Foto: Cortesía Archivo Familia Martínez Herrera
La historia del jazz en México cobija entre sus márgenes la figura del maestro Jorge Martínez Zapata. Un rostro musical imponente del estado de San Luis Potosí y en algunos otros lugares de la república, cuyo reconocimiento ha propiciado incluso la aparición de un festival de jazz en la capital potosina que lleva su nombre. Sagaz pianista, alumno de maestros como Alfonso Elías, Rodolfo Halffer o Abraham Velazco. Pedagogo de generaciones que siguen aprendiendo de su legado aún después de su deceso.
Nacido en la capital de San Luis Potosí el 17 de mayo de 1936, Jorge Martínez Zapata pasó su infancia en lo que ahora es el Centro Histórico de dicha ciudad y realizó su educación básica en el Instituto Potosino. A temprana edad, experimentó su primer acercamiento con la música a través de lo que se sintonizaba por la radio (big bands, boleros, música popular, música clásica, etcétera) y gracias a sus hermanas, quienes tomaban clases de piano.
A partir de ese momento comenzó a estudiar música. En aquella época el estado potosino carecía de escuelas de música, por lo que Martínez Zapata empezó a tomar clases particulares con el maestro Abraham Velazco. Poco tiempo después, se colocó bajo la instrucción de la maestra de piano Ana María Gómez del Campo, a quien el potosino consideraba como su primera gran profesora.
En pleno enamoramiento musical y con las exigencias que su mentora le imponía para así poder guiarlo, los años cincuenta resplandecían ante los oídos del también escritor. Entonces, su maestra le recomendó emigrar a la Ciudad de México para estudiar con el maestro Alfonso de Elías, quien era experto en composición y armonía. Martínez Zapata comenzó el vaivén de una ciudad a otra para no descuidar las clases de sus profesores.
Samuel Martínez, hijo de Martínez Zapata, quien también es catedrático musical, narra que su abuelo llevó al maestro potosino ante las puertas del Conservatorio Nacional para preguntar cómo podía darse su ingreso. “Creo que lo recibió Blas Galindo, quien era el director, le dijo ‘tienes que estudiar dos años de solfeo y después tu acercamiento al instrumento’. Entonces a él se le hizo demasiado y dijo 'No', imagínate estar ahí estudiando solfeo, 'yo quiero aprender bien y tocar'”.
El romance con el jazz estaba próximo, especialmente bajo la influencia de Juan García Esquivel, quien como director de orquesta era ídolo de Martínez Zapata. En la música del tamaulipeco, el maestro encontró un rico mosaico de arreglos de armónicos avanzados e improvisación.
“Él nos platicaba que su hermana le enseñó quién era Duke Elligton, pero no había un conocimiento ni una orientación sobre lo que era el jazz, ni en lo que se iba a convertir. Cuando entra a estudiar con Alfonso de Elías, a mediados de los cincuenta, encuentra toda la música seria. Empieza a estudiar la teoría elemental y superior, la armonía, música tradicional, contrapunto, etcétera”.
De Elías lo motivó a llamarle a Rodolfo Halffer, quien no solía dar clases particulares, pero al percatarse del talento del potosino hizo una excepción. Así fue como el jazzista comenzó a estudiar análisis musical y técnicas de la música contemporánea hasta aproximadamente mediados de los sesenta.
Jorge se empapó del jazz no sólo en las partituras o entre los estudios que se encontraba realizando, sino también entre el día a día y el caos de las sonoridades de la urbe. Él relataba con nostalgia que solía asistir, junto con el maestro Pablo Castellanos, a lugares donde se podía escuchar jazz en la Ciudad de México, particularmente en los night clubs de la Zona Rosa y en el hotel Sheraton María Isabel, donde Chucho Zarzosa y su quinteto solían amenizar las veladas.
En este período fue que el músico potosino entabló amistad con importantes figuras como Chucho Zarzosa, Vicente Garrido, José Sabre Marroquín, Juan José Calatayud, Chilo Morán, Mario Patrón, Rodolfo “Popo” Sánchez y Enrique Nery, entre otros.
Otro dato importante es que el 3 de mayo de 1964, Jorge Martínez Zapata logró dar el primer concierto de jazz en la capital potosina, bajo el techo del imponente Teatro de la Paz y acompañado de la música de Chucho Zarzosa y su quinteto.
ENTRE LO POPULAR Y EL JAZZ
Una de las cualidades de la obra del catedrático es sin duda la hibridación sonora entre la música popular mexicana y los relieves jazzísticos que lo forjaron. Martínez Zapata fue un hombre que constantemente buscaba los campos armónicos entre estos dos sectores musicales. Al resultado de dichos experimentos, el maestro lo llamó “música integral”, concepto creado oficialmente en 1968.
“En el 65, por medio de Miguel Álvarez Acosta, viajó a San Antonio, Texas para dar clases en un centro de intercambio cultural entre México y Estados Unidos. Ahí comienza a experimentar con la música mexicana y la armonía del jazz”, comparte su hijo.
Así, la década de 1970 fue testigo de la fusión de códigos entre el huasteco y el jazz que el gran pedagogo estaba proponiendo. Sus investigaciones posteriores lo adentraron en terrenos muy amplios del folclor mexicano. Incluso, consiguió grabar de manera artesanal sus primeros diseños sonoros.
