La crisis de la institucionalidad democrática de Venezuela se agravó ayer jueves y llegó a límites sin precedentes luego que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) asumiera los poderes de la Asamblea Nacional (Poder Legislativo).
Esa decisión ha sido considerada como un golpe de Estado por la oposición política venezolana y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
Previamente, el TSJ había despojado de su inmunidad a los diputados opositores y también declaró a la Asamblea en "desacato" e "invalidez", lo que fue considerado como un ataque a la democracia.
"Maduro dio un golpe de Estado", denunció el legislador Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional durante un acto en Caracas en el que dijo que el Poder Legislativo rechaza las resoluciones del TSJ y calificó de "basura" la sentencia en la que asume sus poderes.
El Tribunal confirió poderes superiores de gobierno sin control legislativo al régimen del presidente Nicolás Maduro, acusó. También exhortó a la institución castrense a romper el silencio "frente a la ruptura" de la Constitución.