Creatividad para engendrar artículos y procesos que le generen un bienestar o calidad de vida al ser humano, es la tarea encomendada por el común de la sociedad a todos los miembros de una comunidad. Esta practicidad cuestiona la productividad o eficiencia de sus miembros en relación a lo que aportan. De fondo este comportamiento tiene una relevancia esencial, ya que permiten la supervivencia y desarrollo -tanto teórico como técnico- que a su vez nos ha brindado los avances con los que ahora contamos.
De hecho, esta actividad es primordial por la mera razón que provee de lo necesario para subsistencia y de ello se desprenden otras necesidades que solo son posibles después de ser satisfechas las primeras, esto desde la jerarquización propuesta por el psicólogo A. Maslow, en este punto es donde entra en cuestión, la creatividad empleada con fines estéticos, ya que en un principio toda resolución de problemas es una aplicación de dicha habilidad, pero si el problema trata de resolver por medios artísticos una situación, idea o emoción, que a pesar de seguir un proceso metodológico y de experimentación, se tiende a cuestionar el objetivo del proceso artístico.
Las primeras cuestiones que abordan el debate es su utilidad o practicidad, esto dejando de lado los prejuicios existentes sobre el quehacer del arte en la sociedad, si bien las historia deja en claro que es una actividad recurrente en el desarrollo de la humanidad, también muestra panoramas diversos que se entienden más por el contexto que por el mismo objetivo que cumplieron.
Si recurrimos al devenir en un principio sus fines eran mágico-religiosos, después pasaron a estar en función de la filosofía y la ciencia en las representaciones de la realidad, cuando el impacto de la técnica y tecnología se vio alcanzado con la habilidad manual del artista, surgen nuevas posibilidades de representación que ya no obedecen meramente a la transcripción de imágenes.
Y es cuando se agudiza el debate sobre cuál es la función o utilidad del arte, si por definición el principal fin artístico es la creación de una experiencia estética, pero en un mundo en el cual se priorizan valores de distinta índole.
Pero teniendo en consideración que existen registros de como el arte confluye con paridad las distintas épocas, esto nos habla de que explicita o no si existe una relación funcional, desde un punto de vista psicológico puede estar relacionado con la sublimación, ya varios autores entre ellos Gombrich sostiene que el artista posee una sensibilidad excepcional a sus tiempos y es como la válvula de escape que libera a la sociedad de los vacíos y vicios que terminan por deshumanizar a la sociedad en su búsqueda de la razón aplastante sobre aspectos que pese a ser sublimes y necesarios para una salud mental, terminan por convertirse en secundarios.
Desde Vygotsky se puede encontrar un análisis sobre como la estética toma un rol importante en el sistema general del comportamiento humano, relacionándolo directamente con las emociones y como los diferentes géneros y disciplinas suscitan distintas repuestas emocionales.
Quizá el valor monetario del arte sobre cualquiera de sus formas sea actualmente un tema sin consenso sobre su viabilidad y veracidad, pero lo que desde el campo empírico si está comprobándose, con base a estudios que el arte por sí mismo es un proceso que ayuda no solo al individuo también a la sociedad.
J. D. Nassio lo propone como un dialogo estético sublimatorio entre el autor y su público. Casi como una charla que calma o procesa aquello que conscientemente es complejo hacerlo.
Ahí en ese detalle se encuentra la grandeza e importancia del arte en la sociedad, quizá alguien que no sea pintor, bailarín o músico pueda llegar a compartir y recrear esa experiencia estética que llevo al autor a crear su obra y desde ese punto crear y nuevas experiencias y expectativas derivadas de la coincidencia de emociones en una pieza artística.