A MESA PUESTA Y A CAMA HECHA REFRANERO DEL QUIJOTE
El Quijote II, 55
Va Sancho Panza sobre su borrico, llamado "rucio", en camino rumbo al castillo del Duque, cuando lo alcanza la noche.
Busca entonces el escudero un sitio apropiado para descansar, cuando -escribe Cervantes- "quiso su corta desventurada suerte que buscando un lugar donde mejor acomodarse, cayeran él y el rucio en una honda y oscurísima sima que entre unos edificios muy antiguos estaba, y al tiempo del caer, se encomendó a Dios de todo corazón, pensando que no había de parar hasta el profundo de los abismos".
Sancho piensa que habría de morir ahí de hambre y de pesar junto con su jumento. Y se le viene a la cabeza comparar la triste situación en que se encuentra, con la similar por la que atravesó su amo.
Dice para sí el escudero, ya para entonces exgobernador, lo siguiente: "A lo menos, no seré yo tan venturoso como lo fue mi señor don Quijote de la Mancha, cuando descendió y bajó a la cueva de aquel encantado Montesinos, donde halló quien le regalase mejor que en su casa, que no parece sino que fue a mesa puesta y a cama hecha".
Con lo anterior, Sancho quiso decir lo agradable que resulta disponer de buena comida y un lecho para descansar plácidamente, sin costo ni mayores problemas.
Hacia fines del siglo XVI, Sebastián de Horosco glosó parte de este refrán así: El que le hace la fiesta / es el que lava la lana / mas quien viene a mesa puesta / no sabe bien lo que cuesta / y come a veces sin gana.
J.A García Villa
@jagarciavilla