Dramaturgo, poeta y funcionario público, el mexicano Miguel Álvarez Acosta es recordado, a 110 años de su nacimiento, por su gran labor tanto en el ámbito de la administración pública como en el académico y artístico.
Nació el 29 de septiembre de 1907, en San Luis Potosí; luego de cursar la educación básica ingresó a la Escuela Normal que finalizó en 1925, para después comenzar sus estudios en Leyes, los cuales concluyó en 1931.
De acuerdo al portal eléctronico escritores.cinemexicano.unam.mx, dirigió la Escuela Superior de Xilitla y fungió como vicepresidente de la Academia Potosina de Artes y Ciencias, además, asumió la presidencia del Instituto de Pedagogía.
Entre sus labores como docente, impartió diversas cátedras en escuelas de educación superior, además de desempeñarse como secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en 1929, también ocupó los cargos de agente del Ministerio Público del Fuero Común de 1931 a 1932 y juez de Primera Instancia.
También fue director general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) entre 1954 y 1958, periodo en el que fundó la revista Bellas Artes y la Escuela Superior de Artes Aplicadas en La Ciudadela.
En dicha labor, señala el portal electrónico literatura.bellasartes.gob.mx también impulsó la apertura de los teatros Granero y del Bosque, y de las escuelas de Danza y Teatro.
Entre otros de los muchos cargos que desempeñó destaca el de presidente del Tribunal Superior de Justicia de su estado natal, así como gobernador interino de San Luis Potosí.
Director del Organismo para la Promoción Internacional de la Cultura de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y director del diario potosino Vanguardia, De hecho, publicó artículos de diversos temas en los periódicos El universal y El nacional.
Su poesía, detalla el Diccionario de escritores mexicanos, siglo XX, fue contemplativa de ese mundo en el que el ser humano está incorporado al paisaje, mientras que en su narrativa pinta los problemas de la pequeña burguesía provinciana.
Con Xilitla, su primera novela obtuvo el Premio Ciudad de México y con su segunda obra Muro blanco en roca negra fue premiado por El nacional en 1951. Un año después, gracias a su poesía, recibió el Premio Internacional de Buenos Aires, otorgado por la Sociedad Interamericana de Escritores.
Imaginó, construyó y puso en operación el Teatro Casa de la Paz de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), de la que se dice que por tan esmerada y eficaz acción protectora con las actividades artísticas, Miguel Álvarez Acosta fue una especie de Cruz Roja para los golpeados artistas de la vanguardia, señala un artículo publicado en el portal electrónico uam.mx.
Luego de su muerte, el 24 de marzo de 1996, en la Ciudad de México, dejó un gran legado cultural que se aprecia en cuentos como Vertiente (1988), y ensayos como El magisterio de Juárez (1957) y Siembras y propagaciones. Temas estéticos, educativos y sociales (1958), novelas, poesía y teatro.
La frontera plural, su última novela, es casi un reportaje febril y apasionado sobre los riesgos de ser un trabajador indocumentado en Estados Unidos.
