lo bueno es que ahí están Jaguares y Morelia, a la deriva.
Pero no está padre la situación.
El estadio no se llena ni en domingos y la afición no deja de desilusionarse a cada tropiezo; en muchos casos, ya ni las lágrimas conmueven.
¿Cuál es la falla? ¿Qué falta?
Hay director técnico. Uno de experiencia, no un "joven talento". Pero lo que no se ve, es compromiso en la cancha. Y, sobre todo, buenos jugadores.
De los 12 traídos del extranjero fácil sobran 8. Es decir, con que nada más estuvieran 4 de los que ya están y uno más de renombre, un jugador probado. Los demás, que se vayan a la liga de Ascenso o a sus países de origen. O a donde quieran, da igual. La cosa es que de muy poco le ha servido a Santos traer jugadores foráneos que ni en su casa conocen. Al menos no en épocas recientes.
Lo mejor sería que ya terminara el torneo; jugadores y técnico repiten los mismos discursos cada semana. Y nada pasa.
A la afición, en un intento por motivar a sus jugadores o motivados por no sé qué, se le ocurrió hacer una "caravana" de apoyo al equipo, intentando emular la que se hizo hace doce años cuando se peleaba por el no descenso. La diferencia es que aquel equipo tenía corazón.
Pero ni con caravanas ni uniformes rosas cambia la situación. El problema está en la cancha, no en la tribuna. Y para solucionarlo, lo primero sería aceptarlo.
Y si de sorpresas hablamos, los Cachorros de Chicago están de regreso en una Serie Mundial después de 71 años, mientras que ayer se dio un empate en la temporada de la NFL: ¡6-6 entre Arizona y Seattle!
El colmo de colmos, parece que ninguno quería ganar.
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