La notable proliferación de los medios ha provocado una avalancha de información que no ha mejorado las cosas y que confunde a muchos, pues los sentidos están prestos para escuchar análisis, no presunciones y detalles que se coluden con el humor negro y que abandonan la misión específica de los comunicadores profesionalizados, que debe ser la noticia y su tratamiento adecuado, con el matiz de cualquier color pero que lleve la opinión abierta, no el camino sinuoso y alargado que conlleva la simple especulación de los hechos.
El periodismo actual debe ser, en creencia propia, un arte hecho de conceptos, de ideas, de obras creativas, que estimulen la inteligencia y la imaginación del espectador, no el grupo que se esfuerza por navegar en mares de especulaciones, donde nadie toma un partido en pro de sus propias metas, no se accede a lo crudo, a lo espontáneo, a lo auténtico, sólo se deja transcurrir el tiempo con temas donde se juega con el fervor popular o se reincide en aspectos que están más deslucidos que la mezclilla deslavada sin planchar.
Las cadenas televisivas fomentan por un estilo, más que perseguir los fines verdaderos del periodismo y se disfrazan de veracidad cuando invitan a jugadores famosos, a quienes nadie les discute la calidad de sus trayectorias, su durabilidad y prestigio, cuyo encuentro con cámaras y micrófonos nunca es igual al trabajo de cancha, pues acá se precisa de cultura general, deportiva y buena memoria, rodeada de un buen nivel expresivo, algo que no todos poseen. Es cierto que poseen la experiencia que les dieron los años de futbol para hablar de aspectos tácticos y técnicos pero no siempre aparece la lucidez para desarrollarlos con las palabras adecuadas, salvo el siempre habilidoso e inteligente Paco Gabriel, que se nota, es un lector de todo tipo, que se prepara adecuadamente.
El futbol es un juego y como tal desnuda a muchas personas que usan micrófonos, sean comentaristas, directivos o jugadores, ese aparato se transforma en un fiscal de hierro que muestra las evidencias del nivel cultural de cada uno y el poder pensante que le permiten sus reacciones y así la gente confunde el mundo generado por las sensaciones, con el mundo creado por el pensamiento y termina creyendo que ver es lo mismo que entender, de ahí que los inteligentes en los medios sobresalgan con facilidad porque son capaces de deslizar emociones y conceptos tan fuertes como profundos. Pero de esos hay muy pocos y toman el liderazgo, pues sobran los comunes apagados por sus limitantes pues en suma la apertura trajo una gran competencia pero no se le suma la competitividad.
Arcadiotm@hotmail.com