Como en el mejor guión de Hollywood, la Serie Mundial de las Grandes Ligas en su temporada 2016 se tuvo que definir en siete partidos, siendo el séptimo uno de los más emotivos; si los Cachorros de Chicago iban a romper con las maldiciones que los persiguieron durante más de un siglo, tenía que ser así, con drama hasta el final.
Por fin, llega el out 27 y los visitantes festejan. La espera ha sido larga, ¡108 años! ¿Cuántas generaciones pasaron sin saber lo que es ver a su equipo campeón? ¿Cuántos jugadores murieron sin conocer ese privilegio?
El equipo de Chicago pintaba como favorito desde el inicio de la campaña 2016, un año después de la famosa y célebre "predicción" de Marty en la película Volver al Futuro.
El equipo comandado por Joe Maddon cumplió con las expectativas y una ciudad explotó de júbilo; cinco millones de aficionados salieron a celebrar a sus campeones, según las cifras oficiales. ¡¿Cuánta felicidad es capaz de producir un equipo deportivo en su ciudad?!
Esto es el deporte, el triunfo. La sensación de pertener a algo, la comunión con otras personas que comparten el mismo sentimiento. Ganar de vez en cuando. Sentir que todo es posible.
Ha sido un año de pronósticos improbables, un año para romper con maleficios. Un año para reescribir la historia. Para volver a creer.
Primero fueron los Cavaliers en la NBA; Cleveland volvió a celebrar algo después de 52 años de fracasos deportivos. Ahora son los Cubs en Chicago.
En futbol, Leicester marcó el camino en la Liga Premier. Portugal lo hizo en la Eurocopa. Querétaro en la Copa MX.
En los emparrillados, actualmente Vaqueros y Raiders brillan en sus respectivas divisiones.
Para Santos el año futbolístico se termina. Pero no se fueron sin antes regalarle a su afición una última alegría en casa.
El torneo ya está perdido y solo quedaba rescatar puntos para la tabla por el no descenso, ganar en confianza.
El triunfo ante Jaguares era por demás predecible. Más allá de que se enfrentaban al peor equipo de la liga, se trata de un grupo de jugadores que no recibe su paga puntual; es natural que el rendimiento de cualquier empleado baje si no se le retribuye. Además de bajas en el plantel y demás problemas que acarrea un club con un destino incierto.
Pero eso no era asunto de Santos; había que meter los goles necesarios y lo hicieron.
Ya llegará el tiempo de hacer ajustes y, ahora sí, planear como se debe. Este 2016, mientras en otros campos se vivieron grandes proezas, el nuevo Corona se escapó por primera vez sin una final en el año.
Nos vamos. Saludos a la señora Dolores Fonseca, que siempre se toma el tiempo para leer.
Síganme los buenos... y las buenas también (@Foko_54); escribamos una buena historia.
Jsepulveda@elsiglodetorreon.com.mx
