¿Y tú que música escuchas?
Consulto los portales de internet para encontrar alguna novedad. Mi búsqueda me lleva a los comentarios de los famosos ante la partida de Prince, le doy clic a un video, se me antojaba escuchar Let’s go Crazy, un día antes había tuiteado que era el himno con el que abríamos las noches de los sábados. La canción estaba contenida en una play list ochentera que se reprodujo en automático y que tuvo el efecto de túnel del tiempo.
Pensé en lo prematuro de la muerte de quien nos dio When doves cry o Purple Rain, pero no me quede ahí, como si de regresión se tratara, los recuerdos llegaron en cadena, uno detrás de otro. ¿El año? 1984. Entré a la tienda de Lacoste que estaba en la Plaza 2000 por la avenida Juárez, fui a la librería Cristal por El extranjero, vi la escena del refrigerador abierto de la película Nueve semanas y media.
La música siguió y trajo a Crowded House con su Don’t Dream Is Over, y sentí aún más el poder de los recuerdos, pero también de las dudas, ¿Estaré evocando con nitidez? ¿Maquillo los hechos? ¿Me acuerdo sólo de lo que quiero? Dudo y una especie de bruma densa hace que confunda nombres, imágenes y emociones.
¿Qué magia tiene la música que suscita todo esto? Abre puertas cerradas, nos hace hablar solos, nos invita a movernos, nos sube al cielo o nos deja tirados en el infierno, nos hermana, nos contagia, nos hace decir algo sin necesidad de abrir la boca. Pienso que la música es, sin duda, un ancla que nos sujeta a ciertos momentos de nuestras vidas. ¿Sería lo mismo el recuerdo de la primera cita sin una canción de fondo? ¿Sufriríamos menos con una canción optimista en lugar de escuchar una canción para cortarse las venas en medio de un rompimiento?
El tema me obliga a hacer algunas consultas respecto al comportamiento neurológico ante el estímulo de la música. Hay muchas teorías respecto a la vinculación de la música con la evolución humana, hay la certeza de la liberación de dopamina que tiene una interrelación con el placer, Robert Zatorre, científico canadiense, describe el proceso: una vez que los sonidos entran por los oídos, llegan al tronco cerebral y de ahí a la corteza auditiva primaria, la respuesta al estímulo se verá influenciada por la memoria auditiva que acumulamos sin saberlo.
Música para estimular a los bebés, 'musicoterapia', música para ciertas áreas cognitivas, música para relajar, música para meditar, música para dormir, música para cocinar, para bailar, para correr, para practicar yoga, para estimular la creatividad, para los encuentros amorosos, para ambientar una película, ¡música para todo!
¿Qué tienen en común las personas que gustan de un determinado género musical? Tal vez un patrón cultural similar, ciertas aficiones, ciertos refinamientos, ciertas pretensiones. En nuestro afán de etiquetar, olvidamos que el gusto es subjetivo, depende de cada sujeto, y que alguien guste de la música popular no lo hace ni más bueno ni más malo por sí mismo. Yo nunca he disfrutado una canción de acid rock, o de hip hop, o de banda, pero eso no me hace ser mejor que el que sí las disfruta.
Lo que sí es verdad es que debemos procurarnos música que nos sea agradable, que no nos inquiete, que favorezca la creatividad, que relaje nuestras ondas cerebrales, que propicie una cierta estabilidad en nuestro estado de ánimo, que sea con-sonante y no dis-sonante.
Volví a prestar atención a la música de mi play list, algo se prende en mi interior cuando la fuerza de Dancing in the Dark suena, el Jefe Bruce Springsteen nos decía que había algo allá afuera, que no podíamos vivir preocupados porque nuestro pequeño mundo se desmoronaba, me conecté con la imagen del video de esta emblemática canción, el final del mismo era total y absolutamente aspiracional, una chica, en medio del público, ve con admiración al cantante, él estira la mano y la invita a subir al escenario, puede o no interpretarse como esa oportunidad única de no quedarte en el anonimato de una masa amorfa que hace tan iguales a tantos, o pueden ser simplemente los cinco minutos de gloria a los que todos aspiramos.
No pude más que estar agradecida con quienes nos dan tanto a través de su voz e inspiración
¿Y tú que música escuchas?