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A los franeleros les pagaba el gobierno

EN LOS AñOS CUARENTA SE REGISTRABAN 800 PERSONAS DEDICADAS A ESTE OFICIO, PARA 2011 HABíA MáS DE 6 MIL

Origen. Los primeros franeleros en la Ciudad de México, aparecieron en los linderos del Zócalo.

Origen. Los primeros franeleros en la Ciudad de México, aparecieron en los linderos del Zócalo.

AGENCIAS

- Mucho se ha escrito sobre el origen de los franeleros, comúnmente conocidos como "viene-viene"; pero existe poca evidencia gráfica en la que se les pueda apreciar.

En los años 50 el fotógrafo Nacho López retrató a varios en la ciudad. Como una imagen vale más que mil palabras, en el diario El Universal, se dieron a la tarea de localizar a los primeros cuida-autos y lava-coches en la capital. Aquí lo que pudimos encontrar.

Se podría decir que todo inició con la apertura de la Avenida 20 de Noviembre en el Centro Histórico. En aquellos años 30 significó uno de los cambios más importantes para el primer cuadro capitalino, ya que transformó la perspectiva visual de la Plaza de la Constitución y los edificios que la rodean, también modificó la vida comercial, social y cultural de esta ciudad.

En aquella época, el gobierno del entonces Distrito Federal justificó la construcción de la avenida bajo tres premisas: la primera era que beneficiaría a la ruta comercial que había en el Centro (afectada por el congestionamiento vial); la segunda porque era necesario una vialidad de estas características en el Centro y, por último, porque esta avenida embellecería a la ciudad.

Uno de los motivos que acompañaba estas premisas era abrir nuevas rutas para el uso vehicular. Así, muchas calles que se caracterizaban por ser estrechas o cerradas se fueron modificando.

Como consecuencia, la presencia de carros en el Centro se incrementó y, por ende, fue necesaria la creación de espacios para que sus propietarios -comerciantes, empresarios y hasta funcionarios públicos- los pudieran dejar. Una de las soluciones que implementó el gobierno fue que varios carriles alrededor de la Plaza de la Constitución fungieran como estacionamiento.

 "YO LE ACOMODO SU CARRO"

Fue así como en los linderos del Zócalo se empezaron a ver un par de personajes cuyas funciones trascenderían en el tiempo. Los acomodadores de autos, mejor conocidos hoy por el mote de "viene-viene", eran empleados del gobierno y contaban con un uniforme distintivo: traje completo y un sombrero muy parecido al de los policías de hoy en día.

Ellos se encargaban de poner los automóviles en los carriles confinados para ser estacionamiento y no alterar la circulación del tránsito ni afectar al paso del tranvía. Como en ese entonces había fuentes en la Plaza de la Constitución, no tardaron en aparecer los lava-coches, quienes se abastecían del líquido en las fuentes y se sentaban a esperar que sus servicios fuesen solicitados frente a los autos, en compañía de una pequeña cubeta y una franela.

A diferencia de los acomodadores, los lava-autos no iban uniformados ni eran pagados por el gobierno, por lo que cobraban al propietario una cuota por dejar reluciente su auto. Existía cierta camaradería entre ambos personajes.

La situación de apertura de calles no se limitó al Centro Histórico; se extendió por toda la ciudad. Debido al tamaño de la urbe y las fallas administrativas que la caracterizan, la dupla se multiplicó en todas las delegaciones sin que fueran regulados por el gobierno, naciendo así un oficio sumamente controversial.

 EL SIGLO XXI

Ya entrado el nuevo siglo, el oficio nacido en los años 40 registraba poco más de 800 personas dedicadas a esta actividad; para 2004 se contabilizaron 2 mil 400 personas y en 2011 había más de seis mil. Las calles de la Ciudad de México dejaron de ser de uso libre y se convirtieron en un estacionamiento al aire libre con tarifas variadas.

Al detectar esta red, el gobierno puso en funcionamiento, en 2011, el Programa de Reordenamiento de los Cuidadores y Lavadores de Vehículos en el Distrito Federal, con el fin de "promover y difundir sus derechos y obligaciones e identificarlos para vigilar la correcta aplicación de las Leyes, Reglamentos y disposiciones administrativas relativos a los trabajadores no asalariados; dignificar su actividad y evitar su discriminación, entre otros aspectos.

De acuerdo con lo reportado por el diario El Universal, el programa habría de beneficiar a 7 mil 500 personas que se registraron, mismos a quienes se les dotó de un chaleco y una identificación que los avalaba y protegía. Este programa tuvo un presupuesto de dos millones de pesos y Benito Mirón Lince, entonces titular de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo del DF en la administración de Marcelo Ebrard, aseguraba que el programa tenía "la intención de reivindicar el oficio en tanto no existan las condiciones para garantizarles un trabajo bien remunerado y regulado".

El programa logró un padrón de 6 mil 300 cuidadores, la mayoría residentes de la capital y con un porcentaje de 12 % de mujeres. En oposición al programa, también en 2011, la Autoridad del Espacio Público puso en marcha los parquímetros para reducir el número de franeleros y el recurso económico fuera directamente al gobierno capitalino.

Seis años después, los franeleros en la ciudad siguen levantando controversia. Las contadas zonas de parquímetros no han logrado que se reduzcan en número, sino que se desplacen a otras, como alrededor de hospitales, escuelas, oficinas, áreas comerciales e, irónicamente, en oficinas gubernamentales.

En febrero pasado, la delegación Cuauhtémoc había hecho un mapeo que registraba que en 15 de las 33 colonias de esa demarcación aún había presencia de franeleros y esta casa editorial entrevistó a un franelero de la Roma Norte.

Mario contó que había ejercido el oficio desde hacía 15 años y que gracias a éste había podido sacar adelante a su familia y fue capaz de adquirir su casa. Confirmó que la presencia de los parquímetros los afectó en cuanto a que ya no pueden apartar lugares colocando objetos y que ahora son multados o arrestados por varias horas.

Dijo que desde las siete de la mañana el hombre cuidaba vehículos, algunos estudiantes de una universidad cercana eran sus principales clientes. La suma que solían llevarse antes de los parquímetros era de 600 pesos al día; sin embargo, desde 2011 sus ingresos se redujeron a la mitad. Mario también comentó que daban "cuota" a patrulleros.

Unas de las problemáticas con las que se les vincula es su asociación con bandas delictivas. En un recorrido en la Roma Norte se pudo verificar que si bien se cuenta con parquímetros, el perímetro de Álvaro Obregón hacia Baja California es dominado por franeleros y de diversos valet parking.

Las cuotas van desde los 20 a los 50 pesos por automóvil, dependiendo del tiempo de estadía en la zona. Un par de transeúntes nos compartieron el porqué confían su carro a los franeleros. La mayoría dijo que por comodidad, por barato o por miedo de que algo malo le ocurra a su auto. Otras personas hasta les dejan las llaves para que lo muevan. Al final se refleja que las calles sí tienen dueño, pero no es el ciudadano.

Agencias

600

 PESOS

Diarios ganaba un franelero, antes de los parquímetros.

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