Manifestación. Indigna a Inglaterra la respuesta de la autoridad ante el incendio que dejó 30 muertos. (EFE)
Cientos de personas se han manifestado hoy en varios puntos de Londres en protesta por la respuesta de las autoridades municipales y el Gobierno al incendio desatado el pasado miércoles en un bloque de pisos del oeste de la ciudad, que causó al menos 30 muertos, aunque se prevén muchos más.
En un ambiente de dolor y creciente indignación, decenas de ciudadanos protagonizaron una sentada en el famoso cruce viario de Oxford Circus, mientras que otros se manifestaron cerca del despacho y residencia oficial de la primera ministra, la conservadora Theresa May, en el número 10 de Downing Street.
Previamente, una multitud se manifestó e incluso llegó a irrumpir en el Ayuntamiento de Kensington y Chelsea, que era el encargado del mantenimiento de la torre Grenfell, el bloque de 24 pisos de propiedad municipal que se quemó el 14 de junio.
Los residentes y vecinos del edificio, muchos de ellos personas con pocos recursos que vivían en pisos de protección oficial, acusan al Ayuntamiento de haber desoído durante años sus advertencias sobre la pobre seguridad del edificio y también lamentan la falta de ayuda a los supervivientes.
Algunos manifestantes piden asimismo la dimisión de May, a cuyo Partido Conservador reprochan las medidas de austeridad que llevaron a los Ayuntamientos a efectuar recortes en áreas clave como vivienda y atención social.
"May tiene que marcharse", "Justicia para Grenfell" y "Sangre en tus manos" son algunos de los mensajes coreados contra la jefa del Gobierno, a quien se ha tachado también de "cobarde" por eludir a los residentes en su visita de ayer al lugar del suceso. Durante otra visita, ayer, a unas víctimas alojadas en la iglesia de Saint Clement, durante la cual fue asimismo criticada por evitar a la expectante multitud, May anunció que se destinarán 5 millones de libras (5.7 millones de euros) para proporcionar ayuda de emergencia a los damnificados.
La reina Isabel II y su nieto y segundo en la línea de sucesión, el príncipe Guillermo, acudieron también ayer al lugar de los hechos, donde conversaron con residentes y voluntarios que atienden a las víctimas.
Los supervivientes están descontentos porque no han recibido suficiente información sobre sus seres queridos y lamentan que, en contra de lo prometido, algunos están siendo realojados lejos del barrio, lo que dificulta aspectos de su vida cotidiana, como la escolarización de los niños.