Zonas especiales
Resulta que nuestros políticos sí saben cómo impulsar el crecimiento económico, sólo que no lo quieren hacer en todo el país.
El Congreso ha aprobado una iniciativa presidencial para la creación de zonas económicas especiales en regiones pobres. ¿Qué son estas zonas? Lugares en los que se reducen los trámites burocráticos y se cobran menos impuestos, lo que promueve una mayor inversión y un mayor desarrollo.
Las zonas económicas han demostrado ser exitosas en otras partes del mundo. Éste fue el caso de Corea del sur y también de China. La designación de Shenzhen, una ciudad china cercana a Hong Kong, como una “zona económica especial” en 1980 permitió inversiones privadas en un país limitado hasta entonces por el régimen comunista. La apertura no sólo dio un enorme impulso a Shenzhen, que pasó de ser un pueblo de pescadores a una importante metrópoli económica, sino que se convirtió en el primer paso en una transformación que ha llevado a China a gozar de un período de crecimiento que por su rapidez y duración no tiene precedentes en el mundo.
Treinta y seis años después México quiere seguir este camino. Es mejor tarde que nunca, por supuesto, pero lo importante ahora es saber por qué, si el gobierno ya sabe qué debe hacer para generar crecimiento, limita la aplicación de la fórmula nada más a unas zonas del país.
La creación de zonas especiales en China permitió a las autoridades adentrarse de manera gradual en un sistema capitalista que podía generar crecimiento económico, reducir la pobreza y construir una mayor prosperidad para todos. El experimento de Shenzhen le dio confianza al gobierno chino de que iba por el buen camino al abandonar el comunismo. Hoy en día, aunque el gobierno chino sigue manteniendo una ideología oficial comunista y preserva muchas restricciones a la actividad económica libre, su sistema ya es fundamentalmente capitalista. Gracias a ello el país ha dejado de ser uno de los más pobres del planeta para convertirse en una potencia económica, aunque todavía con un nivel de ingreso de economía en desarrollo.
El gobierno mexicano está optando hoy por sus propias zonas especiales en regiones que se caracterizan por su aislamiento y pobreza, lo que demuestra que sí conoce la fórmula del crecimiento y la prosperidad. Reducir trámites e impuestos garantiza estos resultados. Pero si la fórmula funciona en zonas especiales particularmente atrasadas, más lo haría si se aplicara en todo el país.
Una verdadera reforma fiscal, que simplifique el complejo sistema tributario mexicano y que reduzca impuestos, impulsará una mayor inversión y un mayor crecimiento económico. Irlanda, que hizo una reforma fiscal a fondo en los años ochenta, ya experimentó los beneficios.
La decisión de México de crear zonas económicas especiales es correcta, pero sería mucho más eficaz si se aplicara a todo el país. Una falsa idea del crecimiento económico lleva a pensar que si crecen algunas regiones del país otras no lo harán. Por eso se le quiere dar una ventaja especial a las regiones pobres que hoy se convierten en zonas económicas especiales.
Pero el desarrollo económico funciona de una forma completamente diferente. Si el puerto de Acapulco, por ejemplo, recupera su crecimiento económico, esto en lugar de afectar negativamente a la sierra de Guerrero la impulsará. Una reducción de trámites e impuestos en todo el estado, o mejor aún en todo el país, representaría un impulso mayor para la región pobre que un simple trato de zona especial.
Nuestros políticos ya entienden qué se debe hacer para generar crecimiento económico. Ahora hay que convencerlos de aplicar estas medidas de manera general y no por excepción.
Twitter: @SergioSarmiento