A un lado. Con la negativa de Mike Lee (foto) y Jerry Moran dejan en duda la promesa republicana de derogar Obamacare.
A la segunda versión de reforma sanitaria de los senadores republicanos le quedaba muy poca vida, y ayer lunes recibió la que parece su estocada final. Trumpcare, un texto impopular que debía ser el primer gran triunfo legislativo de la era Trump, se quedó oficialmente sin apoyos suficientes, y todo apunta que morirá antes de nacer.
Desde hace días se intuía lo peor. Con las negativas de Susan Collins (Maine) y Rand Paul (Kentucky), los republicanos sólo se podían permitir un desertor más. Nadie quería aparecer como el verdugo del Trumpcare, el culpable de la enésima derrota legislativa de unos conservadores incapaces de sacar adelante una ley a pesar de controlar todas las cámaras.
El paso lo dieron dos senadores: Mike Lee (Utah) y Jerry Moran (Kansas), quienes anunciaron en Twitter y de forma conjunta su voto negativo a presentar la ley para someterla a debate.
A pesar de que algunos senadores republicanos seguían insistiendo en votar, convencidos de que aún podrían reconducir a los díscolos, Trump, en un tuit nocturno, tiró la toalla. "Los republicanos deberían simplemente derogar el fallido Obamacare ahora y trabajar en un nuevo plan de salud que empiece de cero. ¡Los demócratas se unirán!", dijo.
Duro revés
Al líder republicano Mitch McConnell:
⇒ Le faltan ahora al menos dos votos.
⇒ En un Senado dividido en bloques casi iguales.
⇒ Ahora tendría que negociar con los demócratas.