¡Ya llegaron las Monarca!
Imagina que eres una mariposa que pesa menos de un gramo y tiene hambre y frío. Para sobrevivir y alimentarte tienes que hacer la travesía más larga del mundo: volar cerca de cinco mil kilómetros de distancia desde Canadá, pasar por los grandes lagos durante 25 días, para llegar a un sitio cuya localización se ha transmitido entre tu especie de generación en generación, desde hace miles de años. Este lugar que te promete alimento, calor y cobijo para tu procreación es México.
Sólo que en tu travesía por el enorme territorio que recorres -11 estados de la Unión Americana-, encuentras que desaparecieron los lugares en los que antes tus ancestros hallaban alimento y descanso. Los campos con flores naturales, en particular los de asclepias o algodoncillo, han sido eliminados por completo por las empresas Bayer-Monsanto, que los han sustituido con la siembra de plantas de semillas genéticamente modificadas, las cuales están llenas de insecticidas y químicos que te desorientan y matan si las comes.
En estado de inanición, con menos de una caloría en tu cuerpo, llegas a territorio mexicano agotada, pero aún llena de esperanza. Ingresas por Coahuila, Chihuahua y Nuevo León, después pasas por San Luis Potosí, Tamaulipas, parte de Jalisco, Zacatecas, Guanajuato, Querétaro, últimamente por Hidalgo, hasta alcanzar los sitios en Michoacán y el Estado de México, donde descansas y te reproduces en la temporada invernal.
Al llegar a México te encuentras con otra sorpresa. Durante tu larga travesía sabes que a tu paso no haces daño alguno y que en tus paradas polinizas a alrededor de mil 500 especies de plantas. Sólo que cuando arribas a México te encuentras con otra sorpresa: ya no existen los árboles suficientes para que pases el invierno. Tu hábitat natural se ha reducido al mínimo por la intensa deforestación debida tanto a la tala ilegal, el cambio de uso del suelo, los incendios forestales, como a la ganadería extensiva, la expansión de la agricultura, las especies invasoras y las plagas; factores a los que se suman la minería y las malas prácticas turísticas.
En el invierno de los años 1996 y 1997 tus antepasados formaban una colonia que cubría hasta 18.19 hectáreas, era uno de los espectáculos más maravillosos de la naturaleza. Sin embargo, entre 2013 y 2014 la migración de las mariposas llegó a los niveles más bajos en 20 años, con sólo 0.67 hectáreas ocupadas, ¡menos de una hectárea! Por esta razón, en 2014 se reunieron los presidentes de Estados Unidos, México y Canadá para tomar medidas y protegerte. ¡Enhorabuena!
Según el monitoreo que realizó la Conanp, en la temporada 2014-2015 se registraron 1.13 hectáreas de superficie de bosque ocupada por nueve colonias de mariposa Monarca. En 2015-2016 la cifra aumentó a 4.01 hectáreas, tres veces más que la temporada anterior. ¡Gran noticia!
El año pasado, un grupo de amigos movido por esta referencia y con el apoyo de la Fundación Ruta Monarca, decidió sembrar las flores asclepias o algodoncillo en un pequeño terreno del Estado de México, con la esperanza de crear un espacio de alimento.
Hace unos días visitamos el terreno y nuestra emoción fue enorme al verte a ti y a otras mariposas Monarca alimentarse de las plantas, además de encontrar que también había muchas orugas. ¡Sí sirve!
Eso significa que si todos a lo largo de tu ruta plantáramos el algodoncillo, aunque sea en pequeñas parcelas, podríamos marcar una diferencia y ayudar a que una especie tan hermosa y útil como la tuya sobreviva.
La meta para el año 2020 es que lleguemos a las seis hectáreas de ocupación de Monarca. ¡Apóyanos! Infórmate en el sitio www.rutamonarca.com sobre las diferentes maneras en las que puedes contribuir.