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Al Larguero

HASTÍO

ALEJANDRO TOVAR

Aquéllos a quienes la razón lleva a discrepar, pueden ser llevados por ella a coincidir, como los Modernistas, que aspiraban a la renovación estética de la literatura española y la Generación del 98 que vivían con el propósito crítico de la realidad ibérica. Eran jóvenes intelectuales que detestaban la vida y el mundo que les rodeaba, en pleno alzamiento contra la prosa ampulosa y procuraban un mayor cuidado en la sonoridad de la lengua, un refinamiento de la expresión.

Todos ellos fueron reubicados a la antesala a la llegada de Rubén Darío, poeta irresistible, con un diferente sentido del tiempo, de la vida, de la muerte y del amor y con él, o detrás suyo, en esa influencia, Antonio Machado, caminante de camino irrealizable e interminable, Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Del Valle Inclán, fenómenos con obligación de integrar una nuevo estilo.

Por eso, seguramente que ese tipo de gente no cabría entre nosotros, porque esas tendencias de cambio y establecimiento de ideas culturales, de avanzada, de criterio, de desintoxicación, incluso, no le caben a los medios nacionales y mucho menos a la estridencia de nuestro futbol, que ya se ve, carece de memoria y se ha enviciado, tiene aspecto malote y tatuajes de presidiario.

Todo mundo se queja del espacio libre por la fecha FIFA, cuando en realidad es un descanso al mismo dolor doméstico, a la ya vieja rutina que nos ubica en los mismos sitios, sin cambios y lo que es peor, avanzando en el desprestigio, en el incremento de la mediocridad y el exilio total de la excelencia y lo que debiera ser amor permanente queda a merced de tiempo que descubre siempre la verdad, esa de la que escapan todos los protagonistas e incrementa la confusión.

Un capricho exquisito de un genio del relato, sería poseer una prosa que diera argumentos para convencer a los incrédulos pero no hay tal, el mercantilismo de los medios, la profusión de ellos hace que los asuntos aparezcan hasta en sopa pero solo se advierten perfiles de cantidad, con una mínima entrega de calidad en las notas, el comentario es cliché, no hay diferencia, ni sorpresa, ni voces de motivación y cultura, cuando uno quiere regate, recorte, goles con estilo periodístico.

Los actores también participan en el atentado contra este juego maravilloso, que es la forma más bella inventada por el hombre para sentirse libre y que hace mucho dejó de ser amor a primera vista, ahora las notas son para las quejas de los técnicos por las fallas arbitrales, para captar las excusas de todos en plena huída de las responsabilidades. Cada fracaso no se acepta, sino se "pasa de página", nadie reconoce culpas, todo se relega a la fortuna, al arbitraje, a las lesiones. En la tv los comentaristas exjugadores defienden a sus colegas y pelean contra sus compañeros, los árbitros retirados crucifican a los suyos como si no tuvieran memoria.

Hacen falta hombres con visión certera, que tengan a la mano análisis documentados, ágiles, originales, aunque sean siempre apasionados. Gente que nos mienta menos y nos informe mucho mejor, que no se nos vea a los consumidores como seres marginales, contadores de cuentos y encantadores de serpientes, sino como seres culturizados que merecen calidad.

Arcadiotm@hotmail.com

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