Paramount Pictures
Esta producción de 1951 tuvo la distinción de ser el primer fracaso comercial de Wilder. El batacazo fue mayor si se considera que su obra previa, Sunset Boulevard (1950), ganó el favor de la crítica y premios en Estados Unidos y Europa.
La era de los efectos especiales permite a cualquier interesado, siempre que tenga el presupuesto adecuado, recrear un universo tan infinito como los números y tan frío como ellos. Sin embargo, para viajar al microcosmos de un corazón humano hace falta un tipo distinto de mirada, una sensibilidad cuyas hechuras, hoy día, se descosieron gracias a la tecnología, al afán de entregar espectacularidad y vértigo en secuencias que atrapan al espectador con un despliegue diseñado para impactar y no tanto para seducir.
Una de las 'críticas' frecuentes a las cintas de antaño es que son 'lentas'. Pues bien, el cine del norteamericano Billy Wilder puede pecar de muchas cosas, pero la lentitud no es una de ellas.
El motivo de estas líneas, Ace in the hole, lleva 66 años en este mundo y se le llama clásico porque, si se exhibiera en las salas actuales, con todo y su fotografía en blanco y negro, seguiría narrando una historia que activa el sensor contra parpadeos.
Si hablar de ritmo es la cuestión, el filme no es un vals de Shostakovich o un animado movimiento de Vivaldi; es más una danza húngara de Brahms con arreglos de Chaplin y sin final feliz.
OPORTUNIDAD
Volver, volver a las grandes ligas, pero no de cualquier modo, no con la cola entre las patas, no con la cabeza baja y los hombros caídos, eso pasa por la cabeza de Chuck Tatum (interpretado por Kirk Douglas) al momento de llegar a un pequeño pueblo en Nuevo México. Allí ofrece sus servicios a un impreso local obviando detalles curriculares como la afición a emborracharse y una indisciplina exacerbada por su ingenio.
En una asignación regular (cubrir una cacería de serpientes) que implica un aburrido y agotador viaje por las soleadas tierras de la región, el periodista con aspiraciones encuentra una novedad que, bien llevada, puede representar su regreso triunfal a Nueva York.
Un hombre, Leo Minosa, está atrapado en una mina. Tatum entra a la cueva y consigue llegar al lugar donde la inmóvil víctima aguarda por el rescate. La situación no es desesperada, basta con prevenir el riesgo de otro derrumbe apuntalando las paredes de la cueva y dedicar unas cuantas horas a retirar los escombros para que Leo sea libre.
De vuelta al mundo exterior, Charles se entrevista con autoridades del lugar y escucha el plan para extraer a Minosa. Los términos planteados no le gustan. Habla con el comisario y lo convence de que lo mejor para todos, es demorar la misión de salvamento. El sheriff recibirá un buen trato en las crónicas y Tatum tendrá exclusividad sobre la historia.
Así, en lugar de apuntalar y recoger, tareas que no iban a tomarse sino un par de días, los trabajadores son puestos a perforar la piedra desde la superficie del cerro, y así seguirán por algo así como una semana.
PERIODISMO
El título original se enfoca a la percepción del personaje principal y a la complicidad que se establece con los espectadores.
Ace in the hole es el descenso a las regiones más estrictas de la perversión por parte de un profesional de la información que ha encontrado una partida fácil de ganar. Chuck oculta un as bajo la manga: el conocimiento exclusivo que tiene de los hechos, pero no de los sucesos que narra en sus textos periodísticos, sino de los que calla. Otras cartas pesadas o firmes, según se vea, son la falta de escrúpulos y la capacidad para pintar un resultado en el que todos, menos Leo, salen ganando. La siguiente frase, una de las más famosas de la película, resume el ideario de Tatum: “Conozco los periódicos por delante y por detrás, de lado a lado. Sé escribirlos, publicarlos, imprimirlos, empaquetarlos y venderlos. Puedo encargarme de las grandes noticias y de las pequeñas pequeñas. Y, si no hay noticias, salgo a la calle y muerdo a un perro”.