“Ya con el interés sobre el jazz, empieza a comprar los métodos que iban empezando a salir. Creo que la escuela Berklee de Bostón estaba iniciando en aquellos años. Entonces el jazz apenas se comenzaba a organizar como un estudio, porque anteriormente toda la información se pasaba de forma oral. Entonces, como él siempre fue un estudioso de la teoría musical pues le encantaba comprar toda clase de libros”.
Lo que el maestro encontraba impreso en las páginas de esos libros lo integraba a sus clases, con un fervor por el conocimiento lograba crear su propio método de aprendizaje, el cual compartía con sus alumnos. Su eje de trabajo se distribuía entre la armonía tradicional, las técnicas de composición contemporánea y el jazz mismo.
Aún en Texas, en 1969, tras tener contacto con artistas de música tradicional mexicana, formó su quinteto de música integral, que en su repertorio mezclaba el jazz con géneros mexicanos como boleros, música tradicional, son huasteco, son jarocho, etcétera. Es aquí cuando su música comienza a tener arreglos con armonías diferentes.
REGRESO A MÉXICO
Tras volver al país, en 1970, Martínez Zapata comienza a trabajar, en la Ciudad de México, con dedicación en el desarrollo del concepto de la música integral. Fueron tiempos donde el pedagogo tocaba jazz de manera constante en la Casa de la Paz.
En su función como catedrático comenzó a impartir clases en la UNAM, de hecho, su hijo considera que fue de los pocos músicos que dio una clase de improvisación musical (hablando de todos los conceptos que estaba aprendiendo sobre el jazz), en la máxima casa de estudios del país.
También formó su primera escuela, a la cual nombró Centro de Experimentación Jazzística. Para ese entonces no existía ninguna de las academias donde actualmente se puede estudiar todos los aspectos musicales relacionados a la composición del jazz, se podría decir que apenas daba sus primeros pasos como género contemporáneo en México. Tan sólo el maestro Francisco Téllez se encontraba desarrollando una actividad similar en la Escuela Superior de Música.
Entusiasta, divulgó sus conocimientos sobre el jazz a través de diversos medios de comunicación. En la Ciudad de México trabajó en Televisión Cultural como programador y comentarista, donde preparaba un programa para niños junto con otros compañeros.
Pero el sueño del maestro siempre fue regresar a su tierra natal y así compartir toda la gama de aprendizaje que ya cargaba a cuestas. Un día de 1976 recibió el llamado del rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, el motivo era que se planeaba iniciar una licenciatura en música dentro de la citada institución académica.
“Mi padre, junto a mi madre y mi hermano, se vienen para acá a San Luis y mi padre empieza a trabajar en el programa para la universidad, donde inclusive ya forma su quinteto de jazz, en la universidad se empieza a crear una cuestión en torno a ello; pero lastimosamente, como todas estas cuestiones de pedagogía, sabes que en la universidad hay mucha gente que necesita tener una estructura como facultad, pero como casi siempre que se trata de arte, las personas que opinan sobre estas cuestiones no saben nada ni las necesidades que esto conlleva. El caso es que él dio clases ahí, pero sólo como laboratorios. Lo de la licenciatura al final no se dio”.
En los ochenta, fue solicitado por la Universidad de Guanajuato, donde trató de hacer lo mismo que en San Luis: formar escuela.
ESCRITOR MUSICAL
Como pedagogo y conocedor a fondo de la teoría musical, el maestro potosino también incursionó en el mundo de las letras. Debido a su trabajo de investigación realizó varios ensayos donde plasmaba su amplio conocimiento, convencido de que la música debía de enseñarse también como un lenguaje.
En cuanto a sus trabajos editados, Martínez Zapata pudo presenciar la edición de dos de sus obras. La primera de ellas fue terminada en 1994, sin embargo se editó hasta el año 2000. Razonamiento técnico de la invención musical espontánea fue el primer libro de improvisación escrito en español, también se podría describir como un resumen de lo que el maestro pudo leer a lo largo de su vida.
Su otra obra la terminó de escribir en 2001, fue La música es así, que aborda el eje de la apreciación musical para el buen aficionado. El jazzista era un fiel creyente de que si se quiere cambiar la mentalidad cultural del país, no sólo los músicos deben de verse preocupados, sino también el público.
Su hijo señala que también hizo labores de traducción de muchos textos en inglés, mismos que jamás fueron publicados como traducciones oficiales. Sobresale el ejemplo de La armonía del Siglo XX de Vicent Persichetti, obra que tradujo durante la década de los setenta.
En cuanto a su producción musical destacan una cantata que realizó para la ciudad de San Luis Potosí y dos álbumes: Buscando y Vertientes Encontradas (disco doble).
“Su legado es muy grande. En enero de 2013, en el último concierto que dio fuera de San Luis, ofreció una gala a cuatro pianos en la Sala Ollin Yoliztl acompañado de Enrique Neri, Abraham Barrera y Mario Patrón. Este fue muy importante, porque mucha gente que no sabe quién fue él. Al final, en San Luis él es el responsable de que la educación musical se haya movido y que haya habido con quien conocer este arte de la música en estas décadas. El legado realmente es que la mayoría de los músicos serios en San Luis, del 2005 para atrás, pasaron por sus manos”, finaliza Samuel Martínez.
El maestro potosino y precursor del jazz en México, Jorge Martínez Zapata, falleció la madrugada del 6 de septiembre de 2013, tras tres meses de lucha contra un tumor biliar.
Twitter: @BeatsoulRdz