LA FINAL Y EL ENCANTO DEL FUTBOL
En el juego de ida entre Tigres y Xolos me lleno de alegría ver con el equipo de Tijuana al joven lagunero Hiram Muñoz Cantú, hijo de José Luis Muñoz y de mi querida compañera la Dra. Cantú y además sobrino de Pedro Muñoz, junto a "Chofis" la Laguna se representa en el momento más esperado del campeonato.
El caso de Hiram es un caso de lucha y perseverancia por llegar a cumplir su sueño de futbolista profesional con el apodo de sus padres, su padre "El Puma" ha sido un destacado jugador local y que hablar de su tío Pedro, Hiram destaco desde su infancia en los equipos representativos de la Escuela Carlos Pereyra y hoy inicia lo que deseamos sea una exitosa carrera con el equipo de la frontera, suerte para Hiram y Chofis.
Y en plena euforia por la semana de la esperada final del torneo de clausura, la polémica, los pronósticos, conjeturas, la opinión docta y hasta solemne de los aficionados al deporte con mayor número de adeptos en todo el mundo nos hace preguntarnos cuál es el origen del encanto del fútbol.
Existen por lo menos una media docena de deportes en que una pelota ocupa el centro de atención. En China una forma de fútbol de nombre Ts→ uh Kúh se jugaba con el pie desde hace aproximadamente 5,000 años como parte de un adiestramiento militar, donde se permitía el contacto con una pelota de cuero rellena de plumas y pelos que tenía que ser lanzada a una pequeña red de 30 a 40 cm. sujetada en el fondo por unas varas de bambú. En ese mismo país, en otra versión de esta actividad los jugadores podían golpear la pelota con los pies, el pecho, la espalda y hombros pero con la mano no, teniendo que salvar los ataques de un contrario.
En Corea en otra forma llamada Chukkuuk hace ya 1500 años los ejércitos detenían su actividad bélica y se enfrentaban en dos equipos que se enfrentaban para representar no sólo un ejercicio militar sino una historia de romanticismo, que se sigue representando en los festivales futbolísticos en esta región Asiática. En Japón las clases distinguidas tomaron y perfeccionaron el juego de los chinos con la variedad de que el balón no debía caer al suelo y la limitación del campo de juego por cuatro árboles.
En Grecia se daría el antecedente del juego de conjunto en el deporte llamado episkyros, en él se formaban dos equipos de 12 jugadores y el campo se dividía en dos mitades marcadas por una línea de guijarros y limitado por dos líneas paralelas a la central, el objetivo era pasar la pelota a otro lado de la línea contraria, el espíritu de conjunto era aplaudido y la labor individual muy criticada, los mismos griegos idearon un balón llamado follis relleno de aire y elaborado con vejigas de mamíferos. En la actualidad muchos de los intelectuales critican el juego pero otros se declaran cautivados por la magia de ver un balón rodar tal como sucedió a Homero en su Odisea y Sófocles en las Traquinianas en que citan la afición de los griegos por el juego de pelota.
Los griegos llamaban al balón esfaira (esfera) y los romanos pila que fue deformándose hasta llamarla pilotta. Galeno describe al harpastum en sus escritos como un juego que es mejor que la lucha o que el correr porque ejercita todas las partes del cuerpo, toma poco tiempo y no cuesta nada, lo consideraba provechoso por entrenarse en estrategias y podía jugarse con distintos grados de tenacidad.
En nuestro país el juego era llamado por los Mayas Citlaltachtli (juego de las estrellas) se enfrentaban dos equipos de once jugadores uno de los cuales era formado por prisioneros de batallas, la pelota no podía caer al suelo y los anotadores eran honrados con regalos y cánticos ¿le dice esto algo?
En el año de 1314 el alcalde de Londres estuvo obligado a prohibir el fútbol bajo pena de cárcel, a causa del ruido que ocasionaba ¿podrán hacerlo en la actualidad con los aficionados del Man U? que recién celebran haber ganado la champions.
En lo personal la magia del juego está en la angustia de 90 minutos, de ver el reloj y perder la proporción del avance del segundero, veloz o lento según sea la necesidad, ¿o acaso no lo vivimos así los laguneros esta tarde de domingo? El grito ahogado se liberó y estalló el júbilo, como en la canción de Serrat mañana cada uno es cada cuál, por lo pronto mi calle se vistió de fiesta. ¡Qué siga la alegría de ver rodar un balón! ¡Que viva el fútbol! ¡Hasta la próxima!
Jorge Galván Zermeño
Dr_jorgemgalvanz@hotmail.com
