Ai Weiwei y La ley del viaje
El artista y disidente chino Ai Weiwei vuelve a reflexionar sobre el drama de los refugiados con su mayor instalación hasta la fecha Law of the Journey (La ley del viaje), inaugurada recientemente en Praga, cuya pieza principal es una gigantesca balsa de 70 metros y 258 figuras inflables.
Ai Weiwei sabe una o dos cosas sobre el desplazamiento humano. El artista chino de 59 años de edad fue criado en el exilio, después de que su padre poeta cayó del favor político y tuvo que huir con su familia, de la misma forma que las miles de personas a las que ahora busca dar voz a través de su trabajo.
Una balsa repleta de personas que buscan huir de la violencia hacia un futuro incierto es una alegoría a la deshumanización; a la realidad que se vive a diario gracias a la Guerra Civil de Siria. La metáfora narra el drama de manera certera. A simple vista es una escultura de goma inflada monocromática, el negro de la obra no es deliberado, señala el luto.
Durante la presentación de lo que hasta ahora es su mayor instalación, el artista chino Ai Weiwei dijo a los medios que "no hay una crisis de refugiados, es una crisis humana... y en la forma de gestionar esta crisis hemos perdido nuestros valores más básicos".
La obra fue instalada en la sala principal del Trade Fair Palace, lugar para el que el artista ha creado la obra, en la patera hay figuras humanas de goma para simbolizar el periplo incierto de los que huyen de la guerra y el hambre. En el suelo aparecen algunas figuras con flotador, otras de medio cuerpo y de otras solo sobresale la cabeza, que representan la impotencia ante un mar que se los traga.
Weiwei hizo un llamamiento de responsabilidad a Occidente, para "volver a examinar el sentido de los Derechos Humanos y la dignidad humana, y hasta cuándo puede un país sobrevivir ignorando al resto".
"El problema de los refugiados es global, un problema político a varios niveles, y no va a desaparecer", dijo, a la vez que constató que "la situación está empeorando". Weiwei es directo en sus formas e incorrecto en sus llamados, considera que su trabajo es una herramienta fundamental para invitar a la reflexión, pero también para denunciar no solo los estragos de la guerra, sino lo que más duele, la indiferencia de los demás ante el dolor.
UN MENSAJE CLARO
La instalación incluye además mensajes en varios idiomas, entre ellos uno que señala: "El hombre en éxtasis y el hombre ahogándose: Ambos levantan sus brazos".
El artista consideró que "es normal que la gente tenga miedo a que sus vidas se vean alteradas ante un extranjero o alguien que viene de lugares menos familiares y ha sido dibujado como un peligroso", reflexionó sobre el rechazo a los refugiados.
"Pero desde un ángulo humanitario, si vemos que alguien es víctima o busca de forma desesperada un lugar de paz, y no lo aceptamos, el verdadero desafío, la verdadera crisis, no está en ellos, sino en los que los ignoran", denunció en medio de los transeúntes que se detenían por varios minutos a observar la imponente obra del chino.
EL ARTE EN FUNCIÓN SOCIAL
El museo describe la exposición que se puede ver hasta enero de 2018 como una "declaración épica sobre la condición humana: la expresión de empatía y preocupación moral de un artista frente a una destrucción y muerte continua".
Ai Weiwei debutó en Praga el año pasado con su obra Cabezas del Zodiaco, que representaban 12 cabezas de animales del zodiaco chino, con mantas térmicas doradas para protestar por el sufrimiento de los refugiados en su camino a Europa.
El artista y activista denunció en el pasado la corrupción y se involucró en la lucha por las libertades en China, donde fue detenido por las autoridades en 2011 y pasó 81 días encarcelado mientras era investigado por un presunto delito de fraude fiscal.
UN COMPROMISO
La enorme balsa neumático, una pieza inflable de color negro, traduce mucho del espíritu de solidaridad con las que el disidente chino ha abordado algunas de sus principales obras, que hablan más de la vida que de la tragedia. En la necesidad de gritar a la consciencia, la más reciente obra de Weiwei, surgió después de que el artista pasó algún tiempo entre los refugiados que llegaban a la isla griega de Lesbos, huyendo del dolor de la guerra en Siria.
La pieza también tiene una evocación poderosa al tema de las migraciones forzadas que ha vivido la humanidad; ya que durante la Segunda Guerra Mundial, la construcción de la Galería Nacional en Praga sirvió como un punto de reunión para los judíos antes de su deportación a un campo de concentración nazi. Sin embargo, el propio autor chino manifiesta que puede deducir que la Ley del viaje puede ser igual un comentario que una advertencia.
Los mensajes que se ubicaron en torno a la obra, buscan confrontar al espectador en varios idiomas, con la idea de exhibir una necesidad urgente de proteger a los migrantes, cuya flujo incesante ha puesto en duros aprietos éticos y políticos a Europa, y cuyas lecciones parecen haberse olvidado.
Sin embargo, la obra también insiste en que más allá de los procesos históricos y políticos de los países que han enfrentado la migración, lo grave hoy, es la indiferencia de los ciudadanos que ven a las personas que huyen de la guerra como enemigos públicos, y en lugar de solidaridad se ha creado un ambiente hostil para quienes sufren en su país de origen, en el camino hacia un futuro incierto, pero también en el lugar de llegada.
EL ACTIVISMO INCANSABLE
Ai Weiwei ha elaborado durante los últimos años varias instalaciones a gran escala inspiradas en el destino de los inmigrantes, que abarcan, por ejemplo, las columnas del Konzerthaus de Berlín con 14 mil chalecos anaranjados de Lesbos, también en referencia a los refugiados sirios.
Su curiosidad lo llevó además a pasar el último año visitando unos 40 campamentos de refugiados y puntos de cruce como las fronteras entre Estados Unidos y México, al igual que la de Turquía y Siria, filmando un documental llamado Human Flow que se estrenará en el verano de este año -y donde aborda en un lenguaje diferente a la realidad que en esta ocasión denuncia- en la emblemática Galería Nacional de la capital de la República Checa.