Voz del Dihablo
El paso de los años es innegable. En unos casos para bien; en otros, para lo inevitable. El pasado 3 de marzo se cumplieron 30 años de que el álbum Master of Puppets vio la luz. La tercera producción de larga duración de Metallica es para muchos su mejor trabajo. La discusión se extiende a los primeros cuatro discos, no más.
El Masters fue uno de mis primeros discos de la famosa banda de San Francisco, junto al aclamado álbum negro. Así que, aunque no lo escuché en la época en que fue lanzado al mercado, sí fue de mis primeros acercamientos al grupo. De ahí, nació ese respeto que le tengo a Metallica y que ni 20 años (1996 - 2016) de “barbaridades” han podido borrar.
El Masters of Puppets es un disco perfecto. Desde su portada, su composición, su música. Cada acorde. Cada gramo de agresivo ‘thrash’ plasmado en él. Es un disco que no aburre y que en 2016 llega a la mayoría de edad (30 años), el punto donde las obras de arte alcanzan el grado de “clásico”. Siguiendo con “cumpleaños” de discos famosos tenemos que el 8 de marzo el Superunknown cumplió 22 casi primaveras. Habló del material más famoso de Soundgarden, una banda ligada al movimiento ‘grunge’ de la primera parte de la década de los 90, que revolucionó y cambió para siempre la escena musical. Un movimiento efímero, del cual cada vez me convenzo más que sus representantes lo más común que tenían era el origen, más allá de un estilo musical.
No fui ajeno a esa época. Por el contrario, me tocó vivirla a plenitud. En ese tiempo me sumergía en la mejor aventura de mi vida, el metal; en Mtv todavía ponían música y mi entorno me “obligó” a seguir esa corriente irreverente que se gestó en Seattle y que se sublimó (y acabó) con la muerte de Kurt Cobain.
No había Youtube. Los melómanos teníamos que comprar casetes y Cd’s, a veces sin conocer una sola canción. A ciegas. Y los escuchábamos de principio a fin. Una y otra vez. Del lado A al lado B hasta tener pleno dominio del material. Así disfruté el Superunknown; durante una semana, no salió de mi grabadora y por un momento pensé que era el mejor disco del mundo. Pero la obra maestra de Soundgarden no pasó la prueba del tiempo. Desde luego que tiene su lugar en la historia, pero al cabo de una semana dejé la cinta en algún rincón del olvido, seguí con lo mío (Sound of White Noise, de Anthrax; Far Beyond Driven, de Pantera; o hasta el Youthanasia de Megadeth) y luego, cuando volví a Soundgarden el impacto fue menor. Sí, es un infaltable en una buena colección, pero hay algo en su sonido que lo hace quedarse corto si lo comparamos con las grandes obras de arte. ¿Tendremos que esperar a 2024 para saber si el Superunknown es un disco perfecto?
Vámonos recio. Dejo abiertos los canales de comunicación: La Música del Dihablo [Facebook] y @Foko_54 [Twitter], y en la próxima edición les diré cual disco de esos años sí es perfecto.
Pero antes del adiós, en ese innegable paso del tiempo, revisamos que AC/DC sigue pagando factura; mientras Brian Johnson se perderá varios conciertos por su problema de audición, la primera voz de la banda australiana (Dave Evans) ha levantado la mano para sustituirlo en lo que queda de la gira. ¿Será? Mientras Angus Young siga de pie, AC/DC dará batalla, dicen.
