Eulalio López 'Zotoluco' se despidió de la afición de la Comarca Lagunera con una corrida en la plaza Alberto Balderas de Lerdo. (Ramón Sotomayor)
Sin triunfadores resultó ayer la corrida de toros realizada en la Plaza de Toros Alberto Balderas, de Ciudad Lerdo, Durango, que sirvió como despedida de Eulalio López "Zotoluco" con la afición lagunera.
Ni Eulalio López ni Antonio Lomelín hijo pudieron cortar orejas a un lote irregular procedente de la ganadería de Jorge de Haro, divisa en azul celeste y tabaco, cuyos 2 últimos astados fueron faltos de fuerza y bravura.
Antes de comenzar el festejo en forma actuó el niño torero Cristóbal Arenas "El Maletilla", quien lidió a la usanza portuguesa a un eral herrado con el número 105, al que el niño prodigio hidalguense llevó a los medios para beneplácito de los aficionados, quienes le reconocieron su labor con sonoras palmas y redituó en la obtención de una oreja simbólica.
FAENAS
Ya con la plaza cerca del lleno en los tendidos, el mariachi interpretó "El Cielo Andaluz" para que los matadores partieran plaza, recibiendo los laguneros a "Zotoluco" con una gran ovación en lo que sería su último paseíllo en el ruedo lerdense.
La empresa otorgó un reconocimiento a Manolo Rodríguez Orduña, cronista taurino de radio y televisión con 60 años de trayectoria en diversos medios laguneros.
"Festejado" fue el primero en salir de la puerta de toriles, marcado con el número 90 y pesando 480 kilogramos, caribello, nevado de los cuartos traseros. Eulalio López "Zotoluco" le recibió con elegantes verónicas, dando paso a la suerte de varas.
Brindó a los aficionados presentes que le correspondieron con sonoros olés, mostró su maestría al ejecutar sus pases con la muleta, pero al momento de la suerte suprema pinchó, para después matar con certera estocada.
El juez no otorgó trofeos, pero los aficionados hicieron al de Azcapotzalco saludar en el tercio.
Ante su segundo toro, presentado como "Refugiado", herrado con el número 79 y en peso de 460 kilogramos, Eulalio debió lidiar con el peor astado de la tarde, a pesar de su imponente pelaje negro, bragado, cornicorto, el astado no tenía mucho para ofrecer.
Tras breve labor con el capote y muleta, lo más memorable fue la interpretación de "Las Golondrinas", para despedir a un grande de la tauromaquia mexicana. Los aficionados coreaban por otro toro al momento que el juez no concedió premios, igual "Zotoluco" salió al tercio y recibió una ovación de pie.
Antonio Lomelín hijo inició su actuación ante "Jefe de Jefes", número 87 y con 475 kilos de peso, cárdeno, nevado de los cuartos traseros, a quien el heredero de uno de los apellidos más grandes del toreo mexicano recibió con faroles de rodillas.
Labró una buena faena, sentida y elegante, con los pies bien plantados sobre la arena, brindó al boxeador Cristian Mijares y siguió emocionando a los espectadores.
Tras un pinchazo, colocó una estocada tendida, el toro dobló, aunque el puntillero lo puso de pie, sólo para avanzar unos metros y volver a doblar. El juez simplemente saludó y Lomelín recibió palmas.
"Dictador" fue el último de la tarde, negro, nevado de los cuartos traseros, herrado con el número 65 y en tonelaje dueño de 465 kilogramos. Falto de fuerza, no dio mucho juego al novel matador, quien brindó a los aficionados.
Tras una gran exhibición con la muleta, volvió a fallar en la suerte suprema, pinchó en par de oportunidades y posteriormente puso una estocada que privó de la vida a su enemigo, escuchando palmas desde los tendidos.
