Parte del vaso de la presa de San Fernando en el río Nazas, cerca de Raymundo en 1950. ban el agua para riego de las labores del ejido Lerdo.
El municipio de Lerdo, ha sido el iniciador en la Región Lagunera del sistema hidráulico, obras que realizaron los emprendedores y visionarios que fundaron este pueblo, y controlando y reglamentando el control de las aguas que desde la eternidad corren por nuestro Nilo lagunero. Desde el Siglo XIX, se creó la Secretaría de Irrigación, institución encargada de la distribución general del agua para regadío que nacían en el río Nazas a través de la Presa San Fernando, a la cual ahora se la llama represa. El agua rodada que todavía se utiliza hoy en día en cada ciclo agrícola es denominado primavera verano desde que se construyó la Presa Lázaro Cárdenas del Río o del Palmito.
En el año de 1792 se construyó la primera represa en el Río Nazas con el nombre de Santa Margarita, por Joaquín Navarro, hombre talentoso e ingenioso, utilizando métodos rudimentarios como material de troncos y madera ubicada en mediaciones de la antes Misión y Hacienda de San Juan de Casta, de aquí configuró un canal y tranzándolo por las orillas del río y lo faldeó por los cerros pasando por Raymundo, curva del japonés, cerro de la Santa Cruz, continuándolo hasta las cercanías de lo que fue el Rancho de San Isidro Labrador; para finalizar hasta un lugar que se llamó Estancia las "Tusas", que se encontraba al poniente norte de la Ciudad.
Posteriormente, Juan Nepomuceno Flores el aguerrido empresario agrícola, adquirió las tierras de San Juan de Casta, hombre con ideas revolucionarias, quien construye la segunda represa a la que se dio el nombre de San Fernando en el año de 1848. Y el originario de Cuencamé Juan Ignacio Jiménez, construye la presa de Santa Rosa, que la ubicó inmediata al terreno debajo de la Presa de San Fernando; y también crea la llamada de Calabazas, ambas por los años de 1852. Esas presas estaban conformadas con un estilo propio de la época o sea de construcción de azudes o presas de derivación, con material consistente de enrollado (rollo de ramas de árboles y cascajo), cuyos muros llegaban hasta medio río y derivaban agua por la margen izquierda dejando pasar una gran cantidad de agua que iba a derramarse sobre terrenos de la inmensa propiedad de Zuloaga. Esas presas ocasionaron los pleitos entre los Sres. Zuloaga, Flores y Jiménez, en virtud de que no se respetaban los lineamientos acordados, en el sentido de que ninguna de las presas podía cerrar los dos brazos del río Nazas, sino solamente dejando correr libremente las aguas, pues se alegaba derechos de propiedad y preferencia el Estado de Coahuila, y que se calculaba en la mitad del total de las aguas del Río.
Ante ese conflicto el 1o. de marzo de 1852, los Sres. Leonardo Zuloaga, Juan Ignacio Jiménez y Juan Nepomuceno Flores, se reunieron en la Villa de Viesca, Coah., para resolver pacíficamente sus desacuerdos en materia de límites territoriales y uso de las aguas del Río Nazas, como propietarios los dos primeros, de la Hacienda de San Lorenzo de la Laguna y de San Juan de Casta el tercero. El convenio firmado se fijó de común acuerdo con los tres terratenientes ante las autoridades correspondientes de los límites y el derecho al uso de las aguas del Nazas. En ese sentido el dueño de la Hacienda de San Juan de Casta se comprometió a dejar en beneficio de los dueños de la Hacienda de San Lorenzo de la Laguna, el agua que sobre de la presa de San Fernando.
Las llamadas presas y represas, estaban ubicadas estratégicamente a través del río, eran simples diques de derivación, que cortaban el cauce del río elevando su cresta a corta altura para que el agua sobrante brincara sobre ella para los canales. Este sistema de riego establecido por medio de presas con un eficiente sistema de compuertas, donde embocaban enormes canales matrices, secundarios y acequias que formaban una verdadera red en la planicie, controlando las aguas y conectándolas a los canales y acequias que regaban las tierras del Municipio de Lerdo, de Gómez Palacio y Tlahualilo, y de allí, las aguas pasaban hasta la presa del Coyote, donde se distribuía el agua para las distintas tierras de cultivo de la Laguna.
La presa de San Fernando contaba con una longitud colocada diagonalmente en el lecho del río de 1,400 metros, y la superficie media que cultivaba anualmente se fijó en 6 mil hectáreas. Inmediatamente bajo la Presa de San Fernando, estaba la de Santa Rosa. La reina de las presas como es la de San Fernando, siempre ha preservado su figura hidráulica, su vaso ha servido para distribuir el agua a los canales como el de San Fernando, primer canal de tierra que partía del lado norte de la presa, que por muchos años lo conocimos como El cajón. Este vehículo por donde corría el agua, tenía un sistema de compuertas metálicas colocadas dentro de un cuarto de adobe sobre el canal.
Asimismo el Tlahualilo, el agua estaba regulada por diez grandes compuertas de hierro en su bocatoma, las cuales en 1953 con motivo de la reubicación de la bocatoma y el enlozamiento del mismo, los vestigios de las compuertas metálicas quedaron abandonadas, arrumbadas y sepultadas en los terrenos a orillas de la presa de San Fernando. Sin embargo, esos vestigios aún se conservan como monumento histórico dentro de las nuevas oficinas de CONAGUA en un lado de la presa de San Fernando. Luego seguía la acequia del Vapor, conocida como de Las Moras, la del Municipio y San Antonio que corrían por la hoy avenida Coahuila al oriente de la ciudad, netamente más pequeños que el Tlahualilo pues sólo fertilizaron 2,900 hectáreas. En la de Santa Rosa estaba la bocatoma del canal Santa Rosa o también denominado Lavín, que enviaba las aguas para el perímetro denominado con el mismo nombre, finca que contaba con 16 mil hectáreas abiertas al cultivo, así también regaba el ejido del pueblo de Bermejillo de 400 hectáreas.
En 1968, con motivo de las lluvias que se dieron en la cuenca alta de la Presa de Palmito, generó miedo y expectación, ya que esa presa de almacenamiento llegó a su llenó total, razón por la cual tuvieron que vaciar agua, sin embargo, para ese entonces se estrenaba la Francisco Zarco (Las Tórtolas), construida en los límites del Municipio de Lerdo y Cuencamé, arriba de la zona del Cañón de Fernández. En ese evento la única que resistió fue la Presa de San Fernando, pues las otras tuvieron que dinamitar sus diques para que no reembalsaran agua hacia arriba, pero no fue aplicado a tiempo ese remedio, pues la parte sur de la Ciudad de Gómez Palacio sufrió inundaciones, junto con algunas colonias como las Rosas, el Campestre y Santa Rosa. Y todavía no fue suficiente si no que se tuvo que demoler parte del vertedor de la presa del Coyote.
Actualmente el área donde se encuentra la Presa de San Fernando, ha sufrido una gran transformación, a un lado del vaso se instaló el Parque Nacional Raymundo, el Centro Acuático después una Ciclopista. Así mismo para solucionar las vías de comunicación, se construyó un moderno distribuidor vial denominado el Japonés, derivando una carretera que se conectó con el libramiento periférico, dos puentes, uno elevado sobre la Presa de San Fernando y otro sobre el Río Nazas que se conectó con la vía Cd. Villajuárez-Torreón. La zona de la presa después de contar con un sistema de micro clima, por su agua, árboles y fauna, con el tiempo se fue desforestando hasta convertirse en un oasis y se perdió una gran parte de su forma original.
