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Acentúa 'María' problemas de salud en Puerto Rico

Pero cinco días después, el cocinero de 26 años seguía esperando porque sólo unos cuantos quirófanos estaban en operación debido a la falta de electricidad. (AP)

Pero cinco días después, el cocinero de 26 años seguía esperando porque sólo unos cuantos quirófanos estaban en operación debido a la falta de electricidad. (AP)

AP

Martín López recibió un balazo en la mano el sábado cuando dos ladrones se llevaron sus bidones de preciada gasolina después del paso del huracán María. Fue llevado al Centro Médico en la capital puertorriqueña, donde en tiempos normales los cirujanos lo habrían atendido rápido para enviarlo a casa.

Pero cinco días después, el cocinero de 26 años seguía esperando porque sólo unos cuantos quirófanos estaban en operación debido a la falta de electricidad.

Finalmente fue operado y el hospital dijo que se recuperaba el viernes, aunque no puede decirse lo mismo del sistema médico puertorriqueño.

Gracias a Dios estoy bien, estoy mejorando, declaró López a The Associated Press en una carpa de atención médica provista de aire acondicionado que el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos instaló en terrenos del Centro Médico.

Pero Puerto Rico está destruido. Es triste, agregó.

De todos los problemas que María causó al azotar la isla el 20 de septiembre con vientos de 249 kilómetros por hora (155 mph), la situación en los hospitales y las clínicas _y en los servicios de salud en general_ es una de las más preocupantes para los funcionarios que dirigen las tareas de recuperación.

El sistema de salud de Puerto Rico era precario de antemano, pues su población es en términos generales más enfermiza, más vieja y más pobre que la de la parte continental de Estados Unidos.

Otros problemas son las esperas largas y la severa escasez de especialistas debido a la recesión económica que afecta a la isla desde hace una década.

Después de María, los hospitales y sus empleados enfrentan la misma escasez de necesidades básicas que las demás personas.

Hay pacientes para quienes es imposible tener refrigerada su insulina u otros medicamentos. Los ancianos son particularmente vulnerables al calor tropical y los equipos de aire acondicionado no funcionan por la falta generalizada de electricidad.

Y entre la gran falta de transporte, es difícil llevar a los chicos al doctor, en especial para las familias que tendrían que desplazarse grandes distancias en un vehículo que podría quedarse sin gasolina.

“Dondequiera que un desastre afecte un lugar con la magnitud que lo hizo éste, las vidas de las personas van a estar en peligro”, dijo el doctor James Lapkoff, un médico de urgencias de Carolina del Norte que era parte del equipo del Departamento de Salud y Servicios Humanos que fue enviado a Puerto Rico.

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