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Al Larguero

MUERTOS Y VIVOS

ALEJANDRO TOVAR

Los ídolos del deporte debieran ser todos eternos, sin envejecer y menos, morir. Los comunes que sólo sobrevivimos y somos solos actores de reparto, hemos de ver a los estrellas como reyezuelos que dominan el espacio y circulan con aire de superdotados, cuando son tan humanos como cualquiera y por igual, también son personas que luchan contra sus propios demonios.

Ellos, como Borgetti, debieran estar en el área, esperando los centros de Pony Ruiz para impactar, no delante de un micrófono sin recordar nombres de protagónicos. Ellos, como Chapman debieran ser canela pura y no exquisita recta justa para enrachados. Ellos, como Vettel, tendrían que buscar la manera de eliminar a Hamilton por cualquier vía, incluso la violencia. Ellos como Manolo González, tendrían que aparecer con una eterna magia para hipnotizar a Psycho.

Los que conocimos a Manuel su padre, nos dimos cuenta de que las plazas del norte le quedaban chicas y el vuelo al sur era inevitable, allá donde conoció y se unió con Ángel Vargas, un sonriente tapatío de pegada potente y apego por el blanco. Cuando Don Manuel se preparaba en aquel rito tan sagrado de luchadores consagrados, conforme iba avanzando la voz le cambiaba y el tono y el modo y las maneras. Puesta ya la máscara era otro personaje, el Dr. Wagner auténtico.

La Arena México parecía ser hecha para ellos, con su acústica excepcional, la "Ola Blanca" y ese par de atletas vibrantes riendo ante el abismo, desafiando al mundo, como aquella noche pasando encima de El Santo y Rayo de Jalisco o después sobre René Guajardo y Karloff Lagarde y son tantos y también las cruces y los rosarios y los recuerdos, como una realidad en perpetuo estado de emergencia, como terribles historias de héroes pero no de víctimas. Muertos, muertos y muertos.

El Angel Blanco falleció frente al volante cuando los socios volaban de Laredo a Monterrey, Manuel muy averiado de la columna, por eso sus seguidores lloraban cuando le veían caminar con dificultades y un bastón, aquel atleta impactante, por ello su corazón prefirió fallar para llevarlo a donde están Angel, El Santo, Shadow, Guajardo, Mendoza, los Espanto, Huracán Ramírez, en ese mundo especial donde todos viven para luchar. Son héroes pero ya muertos, muertos y muertos.

El sábado nada importaba Mc Gregor y Maywather, sino el fenómeno mediático Psycho Clown frente al lagunero Manuel González Jr., el hijo del legendario Wagner y él mismo una leyendo más en ese mundo del pancracio que está cubierto de pasión y sangre. Lucha formidable y final inesperado, con la máscara de Manuel sin la cabeza del dueño, al aire el rostro triste y entre lágrimas y todos los fans queremos y no podemos ser otros, salvo llorar como niños también.

Arcadiotm@hotmail.com

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