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CONTEXTO LAGUNERO

JUAN MANUEL GONZÁLEZ

GLOBESIDAD

En los Estados Unidos, más de 50 millones de personas se ponen a dieta cada año y gastan más de 30 mil millones de dólares en productos y en programas para bajar de peso. En la última década, para mucha gente, la obesidad ya no es sólo un problema estético, sino de salud. Este problema es una auténtica epidemia mundial que requiere enormes recursos económicos, técnicos y humanos para combatirla. Patologías asociadas a la obesidad, como la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares o el síndrome metabólico acapararán el 80% del gasto sanitario en los próximos 10 años.

La proliferación de la obesidad en la sociedad ha llegado a un punto tal, que los especialistas hoy la llaman "globesidad", pues es una globalización del sobrepeso, independientemente de si se es un país desarrollado o subdesarrollado. Sin embargo, lejos de detenerse, a pesar del despliegue de toda una artillería de prevención y terapéutica, la obesidad se ha multiplicado peligrosamente.

Además de los problemas de salud física, la obesidad y el sobrepeso provocan problemas psicológicos difíciles de controlar para quienes los padecen. Estos trastornos psicológicos varían de una persona a otra. Frustración, ansiedad, baja autoestima, trastornos del ánimo y aislamiento social, entre otros.

En muchos de los casos la persona reconoce que tiene una enfermedad que le puede ocasionar problemas mayores de salud, sin embargo, el paciente no tiene la motivación suficiente para llevar a cabo un programa de adelgazamiento saludable y gradual, compuesto por una combinación de tratamiento médico, nutricional y de ejercicio físico. Para estas personas, el hecho de pensar en el esfuerzo y la disciplina que requiere este tipo de programas les provoca que ni siquiera lleguen a intentarlos porque ven la recompensa demasiado lejos y, además, comer y mantenerse tal y como está, es más satisfactorio a corto plazo. Un paciente obeso dijo: "Sé que tengo que bajar de peso para mejorar mi salud, pero no sé cómo hacerlo y sólo de pensarlo, me agoto. No tengo fuerzas para soportar tanta disciplina".

La gente tiene problemas con la obesidad la talla y el físico porque éstos, se vinculan con la moral, las oportunidades y las habilidades. La obsesión por un cuerpo delgado depende mucho del contexto cultural.

Es común que las personas que tienen los recursos económicos necesarios opten por tratamientos anti-obesidad a base de píldoras milagrosas que en muchas ocasiones son muy perjudiciales para quienes las consumen. Los productos milagro son sustancias, actividades o servicios con una finalidad sanitaria aparente, pero que en realidad son de alto riesgo para la salud de los consumidores o usuarios.

Se consideran fraudulentos, se publicitan como medicamentos cuando no tienen tal reconocimiento y para salvar este obstáculo, sus fabricantes los ofrecen como productos "naturales" o nutricionales y su contenido anunciado en la etiqueta es poco comprensible para el consumidor y advierten claramente: "este producto no es un medicamento, su consumo es responsabilidad de quien lo usa". La llamada "falacia naturalista", es un intento de definir como "bueno" a todo lo que es "natural", se justifica la bondad de algo por el mero hecho de considerarlo "natural".

Una joven de 24 años, madre de una beba de un año, murió en Monterrey la noche del 1 de julio después de haber caído en coma por consumir durante un mes, para bajar tres kilos, una marca conocida de pastillas para adelgazar. Después de seis días de estar internada en el hospital privado, se declaró la muerte cerebral y cerca de la medianoche fue desconectada. La joven madre fue internada debido a intensos dolores de cabeza y al desarrollo de un edema cerebral, luego de consumir las pastillas que compro por medio de Facebook en mil doscientos pesos. Los médicos que atendieron a la joven madre coincidieron en que el consumo de las pastillas fue, en gran medida, lo que desencadenó la perdida de la salud. Otros síntomas que desencadena el consumo de este tipo de pastillas son la sensación constante de calor excesivo y la sed.

Internet facilita la venta no controlada de este tipo de productos. Los estados deberían regular y controlar este tipo de mercadeo. Las empresas, y en especial la industria farmacéutica, deben observar prácticas éticas de calidad de manera voluntaria, tanto en la fabricación de los medicamentos como en la publicidad de sus características, para proteger a los usuarios.

Www.degerencia.com/jmgc

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