Se llevó a cabo la primera final del torneo de futbol mexicano en Navidad de la que se tenga memoria; el partido por el título del Apertura 2016 tuvo innumerables ingredientes.
De entrada, América se jugaba el orgullo en el año de su Centenario como club, del cual se fue con las manos vacías. No hubo Copa Mx, no hubo tercer lugar en el Mundial de Clubes (considerando que en la semifinal se enfrentaron al Real Madrid) y tampoco hubo Liga.
Triste para las Águilas, que (pese a las sospechas de las supuestas ayudas arbitrales), se van en blanco este año. Mientras que los felinos del norte alcanzan en títulos al Santos Laguna, para menosprecio de la afición albiverde.
Era difícil inclinarse por alguien para quien no es aficionado a uno u otro equipo, sobre todo si se profesa la "religión" santista. Para un lagunero que no es ni "Águila" ni "Tigre", ¿a quién irle? Ambos suelen ser rivales odiosos.
En lo personal, ninguno me gusta, pero me inclinaba más por Moisés Muñoz, un portero que ha sido maltratado pese a sus logros como jugador. Prefería a Ricardo La Volpe, un técnico con prestigio que se le ha dado ganar pocos trofeos. Prefería al equipo que llegaba a 13 títulos y no al que empataba la cifra de los Guerreros, a los cuales sólo les queda un argumento para seguir ostentando el título ese del "Coloso del norte": cinco títulos en menos años.
La verdad es que la grandeza tampoco se mide así. La historia cuenta, así sea para hablar de ascensos y descensos, de lo cual Santos Laguna no tiene registros. Incluso, si nos fuéramos más allá, habría que mencionar el torneo de la salvación, cuando los albiverdes mantienen la categoría gracias a una arbitrariedad contra Querétaro.
Hoy, Tigres presume su quinta estrella. Pese a todo. Pero hicieron lo necesario para ganar. No es posible aspirar a un título si desde los once pasos no se puede concretar una opción de gol, eso debe quedarle claro al América y en general.
Mientras que por otro lado, Santos ya no puede presumir ser el mejor del norte, ahora que Tigres lo empató en títulos y sin haber levantado glorias internacionales.
Mucho tendrá que hacer el equipo que comanda Irarragorri si no se quiere quedar atrás, a la sombra de lo que hacen sus vecinos más arriesgados. Ya se vio que es más probable brillar con una nómina llamativa que con austeridad.
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