Foto: Notimex/Guillermo Granados.
Es común que los trabajadores 'independientes' recurran, cuando tienen necesidad de atención médica, a seguros de gastos médicos mayores, el seguro popular, médicos privados o bien servicios gratuitos ofrecidos por el gobierno. Una opción en la que casi nunca se piensa es el Instituto Mexicano del Seguro Social.
En estos tiempos de outsourcing (subcontratación), informalidad laboral y recibos de honorarios sucede con frecuencia que una persona está y no está trabajando, de forma simultánea, para un patrón. Por ejemplo, un técnico bien puede ser el responsable de un proceso, o de una parte de éste, dirigido a generar algún producto, pero, como en sentido estricto no se le dice cómo, cuándo y dónde desempeñar su función aunque él asista todos los días al mismo lugar, pase las horas frente a la misma línea y sepa quién le paga, no hay relación de subordinación y por tanto, ese empleado no tiene patrón y no goza de acceso a la seguridad social.
Más allá de si la falta de acceso a la protección sanitaria se debe a la calidad de empleado informal o de prestador de servicios, hay una manera, en realidad un par, de remediar esa carencia y ser dado de alta en el IMSS.
Es común que los trabajadores 'independientes' recurran, cuando tienen necesidad de atención médica, a seguros de gastos médicos mayores, el seguro popular, médicos privados o bien servicios gratuitos ofrecidos por el gobierno.
Una opción en la que casi nunca se piensa es el Instituto Mexicano del Seguro Social a pesar de que tiene dos modalidades que ofrecer a quienes no tienen 'patrón'.
En el régimen obligatorio de la institución sanitaria (ese que nace de la existencia de un vínculo laboral efectivo con sus cuotas obrero-patronales y pensiones y así) existe la Incorporación Voluntaria.
Profesionistas, comerciantes, artesanos, trabajadores de industrias familiares y demás individuos productivos sin vínculo laboral oficial pueden suscribir este convenio si es su voluntad.
Así obtienen prestaciones médicas, farmacéuticas y hospitalarias, y cotizan para ser pensionados en el futuro.
CONTINUACIÓN
Una alternativa para quienes fueron dados de baja de sus empleos formales pero quieren seguir cotizando es la Continuación Voluntaria.
Para tramitar este instrumento dirigido en exclusiva a la pensión se presenta papelería como la Clave Única de Registro de Población (CURP), el número de seguridad social, una identificación oficial vigente, un comprobante de domicilio, un recibo de pago de la cuota obrero-patronal y un escrito libre solicitando la inscripción. El trámite es gratuito y se puede realizar en línea o en la Subdelegación más cercana.
En esta oferta de incorporación el interesado elige el salario de cotización; puede ser mayor o igual al que tenía al momento de la baja siempre y cuando no rebase el límite superior de 25 salarios mínimos.
La Continuación Voluntaria, sin embargo, tiene la desventaja de que no se genera el derecho a los servicios médicos para el registrado, sus familiares y dependientes económicos.
El vínculo termina por:
a) Solicitud del asegurado;
b) Dejar de pagar las cuotas durante dos meses;
c) Alta o reingreso al régimen obligatorio.
Si un contribuyente no cubre sus cuotas es dado de baja y si desea volver a contratar la Continuación Voluntaria debe ponerse a mano con los efectos retroactivos y recargos correspondientes.
Este apartado es atractivo para quienes desean seguir acumulando semanas y reuniendo los requisitos que le permitan alcanzar el derecho a una pensión.
MÁS VOLUNTARIOS
La segunda modalidad es el régimen voluntario y en ella el acceso al IMSS y sus servicios depende de una decisión ya sea individual o colectiva, y no de una obligación patronal. Este acuerdo no está ubicado en el marco de la ley del trabajo sino en la voluntad de las partes contratantes.
La cobertura adquirida puede ampliarse mediante el Seguro de Salud para la Familia y se vende como una opción ideal para quienes no están registrados en ningún tipo de protección social.
Las discrepancias entre el régimen obligatorio y el voluntario son ampliamente favorables para los trabajadores del primer esquema.
Los inscritos de forma obligada reciben los cinco seguros de la institución:
•Enfermedades y maternidad: es el que brinda atención médica, quirúrgica, farmacéutica y hospitalaria al trabajador y su familia.
•Riesgos de trabajo: protección contra accidentes y enfermedades a las que el afiliado está expuesto por causa de su oficio.
•Invalidez y vida: seguro contra los riesgos que incapacitan de forma permanente.
•Retiro, cesantía en edad avanzada y vejez: apartado en el que un trabajador ahorra para su vejez. Es la cobertura por retiro, da derecho a una pensión y asistencia médica.
•Guarderías y prestaciones sociales: otorga al asegurado y sus beneficiarios un lugar donde sus hijos sean cuidados y atendidos así como beneficios en temas de prevención de enfermedades y accidentes.
El esquema voluntario solamente ofrece al trabajador los seguros de Enfermedades y maternidad y de Invalidez, retiro y vejez. No hay beneficiarios legales y cada miembro de la familia debe aportar sus cuotas cotizando según su rango de edad y por anualidad anticipada.
SIN ACCESO
En teoría, el régimen voluntario fue diseñado para proteger a los ciudadanos que tienen trabajos y remuneraciones estables pero no reciben las prestaciones proporcionadas por el Seguro Social.
Marta Cebollada Gay, coordinadora académica del Departamento de Ciencia Política del Instituto Tecnológico de México (ITAM), presentó en marzo pasado un estudio sobre el trabajo doméstico en el que criticó que en México existen trabajadores de primera y de segunda. La diferencia la hace el número de ventajas relacionadas con el IMSS a las que un empleado tiene derecho.
En territorio nacional hay cerca de 2.4 millones de trabajadoras del hogar. De esa cantidad sólo el 2.3 por ciento son formales, es decir, apenas poco más de dos de cada cien tienen la afiliación al sistema público de salud o el ahorro para el retiro, esto según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2016.
La investigadora critica que el registro voluntario no da acceso a todos los beneficios sociales, cuestiones como sumar recursos al Fondo de Ahorro para Vivienda (Infonavit) o dejar a los hijos en las guarderías para afiliados.
Cada vez es menos común, señalan diversos comentaristas legales, que un empleador le pague las prestaciones a los prestadores de servicios. Además del pago por las tareas realizadas se ofrecen algunos complementos como un seguro de gastos médicos y poco más. Para los empleados sin relación laboral con su patrón no hay fondo de vivienda o Afore.
Personas que han padecido en carne propia las limitaciones de sus acuerdos con el IMSS señalan que el régimen voluntario no ayuda porque no da otra prestación más que la posibilidad de recibir atención médica. No hay la opción de tratarse, por ejemplo, para curar una enfermedad degenerativa.
El trabajo por honorarios combinado con una afiliación voluntaria exige al individuo una planeación correcta de sus operaciones monetarias ya que debe conservar cada mes una parte de sus ingresos para compensar las aportaciones que hace para tener la protección estatal.
La incorporación al sistema público de salud requiere un depósito para cubrir la póliza anual, el monto se determina con base en los riesgos a los que está expuesta la persona en el desempeño de sus funciones.
Si un trabajador por honorarios percibe 10 mil pesos mensuales, cumplir con el pago de cuotas para pensión, ahorro para el retiro y seguro médico del IMSS se llevaría cerca de 1 mil 700 pesos.