Con ese antecedente no debe sorprender que éste informador corrompa a una autoridad o se muestre feliz de manipular a la sociedad para que se vuelque hacia la causa de la que es promotor; bajo el influjo de aquella ambición desaforada incluso la esposa de Leo se suma al plan. La acumulación de agravios, sin embargo, se percibe como una maquinaria que funciona conforme a lo previsto.
El relato de Billy transcurre de una forma que se puede tachar de previsible, pero el encanto está en otra parte, en eso que la crítica llamó crueldad, cinismo y la ausencia de algún acto redentor.
En los países de lengua española, se presentó como El gran carnaval. La traducción infiel refleja el fenómeno social en que se convierte el tratamiento mediático de la 'tragedia'.
Miles de personas, sensibilizadas por la situación de Leo, se trasladan hacia el desértico paisaje a mostrar su solidaridad y aquello acaba convertido en una feria, con tema oficial a la venta (Ya vamos, Leo). Los bolsillos de la esposa se llenan, las autoridades de un rincón sin importancia adquieren una relevancia insospechada, un periodista consigue subirse al carro de la celebridad.
HECHO REAL
El filme está basado en una cobertura real: la muerte, luego de varios días de cautiverio en una cueva de Kentucky, de un espeleólogo de nombre Floyd Collins. La sociedad norteamericana estuvo pendiente de las novedades sobre Collinas. A más de noventa años del falta desenlace, todavía aparecen titulares como “El cuerpo de un explorador de cuevas que se convirtió en atracción turística”.
Esta producción de 1951 tuvo la distinción de ser el primer fracaso comercial de un hacedor de éxitos. El batacazo fue mayor si se considera que su obra previa, Sunset Boulevard (1950), ganó el favor de la crítica y premios en Estados Unidos y Europa.
Ace in the hole claudicó desde el principio, le dieron el trato de una obra sórdida que atacaba dos respetadas instituciones norteamericanas: el gobierno democrático y la prensa libre. También la censuraron por exhibir a la sociedad como una masa fácil de manipular.
La réplica de Billy, además de medida, tuvo un trasfondo biográfico. Afirmó que había suavizado situaciones que conoció en sus andanzas como reportero.
DISTINTA
La aventura en una mina de Nuevo México es una curiosidad en la filmografía de un director que tiene al menos tres comedias maestras en su haber. En el carnaval del norteamericano están ausentes el dulce nudo en la garganta que causa El departamento, el humor ideológico de Uno, dos, tres, o la entrañable desfachatez de Primera plana.
El retrato de un periodista ambicioso que encuentra su veta y comienza a soñar con los contratos de exclusividad, oficinas lujosas, titulares dignos de premios, es también la estampa de lo que un ser humano motivado es capaz de provocar cuando está decidido y tiene una mano ganadora.
A Wilder se le reprochó que descuidaba aspectos de la filmación de manera que su trabajo era eficiente, pero no deslumbrante. Ace in the hole es vista como la prueba de que le importaba, más que la armonía del cuadro, atrapar el guión, en este caso, la dureza de las palabras y de las acciones.
Esa postura es la que consigue, al cerrar El gran carnaval, dejar al espectador con poco menos que una conmoción. Porque todo el asunto era previsible, todo se veía venir y sin embargo, no es fácil dilucidar si nuestros ojos se precipitaron hacia la pantalla o a la inversa.
En una conversación con un colega (Cameron Crowe), Billy Wilder explicó que la novedad de su 'oscura pieza' consistió en “mostrar el juego sucio del periodista. Cuando dan con una historia, se la guardan”. Una de las cosas que hacen de esta cinta un clásico es que muestra el juego limpio de un cineasta, porque sin balas, ni explosiones, ni un multimillonario despliegue de efectos especiales, se retrata mejor la perversión de un microcosmos palpitante.
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