Julio César Chávez Jr. se enfrentará el próximo 6 de mayo en Las Vegas a Saúl 'Canelo' Álvarez. Chávez Jr. muestra un espíritu triunfador
Es 15 de septiembre de 2012. Julio César Chávez Jr. se baja del ring del Thomas & Mack Center de Las Vegas sin el cinturón mediano del CMB, sin su paso invicto y sin ganas para continuar en el boxeo. Sergio "Maravilla" Martínez lo derrotó en 12 rounds. El argentino le arrebató al mexicano todo en ese momento; ni el hambre de gloria quedó.
El fracaso tambaleó al Jr. Se flageló en una cadena de excesos que incluyeron doping por mariguana, abandonó sus concentraciones, tuvo sobrepeso antes de una pelea, discusiones con su padre y acusaciones de violencia doméstica. El "Hijo de la leyenda" fracturó, arrastró el legado y apellido del "gran campeón mexicano".
Cuatro años después de aquella triste noche del Grito de Independencia de 2012 a Chávez Jr. le retorna el hambre de gloria. A 3 mil kilómetros de distancia de la ciudad del pecado en Toluca, Estado de México.
"Tengo ganas de volver a ser el mejor peleador del mundo", dice enfático Chávez Carrasco.
El combate del próximo 6 de mayo en Las Vegas contra Saúl Álvarez es la última gran campanada que escuchará Chávez Carrasco si no sale con el brazo en alto. Derrotar a la figura mexicana más mediática de la actualidad le abrirá las puertas de la élite.
Los meses posteriores al pleito con "Maravilla" fueron un tormento para el primogénito del "César del boxeo". El pensamiento del retiro casi lo noquea. En cuenta de protección, el Junior se levantó y un año después retornó al ensogado. Lo hizo con triunfo sobre Brian Vera que causó molestia entre el público y especialistas que consideraron que el estadounidense mereció más por parte de los jueces.
"No me cuidé de la manera correcta. Sí entrenaba, a veces decían que no entrenaba, pero nadie puede pelear sin entrenar".
El 18 de abril de 2015, luego de 13 meses de inactividad Julio volvió al encordado profesional. Lo hizo en peso semicompleto. La báscula no era amiga del mexicano y pagó las consecuencias. El polaco Andrez Fonfara lo mandó a la lona en el noveno asalto y aunque Chávez se levantó con valentía, determinó no continuar. Segunda derrota y primer nocaut en su andar.
Tres meses después en El Paso, Texas, se enfrentó con su compatriota Marcos el "Dorado" Reyes.
En 10 asaltos y por decisión unánime, Chávez Carrasco sumó su triunfo 49, pero descendió con la mano izquierda fracturada y el ánimo otra vez en la lona. "Muchos no saben, fueron dos operaciones las que tuve en la mano, tuve tres clavos en mi mano y yo pensé que nunca iba a volver a pelear".
Al golpear de nuevo el costal y darse cuenta que aún lo puede hacer con la misma intensidad, Chávez asume el reto por él y también por su familia. El par de hijas que tiene lo motivan día a día. Con suficiente edad para entender, quiere que sus menores no escuchen más que su padre está en problemas.
"Yo ya tenía a mi hija Julia cuando perdí con Fonfara, pero era chiquita y no sabía nada. Pero ahora me ve y ya sabe lo que sucede. Quiero que mi hija no escuche cosas malas de mí. Quiero que mi hija escuche comentarios buenos. Tengo otra hija que tiene 11 años y haré lo mejor por ellas".
Sin calificar si es justa o no la oportunidad de enfrentar al "Canelo", el Jr. se limita a decir "yo voy a salir a pelear y ganar como siempre. Lo que sí es que tengo ganas de volver a ser el mejor del mundo".