Barcelona entrenó ayer antes de encarar el partido de vuelta en Barcelona contra el París Saint Germain. Barcelona, por un regreso imposible
Un punto de heroica, prácticamente un imposible, es lo que necesita el Barcelona hoy ante el París Saint Germain para remontar en la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones un 4-0, un resultado que nadie ha sido capaz de darle la vuelta en toda la historia de las competiciones continentales de fútbol.
El Barça de los récords, de los títulos, de los goles; el Barça de Messi, Suárez y Neymar necesita añadir ese ingrediente a su ADN para que el de mañana no sea el último partido europeo de Luis Enrique, que ya ha anunciado su marcha al término del curso.
Después del 4-0 en París y del deprimente partido ante el Leganés (2-1), la aparición en escena del técnico ha permitido a su equipo rehacerse.
Ha decidido Luis Enrique cambiar el dibujo táctico y su Barcelona se ha rehecho. Ha anunciado el asturiano que se va al final del Campeonato y parece que el equipo se ha impregnado de esa liberación de la que hace gala el técnico desde que anunció que se iba el 30 de junio.
Y ahora sí, en el Camp Nou sueñan, aunque saben que la remontada puede ser utópica. Los últimos resultados (1-2 en el Calderón; y un 6-1 y un 5-0 ante Sporting de Gijón y Celta, respectivamente en casa) le dan algún tipo de esperanza, pero sobre todo el agresivo 3-4-3 con el que le ha dado un vuelco a todo.
Y con esa combinación, a Luis Enrique se le han abierto muchas posibilidades. Más allá de la alineación de la tripleta de intocables delante, de la indudable presencia de Ter Stegen en la puerta y de la innegociable alineación de Piqué y de Busquets; el resto de la alineación está abierta.