El juvenil espada lagunero mostró sus cualidades ante los aficionados europeos y fue reconocido por las peñas taurinas locales. Arturo Gilio II sale a hombros
Una nueva salida a hombros acumuló ayer el novillero lagunero Arturo Gilio II durante su presentación en la gran final de la Feria del Atlántico, celebrada en la ciudad francesa de Bayona, donde los erales permitieron poco lucimiento a los jóvenes espadas.
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Arturo llegó a este festejo con la motivación a tope luego de que un día antes se había ganado el derecho a torear en la gran final, cortando par de orejas en esta localidad donde históricamente se le brindan oportunidades a los novilleros más prometedores de la tauromaquia mundial. En esta ocasión, los alternantes fueron el novillero lagunero Arturo Gilio II y el español Manuel Diosleguarde, alumno de la escuela charra de Salamanca, quienes lidiaron un lote desigual, falto de bravura y que poco lucimiento permitió a los toreros.
El lagunero vistió de oro y azul cielo, haciendo el esfuerzo ante ambos astados por llevarlos a los medios para tratar de arrancarles vistosos pases, pero los animales estuvieron renuentes a la cita con el capote y la muleta, lo que hizo aún más difícil la labor de los novilleros. Con todo y eso, Arturo Gilio II fue capaz de colocar buenas y mortíferas estocadas para acabar con sus faenas, recolectando en las dos ocasiones, sendas ovaciones por parte del respetable, que al final le pidió dar la vuelta al ruedo para recibir las palmas como trofeo a su esfuerzo.
El ibérico Manuel Diosleguarde tampoco tuvo mucha suerte con el lote que le correspondió en suerte, aunque brindó lo mejor de su repertorio y convenció a los presentes de brindarle ovaciones para culminar su actuación. Ambos alternantes salieron a hombros de la plaza de toros y recibieron sendos reconocimientos, además de vistosos capotes por parte de los representantes de las peñas taurinas que existen en la ciudad de Bayona.