Doctor en Casa

'Yo no quiero un hermanito'

El impacto del nuevo bebé en la vida de tus hijos

'Yo no quiero un hermanito'

'Yo no quiero un hermanito'

Perla Graciano

La llegada de un nuevo miembro de la familia, una fecha esperada para la cual hay que estar preparado con todo lo necesario para darle la bienvenida. El foco de atención es el nuevo bebé y tal vez pareciera que nada más importa, salvo ese pequeño ser que necesita todos los cuidados para que pueda crecer sano y fuerte. Pero ante toda esta escena familiar, una mirada observa atenta todos los movimientos, dentro de él se gestan una serie de preguntas, las emociones cambian de la alegría a la tristeza y la incertidumbre se apodera de él. “¿Qué va pasar cuando llegue mi nuevo hermano a la casa?, ¿cómo me tratarán mis papás?... yo ya no seré el único en sus vidas…”

Para las familias esta situación puede ser muy común y la frase “no te preocupes, ya se le pasará” es la primera reacción ante los celos del niño hacia el nuevo bebé. Pero esto va más allá y hay que estar atentos, pues los sentimientos del hermano deben ser cuidados de la misma manera en que se cuida al recién nacido: con toda delicadeza para no dañar su estancia en este mundo. “La llegada de un nuevo miembro en la familia siempre, para el hijo que ya está en casa, será un motivo de duelo, porque perderá un lugar, el lugar de ser un hijo único”, explica la psicóloga especialista en terapia familiar y de pareja, Azucena Armas Enríquez.

Esta situación cambia cuando se trata del tercer, cuarto o quinto hijo. “Aquí lo que pasa es que, dependiendo del lugar que ocupe el niño, el duelo o el dolor que siente es cuando llega el siguiente hermano, pues cree que lo va a reemplazar. Así, no es lo mismo lo que sentirá el primer hijo en la llegada del tercero, pues entonces quien ocupa el lugar número dos, será el afectado. “Cuando llega el tercer o cuarto hijo, al primero no le afecta porque ya vivió el duelo cuando llegó el hijo posterior a él”, señala la psicóloga. “Aquí lo importante es que sepamos que cada hijo tiene un lugar importante en la familia y le demos justo ese lugar”.

Voy a tener un hermano

La psicóloga explica que es necesario preparar al hijo previo al parto y después de que el bebé ya nació, pues son dos procesos diferentes.

Antes de que nazca, hay que involucrar al niño en todo el proceso de embarazo de la madre, hablarle acerca del hermano o la hermana, involucrarlo en elegir el nombre y hacer que, de manera simbólica, el bebé le dé un regalo a su hermano mayor. “Este regalo es importante, pues cuando la mamá está en el hospital o todos llegan a ver al nuevo miembro de la familia, el niño se siente profundamente desplazado, pues nadie lo va a ver a él y nadie le lleva a él un regalo. Son cosas que podemos hacer para aminorar estos sentimientos de tristeza, porque eso va a existir aunque en apariencia haya felicidad. En el fondo, claro que va a existir un duelo, pero la manera en que este duelo se elabore, tiene mucho que ver con cómo los papás preparen a su hijo para esto”.

Una cuestión que es necesario resaltar es el nombre que se le va a dar al nuevo bebé. “Los papás no deben ponerle el nombre de otro de sus hermanos. Yo tengo pacientes o hay muchos casos en que todos se llaman José Antonio, José Andrés, José Juan, etc., y entonces cuando los papás hacen eso, el niño no vive sólo el duelo respecto a que llegue el hermano, sino también experimenta la sensación de que le están quitando su nombre. Esto es muy fuerte para un hijo porque entonces no está diferenciado y siente que no tiene un lugar en su familia”.

Mi hermanito ya nació

Cuando al fin nace el bebé, es muy común que los padres se olviden del hijo mayor, pues consideran que es quien necesita menos cuidados en ese momento, pero no es así. “Quien va a necesitar más tiempo es el hijo mayor”, asegura la licenciada Armas. “Entonces aquí podemos pedir el apoyo de la pareja, para que se involucre en el cuidado del recién nacido y así su hermano no se sienta desplazado”.

En esta etapa se deben de cuidar mucho las palabras que se dirigen al o a los hermanos mayores. “A los niños se les quedan grabadas las palabras que les dicen los papás en ese momento. Debemos tener hasta cuidado en qué cosas decimos, que mensajes enviamos, si le estamos dando a entender a nuestro hijo que no nos era suficiente y necesitábamos a alguien más para sentirnos completos, pues a veces las mamás que intentan embarazarse de manera obsesiva de nuevo, envían el mensaje a su hijo de que ‘contigo no me es suficiente, contigo no me siento completa’”.

Se trata de imágenes, palabras, incluso escenas que los niños guardan y lo pueden vivir como un abandono, y esa sensación de abandono va a repercutir en su futuro, porque pueden volverse personas sumamente aprehensivas, inseguras o codependientes.

