Incertidumbre. La renuncia o destitución del presidente Michel Temer acentuaría la turbulencia en Brasil.
En medio de la recesión en la que está sumido el país, el gobierno del presidente Michel Temer encargó alimentos por valor de 400 mil dólares -entre ellos 500 envases de helado Haagen-Dazs y 1,500 kilos de torta de chocolate- para los vuelos oficiales previstos para 2017, sólo para cancelarlos horas después ante la indignación pública.
La ostentosa lista de mercado publicada el 27 de diciembre fue la más reciente de una serie de decisiones torpes que han puesto a un gobierno endeble a la defensiva y suscitado dudas de si podrá sobrevivir al año.
Un mes antes, en lugar de acudir a consolar a las familias acongojadas, Temer debatió durante días si debía asistir al oficio por las víctimas de un accidente de avión en Colombia que liquidó a casi todo un equipo brasileño de futbol.
Con semejantes torpezas, las tasas de aprobación del político de 75 años han caído en 10 puntos porcentuales y han debilitado su posición al combatir las denuncias de corrupción que podrían expulsarlo del poder menos de un año después de asumir tras el juicio político que destituyó a su antecesora Dilma Rousseff.
"El equipo de Rousseff tiene que salir de su zona de confort y ver lo que sucede en el país", dijo Carlos Manhanelli, presidente de la Asociación Brasileña de Consultores Políticos. "Alguien tendría que haber verificado esa lista (de mercado) antes de que se conociera".
Brasil enfrenta una multitud de desafíos. La economía se ha contraído en los últimos dos años y no se prevé crecimiento en 2017. El desempleo es del 12 % y la inflación supera el 10 %, cifras que se traducen en anuncios diarios de eliminación de empleos y angustia en las calles, ante las cuales el anuncio del encargo de dulces fue tanto más mortificante.
El peligro más inmediato para la presidencia de Temer proviene de un juicio ante la corte electoral, sobre denuncias de presunta financiación ilegal de la campaña de 2014 en la cual Rousseff y Temer fueron compañeros de fórmula. Si se anula la fórmula, habría nuevas elecciones. Ambos niegan haber cometido delito.
La renuncia o destitución de Temer acentuaría la turbulencia en un país que aún no se recupera de la caída de Rousseff.
El Congreso podría designar un presidente para lo que resta del período que finaliza en 2018 o convocar a nuevas elecciones. El favorito de las encuestas para 2018, el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, también debe responder a acusaciones de corrupción.
Temer se ha declarado dispuesto a "apelar, apelar y nuevamente apelar" para seguir en funciones. Sin embargo, los analistas dicen que podría verse forzado a desistir. Su tasa de aprobación es tan baja que no resistiría un nuevo golpe.