Apuntes sobre la biografía
No siempre coincido con los biógrafos que hacen de su narración un conjunto de juicios y alardes, pero sus escritos me hacen despertar e interesarme por cosas que no me conciernen
La biografía es un género francamente difícil. Hay quienes la ubican dentro del periodismo, otros la recluyen dentro de la creación libre y algunos más la relacionan con la historia. Aun así, es complicado intentar definir los límites de este género. Para escribirla deberás proporcionar los datos básicos de un personaje que el público no necesariamente conoce. Además, es necesario provocar el interés por alguien que de entrada no tiene por qué despertar atención alguna (sea una celebridad o sea una persona común). Mas, ¿qué es una persona común? No hay tal. Vistos de cerca, todos somos interesantes. Pero que ese individuo sea finalmente captado con palabras y que, además, sea trazado en sus rasgos esenciales es tarea colosal. ¿Rasgos esenciales? ¿Y qué es tal cosa? Lo que uno dice de sí mismo no es necesariamente lo que otros destacarían. Lo que uno subraya de sí mismo no es forzosamente lo que los demás subrayarían. En una biografía, el escritor escoge episodios o rasgos y hace de dichos elementos el objeto de su trazo. O de su caricatura. Habrá de captarse lo pintoresco o lo estrafalario, o incluso precisar lo común. El cuerpo de la obra estará compuesto con trozos y restos de otras historias, de relatos y anécdotas.
A diferencia de la biografía, la semblanza es un dibujo menos exhaustivo de los individuos. Para algunos, la primera es el mejor género histórico o literario. En el elogio, no obstante, hay una maldad, pues historiar vidas es una cima menor comparada con la novela. Yo prefiero las semblanzas irónicas y envueltas con desparpajo. Me interesa conocer las manías de quien ha sido retratado. No siempre coincido con los biógrafos que hacen de su narración un conjunto de juicios y alardes, pero sus escritos me hacen despertar e interesarme por cosas que no me conciernen. Aunque, claro, hay que admirar a los demás por sus defectos, no por sus cualidades.
La biografía no es un espacio de creación libre. Por el hecho de tratar con seres reales, está sometida a cuestiones legales de propiedad, permisos y derechos (derecho al honor, a la privacidad...). Hasta el siglo XIX al historiar las singladuras vitales no se distinguía entre las fuentes y las citas y las aportaciones del autor. En los más tempranos ejemplos de escritura biográfica pasan cientos de años entre el devenir de un personaje y la redacción de sus andanzas (Vida, como solía llamarse). Plutarco, por ejemplo, escribe sus Vidas paralelas en un lapso de tiempo comprendido entre el año 98 y el 125 d.C., mas sus parágrafos están dedicados a griegos célebres que vivieron 300 años antes de Cristo. Es un procedimiento que ha ido evolucionando, lógicamente, en beneficio de la fiabilidad de las fuentes: cuanto mayor es el lapso de tiempo entre la existencia del individuo y la narración biográfica la pérdida de fuentes es incontenible: testimonios, documentos, etcétera.
La noción tradicional de que el producto debe ser impersonal y estar autorizado quedó impugnada ya a principios del siglo XX con la gestación de una nueva biografía escrita con una voluntad de estilo y adoptando un punto de vista voluntariamente desmitificador. Al respecto, quien cultive este género debería insistir en que su tarea no puede ser de ningún modo desapasionada.
La cultura anglosajona distingue entre obras que gozan o no del visto bueno del protagonista. Tiene mucho sentido en su caso, pues todos los personajes de cierta relevancia disponen de su propio relator, depositario del material documental o que tiene libre acceso a él o a los elementos que el biografiado considera oportuno suministrar. El hecho es que la historia autorizada, rica en información de primera mano pero sujeta a los intereses del sujeto, ha generado la existencia de biografías no autorizadas que, disponiendo del material facilitado por el texto validado, pueden ir más lejos al establecer su propia ruta investigadora.
