Muchos recuerdan la ovación que el Santiago Bernabéu le dio a Ronaldinho en 2005, sin embargo, algunos años atrás el Camp Nou hacía lo propio con un jugador merengue: Laurie Cunningham.
Nacido de inmigrantes jamaicanos en 1956 en Londres, Laurie Cunningham comenzó su carrera como futbolista a los 18 años cuando debutó con el Leyton Orient después de que Arsenal le rechazara.
Tres temporadas le bastaron para que West Bromwich Albion se hiciera de sus servicios, club que por aquellos años atravesaba una de las mejores épocas en su historia. De hecho, en la 7879 el conjunto de Birmingham alcanzó su máximo puesto histórico en la tabla general, quedando terceros tras Liverpool y Nottingham Forest.
Cunningham se marchó al año siguiente al Real Madrid, se convertía así en el primer jugador inglés en vestir la camiseta blanca; a esta categoría se le agregaron después figuras como Steve Mcmanaman, Michael Owen o David Beckham. El cuadro merengue puso sobre la mesa del equipo inglés una cifra récord para los españoles: 190 millones de pesetas.
Desde su llegada a Chamartín la afición le demostró su cariño, pero su desempeño no fue el que hubiesen querido debido en gran parte a las lesiones. Sin embargo, el 10 de febrero de 1980 se disputaba la jornada 20 de la liga española en el Camp Nou y con ella una edición más de El Clásico. Allí, ‘La Perla Negra’ regateó a cuanto blaugrana enfrentó, provocando incluso que gran parte de la afición del Barcelona se levantara de su butaca para enfocar mejor al delantero inglés.
Para cuando el encuentro finalizó, una de las postales más memorables en el balompié se comenzó a trazar, Laurie Cunningham se retiraba en medio de una ovación total.
SEGUNDO TIEMPO
Dos años más tarde un trágico suceso sellaría su salida del conjunto blanco: dos de sus hijas y su cuñada eran asesinadas en Londres.
Consecuentemente, Laurie entró en depresión.
Ron Atkinson, quien fue su entrenador en el West Brom y en ese entonces dirigía al Manchester United, solicitó una cesión a los Diablos Rojos para acobijarlo, pero sólo estuvo una campaña con los de Old Trafford, ya que emigraría nuevamente a España, esta vez su destino estaría en Vallecas con el Sporting de Gijón.
Pero Laurie ya no era el mismo.
De aquella larga zancada y esa zurda habilidosa quedaba poco, prueba de ello fue su inestabilidad con sus equipos.
Pasó al Olympique de Marsella, luego regresó a Inglaterra para jugar con Leicester City, un año después volvió nuevamente a Madrid, pero ahora con el Rayo Vallecano, increíblemente se fue a Bélgica para probar suerte con el Royal Charlero y tras una temporada partió al Wimbledon. Finalmente regresó al Rayo Vallecano.
Año con año brincaba de club en club buscando estabilidad, pero no la consiguió.
Lamentablemente Laurie Cunningham falleció en 1989 en un accidente automovilístico a los 33 años. Para el recuerdo dejó aquella anécdota en Barcelona, y aunque efímera, en su carrera dejó memorias en todos los equipos en que militó.
De igual manera, Atkinson afirmó que desde ‘El Quinto Beatle’, George Best, Cunningham había sido el mayor talento británico.
TIEMPO EXTRA
Laurie Cunningham se convirtió en el segundo jugador de color en vestir la camiseta inglesa tras Viv Anderson, aunque fue el primero en hacerlo en competición oficial.