Me siento abandonado

Una de las consecuencias de un mal manejo en esta etapa es el sentimiento de abandono que experimenta el niño, pues además va a generarle inseguridad, miedo a perder a los padres y ese niño puede no nada más volverse dependiente de ellos, sino también de las relaciones en general. “Cuando una persona es celosa, paranoica, posesiva, con miedo y nos vamos a su historia, hubo algo que lo marcó. Normalmente es una situación de este tipo”, afirma la psicóloga.

Cuando a un niño no se les permite participar en la llegada de un nuevo miembro de la familia, se van a genera sentimientos no adecuados, los celos que son normales, van a aumentar y es cuando los hermanos empiezan a agredir al más pequeño, al nuevo miembro. “Jugando es como sacan su dolor, les echan talco, los pellizcan, les pegan, y estas son señales de que no existió un buen manejo en la llegada del recién nacido”.

Esta es una etapa realmente difícil para toda la familia. “La mujer debe estar tranquila para que pueda tener la suficiente energía y ánimo para atender al hijo que ya tenía y al que ya acaba de llegar. Mucho tiene que ver la pareja. Si la pareja hace un trabajo de equipo, son un par, son dos, esta situación se podrá sobrellevar mejor. El problema es cuando el hombre regresa a trabajar y quien se queda con los dos hijos es la mujer. Entonces ella también vive muchas situaciones en duelo”.

Quiero la atención de mis padres

Un niño que está celoso de su nuevo hermano y claramente manifiesta síntomas de que le afectó su llegada, debe ser atendido por sus padres. Si el niño tiene 2 años, no necesita una terapia, sino la atención de su mamá. ”Yo lo que recomendaría es que al nuevo miembro de la familia lo atienda alguien más, para que la mamá también tenga tiempo para el niño que está demandando la atención”, aconseja la licenciada.

En cambio si el niño tiene 7 años o más, es recomendable una terapia con un especialista. “Hay niños hasta de nueve años que se ‘regresionan’ de una manera tremenda, donde quieren hasta tomar biberón. Este tipo de conductas nos hablan de que hay algo que no está bien. Un niño de dos, cuatro años es normal que se ‘regresione’, pero no un niño mayor. Se trata de conductas en las que los padres deben buscar ayuda”.

La licenciada Armas enfatiza en que todos en la vida vamos a tener heridas. “Los papás, por mucho que nos preparemos, vamos a cometer errores, pero hay que tratar que estos errores sean los menores. En la medida en que involucramos a nuestro hijo o nuestros hijos en la llegada del hermanito y lo hacemos sentir especial en esta dinámica, vamos a lograr que se desarrollen mejor como seres humanos”.

Nuestros padres nos aman igual

Según explica la psicóloga, el tener un hermano es una gran oportunidad en la vida que nos va a dar lecciones de cómo trabajar en un futuro, de cómo socializar, incluso hasta tener amigos.

“Eso lo aprendemos en casa, en la familia y entonces los papás deben ser conscientes de que, la manera en que tratan a sus hijos, les va a permitir sentirse seguros y darles herramientas para sentirse valiosos, y de como ellos pueden ser tratados en el mundo. Es una representación, es una réplica. Luego hay gente que acepta el maltrato porque eso fue lo que vivió, los papás deben ser conscientes de que cuando llega un nuevo miembro de la familia, deben cuidar la manera en que involucran a su hijo en esa dinámica. Les van a enseñar a trabajar en equipo, a ser respetuosos, a saber que tienen un lugar en la vida y que ese lugar nadie se los va a quitar. Cuando un hijo crece con ese sentimiento, con esa seguridad, tiene todas las probabilidades para ser un gran ser humano y dejar algo positivo a este mundo”.

Amor de hermanos

Uno de los aspectos para fomentar el amor entre hermanos es que los papás no hagan comparaciones entre ellos. “Cuando empiezan a decirles: ‘Fíjate que tu hermano a esa edad hacía estas cosas y tú todavía no…’, va a empezar a generar resentimiento en ellos”, señala la psicóloga.

Hay que destacar que cada uno de los hijos es distinto, especial y con características de personalidad únicas. “Los padres deben tratar de ser lo más equitativo que se pueda con sus hijos. Es normal que los padres sientan una conexión especial con uno de los hijos en particular, pero no deben hacer esto demasiado evidente, pues va a generar distanciamiento entre ellos”.

La licenciada destaca que la manera en que nos relacionemos con nuestros hermanos, va a determinar la forma de trabajar en el futuro con nuestros iguales.

Si en casa aprendimos a competir desde niños, a que gana el más fuerte, a manejarnos con envidia, a la lucha permanente, cuando seamos adultos, así vamos a actuar, porque la primer escuela que nos enseñó a cómo relacionarnos con los demás, fue nuestra familia”.

Ante esto, los padres deben tratar de darle a los hijos lo mismo, las mismas oportunidades y premios por igual.

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