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Al Larguero

VIVOS Y MUERTOS

ALEJANDRO TOVAR

Los pensamientos secretos de un hombre abarcan todas las cosas, las sagradas, las puras, las profanas y hasta las obscenas, sin que haya censura de por medio y en la etapa más alta que puede alcanzarse en la cultura moral es cuando reconocemos que debemos controlar esos pensamientos, sobre todo si en el camino de esas apetencias ubicamos el río de la muerte.

Y aunque nuestros pensamientos son muchas veces peores de lo que somos nosotros, siempre existe un espacio donde el hombre que se habla en silencio, llega a preguntarse por los muertos que, ¿a dónde van?. Y sobre todo, ¿es que sólo ellos saben la repuesta?, porque los investigadores quisiéramos estar vivos en el mundo de los fallecidos para observarlo todo, para indagarlo todo, con la empeñosa búsqueda de un detective y toda la curiosidad de un turista.

Porque lo ideal es reportear esa zona, cotejando con los famosos sus recuerdos y frustraciones, escuchando con toda atención las voces de los muertos, con cada uno de sus secretos y remembranzas, pero con la esperanza de que te permitan preguntar, no sólo oír su monólogo, para dejar caer el almacén de dudas que te acompaña y grabar, aunque el problema será escoger la zona porque seguro que allá mismo también se establecen jerarquías y división de clases.

Como es octubre, seguramente que en ese infinito los héroes siguen conservando su lozanía y están vigentes para siempre, sin detenerse a pensar en el tiempo, que no les afecta por ello habrán conseguido permisos y concesiones especiales para seguir jugando pelota e igual, también tendrán arriba su propio clásico y nadie podrá creer que hay equipos de fantasmas sin empleo.

Por eso la imaginación está para jugar beisbol y ella, armada de ironía cercana a lo grotesco y de poses que pueden acabar como ficción que parece realidad, se nutre cuando aparecen los hombres en el estadio recién inaugurado, donde millares de seres fantasmales se muestran como guardianes de historias que parecen destinadas al esplendor o al desastre, pero que tienen vida.

Y en ese sueño, el reportero privilegiado en la visión única escucha, que los Dodgers van con Pee Wee Reese como short stop, Jackie Robinson en segunda, Duke Snider en el center, Descalzo Jackson en el jardín izquierdo, Gil Hodges en primera, Carl Furillo en el jardín derecho, Jim Gilliam en tercera, Roy Campanella es el cátcher y Don Drysdale el lanzador. Los dirige Walter Alston.

Pero antes de que sean anunciados los rivales, los famosos Gigantes, se establece una discusión interminable, porque están protestando por Descalzo Jackson que nunca fue de Dodgers, sino de los terribles Medias Negras en el maldito episodio de Chicago que dejó cojo al beisbol y donde Jackson fue vetado de por vida con siete más por vender la serie mundial de 1919.

Él debe ser perdonado, por reconciliación con el beisbol y porque éste es el terreno de la misericordia, pues la esperanza también, es el sueño de los despiertos, total que este mundo perfecto, con los muertos vivos y con un terreno maravilloso para disfrutar de una vida que sólo ha sido soñada puede significar porqué todos se quedan y nadie regresa al mundo de nosotros, pues acá sólo existe el ocio, con algún color muy discreto y no se asoman la crueldad y alevosía.

arcadiotm@hotmail.com

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