Somos lo que comemos es lo que se escucha decir comúnmente en los medios de comunicación sin ponernos a reflexionar en el origen de ésta ya tan popular frase. Sin embargo la epigenética es algo más allá de lo que comemos.
Hoy en día se conoce que el 70% de la expresión de los genes se encuentra afectada por el medio ambiente.
Se entiende por Epigenética al estudio de cambios heredables en función de los genes que ocurren sin un cambio en la secuencia del ADN.
Es decir que, lo que nuestros padres y abuelos comieron, el ejercicio que hicieron, los químicos a los que estuvieron expuestos, son factores que podrían afectar la manera en que nuestros cuerpos se ven y funcionan. Así mismo, las experiencias que rodean a una persona o animal durante su vida pueden marcar su material genético, desde el punto de vista molecular, y esos marcadores pueden ser transmitidos y expresados en el fenotipo (aspecto físico) de las generaciones futuras.
Las experiencias traumáticas de nuestro propio pasado así como las de nuestros ancestros inmediatos dejan una suerte de marcas moleculares adheridas a nuestro ADN. En humanos resulta muy interesante que cada raza y cada pueblo, llevaría inscrito en su código genético la historia de su cultura: los chinos y la Revolución Cultural, los rusos y los GULAG, los inmigrantes africanos cuyos padres fueron perseguidos en el sur de Estados Unidos, o bien una infancia de maltratos y padres abusivos todas las historias que podamos imaginar están influidas por nuestros antecesores.
Desde este punto de vista, las experiencias de nuestros ancestros modelan nuestra propia experiencia de mundo no solamente a través de la herencia cultural sino a través de la herencia genética.
La evidencia que apoya el rol de la epigenética en la programación del desarrollo de enfermedades del adulto se origina principalmente en estudios en animales que han demostrado el impacto del entorno nutricional intrauterino sub-óptimo en el epigenoma y el fenotipo de la descendencia. Hay algunos estudios en humanos en esta área, pero uno de los estudios más significativos se llevó a cabo en niños que nacieron de mujeres expuestas a la desnutrición severa durante el embarazo, como resultado del invierno del hambre (hambruna holandesa) impuesta por los invasores alemanes hacia fines de la Segunda Guerra Mundial. Medio siglo después se reportó evidencia de una reducción de metilación del gen IGF2 impresa en estos individuos en la adultez. Esto tiene especial relevancia, dado que estos individuos también demostraron tener un mayor riesgo de obesidad o intolerancia a la glucosa, dependiendo del momento de la exposición al hambre y la desnutrición.
Si Hablamos de animales, existe un campo de estudio que examina el papel de la epigenética en la conformación del comportamiento animal (que incluye al humano), llamada Epigenética Conductual; que intenta proporcionar un marco para entender cómo la expresión de los genes está influenciada por las experiencias y el ambiente para producir diferencias individuales en la conducta, como lo demuestran los perros rusos los cuales han desarrollado increíbles habilidades de adaptación, aprendiendo a viajar en el metro para salir en busca de alimento, lo toman en la mañana para llegar al centro, y luego por la noche para regresar a su hogar (como las personas). Escogen con más frecuencia el primer y último vagón del tren, que son los que en esa ciudad normalmente llevan menos pasajeros; otra adaptación es su capacidad para cruzar las calles con los semáforos en verde, que aunque los perros no ven en color son capaces de diferenciar las imágenes del semáforo.
En cuanto a los bovinos, cada vez hay más pruebas de que los factores epigenéticos regulan la producción de leche en las vacas lecheras; las hijas de madres multíparas suelen producir menos cantidad de leche que sus progenitoras en comparación de las que fueron hijas de madres primerizas; esto debido a que al haber sido gestadas tuvieron que competir por los nutrientes que su madre comía mientras tenía el compromiso de producir grandes cantidades de leche, lo que no ocurre con las primerizas quienes canalizan toda su nutrición a la gestación.
Si dos vacas con un mismo genoma, es decir "gemelas" ; son sometidas a condiciones ambientales diferentes, en nutrición y manejo, ambas presentarán un rendimiento diferente en la producción y composición de la leche, algunos de estos procesos son reversibles en determinadas etapas, si mejoramos las condiciones ambientales; los genes, que han permanecido dormidos podrán ser activados y expresarse de forma diferente.
Existen así mismo condiciones fisiológicas y hormonales que pueden causar cambios epigenéticos como cuando un organismo está bajo presión; por ejemplo donde los tejidos están cambiando y creciendo. La glándula mamaria es única a este respecto, con su ciclo natural de crecimiento y regresión durante el embarazo y la lactancia.
La glándula mamaria se desarrolla bajo influencias hormonales en la pubertad y luego experimenta grandes cambios de desarrollo durante el embarazo para convertirse en una glándula secretora completamente funcional capaz de producir leche llena de componentes altamente nutritivos. Los componentes sólidos primarios que dan a la leche su valor nutritivo son proteínas, lípidos e hidratos de carbono. La producción de cada uno de estos depende de la activación de genes en el tejido mamario. Por lo tanto, cualquier cosa que afecte la activación de genes puede influir en la producción de componentes de la leche.
En bovinos de leche , existen los programas de mejoramiento genético computarizado donde toman en cuenta el árbol genealógico de los padres (hasta 8 generaciones), así como también los rasgos de producción láctea, pero al sumarle una prueba genómica se acerca al 99% de confiabilidad de su potencial genético, por lo que si les proporcionamos la alimentación adecuada para cada etapa de su vida, y un medio ambiente confortable, y un buen manejo clínico de salud, tendremos a un animal sano, que pueda expresar todo su potencial genético a nuestro favor.
Y aunque esta ciencia aún está en fase de investigación, si el descubrimiento del genoma fue un gran paso, y poder descubrir la secuencia epigenética va a ser revolucionario, ya que nos va a permitir programar exactamente al individuo, y a su descendencia, conforme a los requerimientos que humanidad necesite.