úNICO En el deporte y los medios, no siempre ocupa un papel protagónico la sinceridad y mucho menos, la autocrítica, pues los atletas y técnicos están reñidos con el reconocimiento de la responsabilidad y huyen de esa verdad como mejor pueden, aún cuando haya videos que muestran que sus defectos han sido amplificados y sus dificultades, agrandadas.
El periodismo es una manera de estar siempre inserto en la realidad, debe ser enemigo de lo obvio porque cuando lleva sus notas al público, será como mirarse a los ojos con alguien, lo que equivale a penetrar en su alma y esa no es pueblo que viaje a remolque, ni entran al juego de la lectura incrédulos u paralizados; qué va, hay demasiada gente pensante e inteligente doquiera.
De todas formas, a pesar de la tecnología maravilla, de reiteraciones y tomas de todos ángulos, hay muchos profesionales que rehúyen a aceptar culpas, lo cual enriquece la actitud de Joe Girardi, el discutido mánager de Yankees, que en el segundo partido contra Indios provocó la remontada de Cleveland, al no impugnar la decisión de enviar, por supuesto golpe a Chisenhall, a la inicial, cuando la pelota ni siquiera rozó su mano.
Ahí mismo el cátcher Gary Sánchez le pedía a Girardi que impugnase la decisión. No lo hizo. Yankees estaba ganando 8-3 y enseguida viene Lindor con cuadrangular con bases llenas, lo que lo puso aquello 8-7 y todo listo para el desenlace en 13 rollos con Francona ganando de calle el duelo. Luego ha venido la reacción de Girardi, aceptando el yerro, dando la cara, viendo de frente, como lo hacen los hombres que lo son de verdad, sabiendo que la paciencia se termina.
Pero si ese es un gran ejemplo, otro mayúsculo sería el de Chisenhall si hubiese admitido que la pelota rozó el bate y no su mano pero tal vez lo ocultan por el temor de causar descontento de sus compañeros y de sus aficionados. Los medios no dedican una sola línea a la honestidad de Girardi, acostumbrados a vivir en su brillante rol de especuladores para ejercer un dominio sobre el pueblo, que muchas veces cree demasiado en lo que le dicen y no se analiza debidamente.
Octubre es el mes soñado del béisbol y cada cual acentúa más su papel de seguidor fiel. Los que hemos de creer en el amor Yankee hasta la muerte nos hemos negado a comer carnitas en domingo porque la angustia del juego y todo lo que destila esa adrenalina, pueden hacer corto. Así que todo ese mundo se izó feliz saludando el estacazo de Bird sobre el tremendo Miller.
Es octubre también tiempo de entender que la vida de los muertos consiste en hallarse presente en la vida y espíritu de los vivos, por eso debemos creer que San Pedro les deja ver la tv a los viejos ases y se forman en fila Dimaggio, Maris, Ruth, Gerigh, Mantle, Hunter, Rizutto, Berra, Skowron, Howard, Stangel, Lazzeri, Boyer, Munson y muchos más, todos bien vigilados por Billy Martin. Seguro que para beber cerveza o tequila habrá autorización de patrón Steinbrenner.
Alejandro Tovar
Arcadiotm@hotmail.com
