Arte contemporáneo, anteriormente ya había abordado el tema hablando en términos generales sobre lo que se entiende y sobre el consenso y fuente de debate que representa el contraste del arte contemporáneo con el arte tradicional. Resaltando que uno no está en contra del otro o que alguno de ellos sea superior, ya que simplemente son diferentes y por ello el punto de comparación es quizá hasta injusto y dependerá principalmente del punto de vista de quien quiera emitir juicios al respecto.
De hecho en esas diferencias radica gran parte de esa fructífera discusión que pretende generar innovación en el campo artístico y crear puntos de encuentro con otras disciplinas.
Entonces bajo este panorama, lo que ocurre con recintos que albergan este arte tiene una funcionalidad distinta de aquellos cuyo objetivo tiende mayormente a la contemplación. El Museo de Arte Moderno (MARCO) que se encuentra en la Ciudad de Monterrey combina de forma interesante un conjunto de obras que pertenecen al arte contemporáneo (cronológicamente hablando) principalmente a la abstracción y otras que muestran evidencia del performance realizado aunado a instalaciones dentro de la sala de exhibición.
Realmente la experiencia estética que se experimenta puede ser divida en dos, la primera que responde a la obra que destaca la abstracción con artistas como Gunther Gerzo, Paalen, Murata y Nishizawa. Las diferentes técnicas como pintura, carboncillo, tinta y grabado aunque tradicionales muestran como las vanguardias tuvieron su efecto en el país y fueron traducidas a la práctica nacional.
Aunque en esta exposición es necesario el uso de la contemplación, es primordial tener un referente previo. Como lo son las cedulas que más que información técnica clarifican el contexto para generar la experiencia estética en el visitante -lo que le lleva más allá de la comprensión de la obra- y de esa forma recrear la obra y el concepto que esta tiene implícito.
Las otras salas del museo -que son itinerantes- contienen obras audiovisuales, con movimiento, interactivas, con técnicas que incluyen tecnologías y propio espacio de la sala, es decir, tiene todas las características de obras cuyo sustento esta fincado en un investigación cuasi-científica y materializadas a partir de un concepto que es creado después del trabajo de campo.
Por ello el visitante puede ser partícipe del performance como es el caso de la exposición RE/VUELTA del artista Héctor Zamora en ella se documentó una especie de sinfónica producida a partir del sonido generado por barricas de nieve de garrafa en movimiento. De ahí también queda la instalación de las barricas usadas, los videos que dan fe de como ocurrió y otras instalaciones dentro de este mismo concepto.
He mencionado la forma interesante en que está dispuesto el museo principalmente porque contiene las dos formas en que espectador puede relacionarse con la obra, la contemplación y la interacción lo que ratifica el puente que hay entre el arte tradicional y el contemporáneo. Que en vez de generar división está generando nexos desde su campo de acción.
