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CONTEXTO LAGUNERO LA TEORÍA DEL CUCHARÓN Y LA TINA

JUAN MANUEL GONZÁLEZ

Todos tenemos una cubeta invisible. Esta cubeta constantemente se llena y se vacía, dependiendo de lo que otros nos dicen o hacen. Cuando nuestra tina está llena, nos sentimos de forma excelente. Cuando la tina está vacía, nos sentimos terriblemente mal.

También todos tenemos un cucharón invisible. Cuando lo usamos para llenar las tinas de otros -al decir o hacer cosas que aumentan sus emociones positivas- también llenamos nuestras propias tinas. Pero cuando usamos el cucharon para vaciar el contenido de las tinas de otros -diciendo o haciendo cosas que disminuyen las emociones positivas- también vaciamos nuestra propia tina.

Como cuando uno tiene más de lo que necesita, una tina llena nos da como resultado una actitud positiva llena de renovada energía. Cada gota del contenido de la tina nos hace más fuertes y más optimistas.

Pero una tina vacía envenena nuestra mente, mina nuestra energía y debilita nuestra voluntad. Es por ello por lo que cada vez que alguien saca algo de nuestra tina, nos lastima y nos duele.

Entonces, cada momento del día cada uno de nosotros podemos elegir entre llenar o vaciar la tina de otros y la propia. ES una elección fundamental, una elección que influye profundamente en nuestras relaciones, nuestra productividad, nuestra salud y nuestra felicidad y la de otros.

Después de la guerra entre Corea del Norte y los Estados Unidos, el Dr. William E. Mayer -antes de ser nombrado Psiquiatra en Jefe del Ejército de los Estados Unidos- estudió a mil prisioneros de guerra estadounidenses, detenidos en los campos de Corea del Norte. El Dr. Mayer tenía particular interés en examinar los casos más extremos y perversos de guerra psicológica con los resultados de impacto más devastador en los sujetos del estudio.

Los soldados prisioneros estaban detenidos en campos que no eran considerados muy crueles. Tenían agua y comida suficientes y un alojamiento cómodo. No estaban sujetos a tortura física como, por ejemplo, clavar varitas de bambú bajo las uñas de los dedos.

Entonces, por qué muchos de los soldados estadounidenses murieron en esa prisión. No fueron torturados, no había guardias armados alrededor de la prisión, de hecho, ningún soldado trató de escapar. Algunos de los prisioneros crearon una relación cercana con sus captores. Cuando los prisioneros fueron entregados a un grupo de la Cruz Roja en Japón, se les dio la oportunidad de hacer una llamada telefónica a sus familiares en los Estados Unidos para hacerles saber que estaban vivos. Sólo unos cuantos de ellos hicieron la llamada.

El Dr. Mayer descubrió una nueva enfermedad desarrollada en los campos de prisioneros de guerra, una enfermedad causada por la desesperanza extrema. No era poco común para un prisionero de guerra aceptar que no habría ningún resultado positivo en tratar de sobrevivir. Los soldados comúnmente se aislaban en las esquinas, se colocaban una sábana o una toalla en su cabeza ……..y esperaban la muerte. A lo anterior, los soldados le llamaban "rendinitis" - por el hecho de aventar la toalla y esperar la muerte-.

El Dr. Mayer llamó a esta enfermedad "mirasmus", lo que en palabras de este doctor significaba "pasividad y falta de resistencia". Si a estos soldados alguien los hubiera abofeteado, gritado o discutido con ellos, se hubieran enojado, su enojo les hubiera dado la motivación para sobrevivir. Pero en la ausencia de motivación, simplemente murieron, aun cuando ni había justificación médica para su muerte.

El porcentaje de soldados prisioneros muertos en cautiverio fue sorpresivamente alto: 38%, es el porcentaje de muertes más alto en la historia militar de los Estados Unidos. Los soldados muertos bajo estas circunstancias se habían rendido totalmente, mental y físicamente.

El Dr. Mayer reportó que el objetivo de Corea del Norte era denigrar el soporte emocional que producen las relaciones interpersonales, para ello, los captores usaron cuatro tácticas primarias: denunciar a sus propios compañeros, autocritica frente a sus propios compañeros, romper la lealtad a sus compañeros y a su país y evitar cualquier soporte emocional positivo.

La conclusión del grupo del Dr. Mayer es la siguiente: Si las personas pueden ser literalmente destruidas con un refuerzo emocional negativo, ¿Pueden igualmente ser inspiradas y alentadas a la grandeza mediante niveles similares de refuerzo positivo?

Llenemos nuestra tina y las tinas de otros con grandes cucharones de emociones positivas.

www.degerencia.

com/jmgc

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